Las empresas constructoras encargadas de la terminación de las 1.339 viviendas que aún faltan entregar en Manantial Sur, volvieron a denunciar las deficentes condiciones de seguridad en la zona, que permite el accionar de los vándalos que ya en marzo, habían dañado seriamente unas 500 unidades habitacionales.
Eduardo Mateo, presidente de la Cámara Tucumana de la Cosntrucción, aseguró que las mismas viviendas cuya restauración les fuera encargada tras el último y más grave ataque, ocurrido en el comienzo de la cuarentena, son saqueadas a medida que se avanza con la restauración.
Primero fueron los tanques de agua y las puertas, que desaparecían a medida que pasaban los años sin que el complejo habitacional, que comenzó a edificarse en 2013, fuera habitado en su totalidad. Desde entonces sólo 1.161 casas tienen ocupantes. El resto en el mejor de los casos figuran como preadjudicadas.
A fines de 2019 el gobernador Juan Manzur cedió por decreto $ 105 millones para cubrir los costos de reponer todo lo que se habían robado. Pero desde que entonces los ataques recrudecieron. Según los constructores, ahora se llevan cocinas, calefones y hasta las mesadas.
Las viviendas estuvieron terminadas y listas para su entrega hace ya tres años, pero desde entonces se espera que la Sociedad Aguas del Tucumán ponga a funcionar una planta de tratamientos cloacales sin la cual se considera que el barrio es inhabitable.
Mientras tanto, surgió un desacuerdo entre los adjudicatarios de los trabajos de restauración y el Instituto Provincial de la Vivienda y Desarrollo Urbano, cuya interventora Stella Maris Córdoba consideró que desde que comenzaron los trabajos, la seguridad debería estar a cargo de las empresas.
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