En medio de la tensión cambiaria, y luego de una nueva caída de la actividad industrial, el Gobierno flexibilizó ayer el cupo de divisas para importadores.

El equipo económico resolvió ampliar hasta un 30% el monto en dólares que algunos sectores reciben mensualmente para comprar bienes e insumos en el exterior.

Fuentes oficiales indicaron que la decisión fue adoptada por Alejandro Vanoli y Axel Kicillof, “quienes tomaron en cuenta la estabilidad que se verifica en el mercado cambiario y el fortalecimiento del nivel de reservas”. Las empresas venían reclamando esa extensión desde marzo. El primer sector en recibir la buena noticia fue el de los fabricantes de electrodomésticos de Tierra del Fuego. Desde el 1 de julio el cupo pasará de 233 a 300 millones de dólares, 29% más.

Pero estas empresas no serían las únicas. Según dijo a Clarín el titular de la Cámara de Importadores (CIRA) Diego Pérez Santiesteban, el presidente del Banco Central le confirmó ayer que también habrá divisas para pequeños y medianos importadores. “En virtud de las reservas alcanzadas, a partir del 1° de julio, el Banco Central flexibilizará las autorizaciones para los pagos al exterior de los importadores. El objetivo es que estos puedan achicar la deuda que mantienen con el exterior”, dijo Santiesteban. “Ese stock de deuda, según las estimaciones de los importadores, hoy es de unos US$ 5.500 millones”, agregó.

Los que aguardaban con ansias una suba del cupo eran las automotrices. Pero hasta anoche ninguna había sido avisada de los cambios. Ayer, en el Salón del Automóvil, los ejecutivos coincidían en la necesidad de que el Gobierno confirme una modificación en la base imponible del impuesto a los autos de lujo (cuya validez vence el 30). “Pero aunque se modifique, si no nos entregan más divisas para aumentar la producción, será imposible remontar las ventas”, se quejaba un ejecutivo.

Las automotrices reclaman un incremento de US$ 200 millones en el cupo. El acuerdo actual es por US$ 155 millones mensuales. El equipo económico se mostraba reticente a ampliar el margen: querían evitar que las divisas fueran a pagar la deuda que las terminales habían contraído con sus matrices cuando se cerró el grifo de divisas y dedicaran los dólares a la producción. Esa deuda sería de entre US$ 1.500 y US$ 2.500 millones.