Pese a que la recesión impactó de lleno en la recaudación y generó una caída de los ingresos públicos del 14,7% real interanual, el recorte en los gastos fue extraordinario y se enfocó en jubilaciones, transferencias a provincias y universidades, obra pública y subsidios energéticos
Por Mariano Cuparo Ortiz
El Gobierno logró defender el superávit fiscal durante junio, mes especialmente complicado desde la estacionalidad, gracias a una profundización del ya fuerte ajuste en el gasto. Con los ingresos cayendo un 14,7% real interanual, por el efecto de la recesión sobre la recaudación tributaria, el recorte en las erogaciones fue de una magnitud extraordinaria y logró contrarrestarlo: la baja fue de 35,2% real en el gasto primario y el mes terminó en un superávit primario de $488.569 millones, redondeando un 1,1% del PBI en el primer semestre y superando por mucho la meta con el FMI. El superávit financiero fue de $238.189 millones en junio y redondeó un 0,4% del PBI en el semestre.
El presidente Javier Milei había anticipado en varias ocasiones que junio, por la estacionalidad negativa que generan los pagos de aguinaldos a empleados públicos, iba a ser deficitario. El mes, además, no contó con el favor que el impuesto a las Ganancias había brindado durante mayo, cuando anotó una suba extraordinaria (de una sola vez).
Por eso, en junio tuvo que acentuar el ajuste en el gasto primario, que volvió a niveles de enero y febrero, cuando su caída real había sido de 39,4% y 36,4%, respectivamente. Luego, en marzo, abril y mayo había logrado levantar el pie del freno, con caídas reales de 28,5%, 23,7% y 28,6%, para intentar quitarle un lastre a la actividad económica. En junio tuvo que volver a apretar más fuerte, con una contracción del 35,2% real. No solo por los aguinaldos sino por la recaudación tributaria que, sin ayudas excepcionales, esta vez volvió a desplomarse por el efecto de la recesión (en el IVA se vio el peor deterioro).
El recorte en el gasto público viene motorizando una fuerte caída en la actividad económica. Durante junio los recortes se vieron en algunas partidas clave. Por caso, la contracción de las prestaciones sociales, el principal gasto en términos de magnitud, fue de 18,7% real interanual. Así, el ajuste siguió pegando fuerte en los jubilados: el gasto en sus prestaciones cayó 17,7% real.
Y, aunque fue un mes de pago de aguinaldos, lo que en sí fue la principal explicación de que en la previa desde el Gobierno proyectaran que junio iba a ser deficitario por primera vez, los gastos en salarios mostraron una caída del 18,7% real. También se desplomaron, como de costumbre este año, las transferencias a las provincias, con una baja real extraordinaria del 72,2% real. Aunque las transferencias a las universidades sufrieron un recorte incluso peor y del 95,1% real.
Algo similar se observó en la obra pública, que sufrió una contracción también extraordinaria y del 74,4% real interanual. Por el lado positivo, hubo también una fuerte caída en el gasto en subsidios energéticos, con un desplome del 81,2% real. El economista jefe del Grupo SBS, Juan Manuel Franco, destacó que las jubilaciones explicaron el 33% de la mejora en el resultado primario del primer semestre.
El Gobierno luce comprometido con el ajuste fiscal como ancla de la inflación y de, la otra cara de la moneda, la actividad económica. Algunas amenazas en el horizonte, como la baja del impuesto PAIS a la que se comprometió el Gobierno, la posible nueva fórmula de movilidad jubilatoria que debe pasar por el Senado, el nuevo esquema de política monetaria y que le puede agregar una mayor carga de intereses al Tesoro si hay un evento inesperado, junto con la menor licuación que genera la desinflación, podrán exigir nuevos recortes. Por ahora se sobrecumplió la meta con el FMI: exigía $4,6 billones de superávit primario en el primer semestre y se llegó a $6,9 billones.
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