Los mandatarios aseguran que las conversaciones para cubrir las vacantes en la Corte se dieron con el kirchnerismo y admiten que el proyecto de ficha limpia forma parte de la discusión; la sesión del jueves no está confirmada
Gabriela Origlia
Los gobernadores peronistas coinciden en que su influencia en el Senado para la designación de Ariel Lijo en la Corte Suprema de Justicia está sobrevaluada y aseguran que la negociación estaba “prácticamente cerrada” el año pasado, cuando los libertarios decidieron postergar el nombramiento porque son “los dos o ninguno” en referencia a Manuel García- Mansilla, el otro candidato de Javier Milei para el máximo tribunal. De todos modos, las diferentes lecturas y escenarios quedaron ahora condicionados por el alcance del escándalo con las criptomonedas que involucra al Presidente y a su entorno. De hecho, todavía hay dudas sobre la sesión que el Gobierno preparaba en el Senado para el jueves próximo, que tenía como cartelera principal la aprobación del pliego que nomina a Lijo y la suspensión de las elecciones primarias abiertas y simultáneas (PASO).
“Parte de la partida es por ficha limpia. No tiene que caer, puede postergarse sin tiempo. Escuchar a los ‘dialoguistas’ en Diputados permite esa conclusión. La llave siempre la tuvo Cristina Kircher”, dijo un dirigente de una provincia conducida por el PJ antes del terremoto cripto. La lógica de un mandatario peronista que abona esta tesis es simple: “Ficha limpia es de (Mauricio) Macri; Lijo es de (Javier) Milei. ¿Qué haría cualquiera? Si no hubiera acuerdo el dictamen del pliego no tendría las firmas de (Lucía) Corpacci y (Claudia) Ledesma Abdala de Zamora”. La catamarqueña responde a Cristina Fernández de Kirchner (CFK), es su vicepresidenta en el PJ, y a fines de noviembre pasado recibió su venia para firmar el dictamen; en paralelo llegó la orden a los gobernadores de que lo apoyaran.
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Corpacci responde a Cristina Kirchner, pero también tiene diálogo con el gobernador Raúl Jalil, un aliado de Javier Milei. La de la santiagueña Claudia Ledesma Abdala de Zamora es la otra firma que los peronistas leyeron siempre como una señal de la intervención de la expresidenta, aunque advierten que su esposo el gobernador Gerardo Zamora tiene juego propio.
“Tiene más peso en el Senado que Axel (Kicillof), los tres de él le responden y ninguno de los tres de Buenos Aires son del gobernador”, grafican en relación a las bancas. José Neder y Gerardo Montenegro se suman a Abdala por Santiago del Estero, mientras que los senadores bonaerenses son Eduardo “Wado” de Pedro, Juliana Di Tullio y Maximiliano Abad.
Ponen en el mismo paquete la del sanjuanino Sergio Uñac que aunque tuvo idas y venidas con la expresidenta, desde el año pasado está con ella. Con todo, como la ascendencia de la expresidenta sobre los mandatarios perdió peso, fuentes relacionadas a tres de ellos señalaron que podrían dar libertad de acción y toman como antecedente lo sucedido con el debate para la suspensión de las PASO. De todas maneras, creen que todos terminarán apoyando.
El jefe del interbloque de Unión por la Patria, el formoseño José Mayans, tiene una doble lealtad: responde a Cristina y a Gildo Insfrán. Cuando el año pasado comenzó a barajarse el tema, adelantó que no apoyarían la designación en comisión. Ese fue el límite que marcó, no el nombre.
Los mandatarios se escudan en que nadie de la Casa Rosada habla con ellos por el pliego de Lijo. Señalan que es Santiago Caputo el responsable de las negociaciones y que no es su interlocutor, en cambio sí tiene contactos con senadores con “línea directa” con la jefa del PJ.
“Los apoyos se los consiguió él mismo, eso se lo había prometido a los libertarios hace tiempo”, define otro dirigente ante LA NACION en referencia a Lijo. Insiste, a la vez, en que la clave puede ser la ficha limpia. No dan los tiempos en el Senado para sacar dictamen y tratarla en el recinto en extraordinarias, salvo un trámite especial, con lo que podría “quedar cajoneada. Entusiasmo no tienen. En Diputados ya cumplieron, ahora veremos”.
Los dirigentes sostienen que son acuerdos “atados con alambre” y, por lo tanto, no se animan a jugarse porque vayan a cumplirse. Incluso mencionan que el propio Lijo no está en condiciones de “garantizar nada; hay que ver cómo termina el diseño de la Corte Suprema”. Antes de ese paso, consensúan, a CFK le interesa resolver lo relacionado a ficha limpia porque si sale le espera una batalla judicial larga antes de llegar al máximo tribunal.
“Hay que ver cómo se termina configurando la Corte Suprema si entra Lijo -aporta un mandatario-. Su artífice es Ricardo Lorenzetti con lo cual hay que pensar que votarán juntos. ¿García Mansilla lo designará en comisión? Todo ese movimiento todavía no está definido. Si el Presidente lo quiere a Lijo está obligado a mover sino se repetirá lo que ya vimos en otros momentos”. Asegura que desconoce que pasó con la intención de la expresidenta de que María de los Ángeles Sacnun llegara al máximo tribunal. La exsenadora santafesina cuenta con el aval de CFK y podría ser parte de las conversaciones, al igual que las 150 vacantes en la Justicia Federal.
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