La avenida del medio federal factura en el Congreso, pero ¿tiene proyección electoral? Parada 2025, la gran apuesta. Una chance 2027, sobre los restos del PJ.
Por Adrián D'Amore
El triunfo de Javier Milei en las elecciones de 2023 desbarató la identidad de Juntos por el Cambio, dejó al peronismo sin cabeza y sin banderas y metió de prepo en el prime time de la escena nacional a un grupo de actores que venía a otra cosa: los gobernadores. La pregunta es: ¿a qué piensan jugar?
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Con los liderazgos nacionales opositores en declive, los jefes de las provincias se encontraron en el centro del ring con una autonomía política infrecuente, pero muy parecida a la orfandad. El Congreso se transformó en el campo de batalla donde hacer valer sus porotos legislativos en la puja con la Casa Rosada por sobrevivir: ley Bases, DNU, Pacto de Mayo, jubilaciones, fondos para la SIDE et all.
La liga patagónica, el tridente de la zona núcleo y el demasiado heterogéneo combo del Norte Grande han sido trincheras donde buscaron juntar fuerzas para sobrellevar estos meses de motosierra, conflicto y una suerte de vandorismo sui generis. Mientras, por encima de la diversidad de sus identidades políticas, los gobernadores cincelan en sus pagos una construcción de poder con rasgos comunes: oficialismos fuertes que aspiran partes de oposiciones atomizadas y se valen de la identidad local que reniega del porteñocentrismo para aglutinar por encima de las ideologías. Provincialismo 2.0, más allá de los sellos partidarios.
Maximiliano Pullaro (UCR), Rogelio Frigerio (PRO), Martín Llaryora (PJ cordobés), manos unidas en la Región Centro.
“El sistema político fue arrasado y, entre otras variables, sufre el modelo AMBAcéntrico que ordenaba la política en las décadas anteriores. Al no existir representatividad nacional en los partidos tradicionales, la cancha está libre”, afirma Javier Correa, director de la consultora Ad hoc.
Cristian Buttié coincide. “Con un presidente que no tiene ningún gobernador propio, es una oportunidad para cortar con un verticalismo que siempre venía de la Casa Rosada, en especial para los oficialistas. Ahora tienen la posibilidad de pelear por su propia agenda”, señala el responsable de CB Consultora Opinión Pública, conocida por su ranking mensual de gobernadores e intendentes en todo el país. Correa refuerza: “Frente al modelo confrontativo del Gobierno, de ajuste y sin mirada federal, hay muchos incentivos para fortalecerse territorialmente. De hecho, no hacerlo sería un error”.
La oportunidad de los gobernadores
Con las legislativas de 2025 en la mira, la pregunta es si se edificará una alternativa electoral que exprese a la invertebrada tercera vía federal que se ubica en medio de la nueva grieta que polariza en torno a Milei.
Para Buttié, los gobernadores van a tener, en términos electorales, “una oportunidad para hacer fuerza en la conformación de las listas, sobre todo los de JxC, para que no les vengan diagramadas de Buenos Aires, como pasó en 2021”.
Los gobernadores de Chubut, Nacho Torres (PRO), y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro (UCR), junto a la vice santafesina Gisela Scaglia (PRO).
Aunque los comicios de medio término suelen organizarse como 24 disputas provinciales, Buttié no descarta que el año próximo las legislativas se puedan nacionalizar. “Cuando Milei plantee que votar a los candidatos de La Libertad Avanza es votarlo a él, les dará fuerza a tipos que probablemente sean desconocidos en sus provincias. Igualmente, 2025 es una oportunidad para que los gobernadores puedan hacer usufructo de un aparato, marcar la cancha y rellenar el Congreso con actores propios”.
Las dudas surgen al momento de analizar la proyección nacional de los provincialismos. “No me da la impresión de que estuviera surgiendo ya un armado provincial, una liga de gobernadores que plantea un desafío a otra liga, digamos, más centrometropolitana. Todavía no. Debería haberlo, estructuralmente en el país debería haber una emergencia así”, considera Diego Reynoso, director del Laboratorio de Observación de la Opinión Pública de la Universidad de San Andrés.
“El año que viene será La Libertad Avanza contra el gobernador en cada provincia o acordando con el gobernador, pero no creo que se conforme un frente nacional para enfrentar a Milei”, añade Reynoso.
Economía y elecciones 2027
Correa alerta sobre la variable económica, pero no cierra la puerta a la posibilidad de una fuerza emergente. “La composición de la oferta electoral depende de muchos factores, pero quizás el más determinante es la evaluación que hace la sociedad de la gestión económica nacional. En un sistema político arrasado, con un gobierno que no resuelva el factor económico, aparecen buenas oportunidades para nuevos cuadros que surjan del interior. Algo así, con algunas diferencias, pasó en 2003, con un Néstor Kirchner que llegó del sur siendo un desconocido para la gran mayoría de los argentinos”. A ese ejemplo se le podría sumar el de Carlos Menem, que en 1989 llegó desde La Rioja en medio de las llamas de la híper alfonsinista, y ahora desde el mismo rincón cordillerano asoma Ricardo Quintela, acaso inspirado en aquella épica patilluda.
Alberto Weretilneck (Río Negro) y Rolando Figueroa (Neuquén), dos provincialistas junto a su par tucumano Osvaldo Jaldo, un peronista aliado a la Casa Rosada.
El consultor político Carlos Fara comparte el análisis, pero añade otra variable. “Proyección nacional puede haber, sobre todo si el experimento Milei teclea en lo económico. El tema es quién lidera eso. Veo posible una tercera vía federal en la medida que a Milei no le vaya muy bien, pero tampoco le vaya tan mal. En ese caso, puede haber un efecto péndulo que por ahí los deja de a pie”.
La proyección nacional de la avenida del medio federal parece tener más cuerda si se piensa en las presidenciales de 2027, aunque está claro que se trata de un horizonte demasiado lejano.
“El escenario está demasiado abierto. Aún hay un gobierno que justifica su imagen positiva en algo tan abstracto como la expectativa o el enojo con las gestiones anteriores. Eso es lo primero que va a cambiar: caerá la imagen de Milei o aparecerán elementos concretos de gestión que justifiquen la adhesión al Gobierno. Mientras tanto, pensar en un escenario electoral es adivinar. Es cierto que hay incertidumbre y la prueba es que justamente nada puede ser descartado”, señala Correa.
¿Dos y dos? Alfredo Cornejo (Mendoza, UCR) y Nacho Torres (Chubut, PRO) junto a los peronistas Axel Kicillof (Buenos Aires) y Raúl Jalil (Catamarca).
Para Buttié, “es muy difícil conformar un tercio electoral hacia 2027, porque las elecciones nacionales se miran más desde el AMBA y los gobernadores se articulan a un proyecto nacional que viene diagramado desde Buenos Aires y no a la inversa”. El director de CB Consultora pone sobre la mesa un argumento central. “Ningún gobernador que no tenga una pata fuerte en la provincia de Buenos Aires y principalmente en el conurbano tiene posibilidades reales de competitividad”, apunta y ejemplifica: “Ya lo vimos con Juan Schiaretti el año pasado, con Alberto Rodríguez Saá en el pasado, con José de la Sota en 2015 disputando la interna a Sergio Massa”.
Buttié no ve un relato anti-AMBA y suma otro escollo para la proyección provincialista. “Es muy difícil en esta coyuntura tan dicotómica, donde los núcleos duros terminan contagiando a los sectores medios más apáticos, que sean estos sectores medios los que construyan un relato sin fidelización y terminen atrayendo a los extremos. Es el meollo de los procesos electorales en todo el mundo: quién tiene el núcleo duro más alto”, dice.
La sangría del peronismo
Fara coincide en que hasta ahora no se consolidó un clivaje federalismo vs. AMBA, pero pone la lupa sobre los procesos de descomposición de las dos grandes alianzas que monopolizaron la política hasta 2023. “A priori, la grieta se debería comer todo y la elección que viene debería ser una especie de blanco o negro, a favor o en contra de Milei. Sin embargo, los gobernadores del ex Juntos por el Cambio están molestos porque no les están cumpliendo algunas de las cosas que se negociaron para que saliera adelante la ley Bases. Por otro lado, el peronismo está desgastado, con problemas internos y de conducción. Entonces, no se puede descartar una nueva alternativa”.
Reynoso va un poco más allá y le da una chance a la proyección de una tercera vía federal. “Desde 2007, Juntos por el Cambio y el panperonismo, liderado por el kirchnerismo, obturaban la posibilidad de las terceras alternativas con respaldos provinciales. Las convirtieron en opciones muy pequeñas, de ocho, siete puntos. Con la pérdida de hegemonía del kirchnerismo en el panperonismo, mi impresión es que crece la probabilidad de la emergencia de un espacio transversal. Todavía hoy no está ese espacio, pero aumenta la posibilidad de que le quede un lugar para competir y no quedar acorralado”.
“La agenda cambió, ya no es mileísmo contra kirchnerismo, va a terminar siendo mileísmo frente al antimileísmo”, agrega Reynoso, para quien queda claro sobre los restos de qué fuerza puede surgir una nueva opción. “En el antimileísmo hay posibilidad para la construcción de un frente. No sé si como tercera alternativa, pero, dependiendo de cómo evolucione la dinámica política, si sigue creciendo el descrédito y el desprestigio de las principales figuras de los 20 años del panperonismo, puede emerger entonces ese espacio y convertir ese armado táctico legislativo en uno con mayores chances de competir electoralmente”.
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