La cosecha de girasol está pronta a iniciarse en la provincia, marcando el comienzo en el país de la campaña de la oleaginosa que ocupó este año más de 250.000 hectáreas del territorio chaqueño y que, según lo que se observa en los campos será de resultados alentadores
Las precipitaciones que se registraron en la primavera permitieron que la oleaginosa se desarrolle sin sufrir la faltante de agua, observándose hoy capítulos cargados que, si la paloma lo permite, terminarán brindando un muy buen rendimiento de kilos por hectárea.
“Lo que se observa en los campos es un girasol que está cumpliendo su desarrollo con condiciones climáticas favorables, especialmente aquellos de siembra temprana, lo cual no sucedía desde hace varias campañas en las que la falta de agua o las muy elevadas temperaturas causaban más pérdidas que ganancias”, analizó el ingeniero Gustavo Galarza.
El profesional de la agronomía remarcó que “el 2010 además de aportar la humedad necesaria en el inicio de la primavera favoreció al cultivo con la marcada diferencia de temperaturas que son elevadas durante el día y por la noche descienden, permitiendo esta amplitud térmica que el grano genere buena materia grasa”. Y un grano lleno significa kilos por planta y excelente rendimiento final por hectárea.
En las fiestas cosechando
Según el desarrollo de los cultivares, y con el clima a favor, “se estima que para Navidad o Año Nuevo se estará a pleno con la trilla de las poco más de cinco mil hectáreas sembradas en el departamento Comandante Fernández”.
“Puede darse que antes del 20 de diciembre se comience a levantar algún lote adelantado de las siembras que se realizaron en julio, pero serán muy contados. El grueso de la trilla estará sobre fin de año y lo tardío en enero”, consideró Galarza.
En lo referido a los rendimientos que se esperan por hectárea, ni productores ni técnicos arriesgan cifras y resumen la expectativa en “esperar una buena cosecha que ojala supere los dos mil kilos por hectárea”.
Tres semanas de intranquilidad
Hasta el momento, a un promedio de veinte días del inicio de la cosecha, las expectativas son inmejorables. De todos modos, los productores hasta no ver los granos en los silos no se quedan tranquilos.
“Los campos reflejan hoy la posibilidad de una positiva campaña de girasol en la zona y la provincia, pero la atención sigue puesta en fenómenos climáticos que puedan sucederse y perjudicar al cultivo. La carga que tienen los capítulos es muy buena y, por ejemplo, ráfagas fuertes de viento que estén acompañadas de lluvia causarían el vuelco de las plantas con pérdidas importantes”, explicó Gustavo Galarza.
El comportamiento del clima en esta parte del país es una situación inmanejable para el productor que, con la intranquilidad comprensible, deberá esperar hasta el momento de la cosecha para calificar la campaña.
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