Caja y látigo. Los dos grandes pivotes de la estrategia de construcción de Cristina Fernández. El látigo nunca lo suelta y ya se aseguró el control de todas las cajas importantes del estado. Pero queda una que incluye al sector privado y a los sindicatos: la salud. Esa es su próximo objetivo.
Muchos sindicalistas y propietarios de empresas de salud salieron en manada a denunciar la ofensiva. Ahora fue el turno del ministro de Salud, quien envió a dos de sus principales alfiles a responderle que su proyecto "es inviable".
Cauto, Ginés González García no salió personalmente a opinar sobre el tema, pero sí dos de sus hombres más cercanos: Eduardo Zanarini, a cargo de la superintendencia de Servicios de Salud, y el rector de la Universidad ISalud, Rubén Torres, una institución educativa fundada por Ginés y Zanarini, y de la cual éste último fue vicerrector.
El proyecto del Instituto Patria fue encomendado a Nicolás Kreplak –viceministro de Salud de la PBA- y establece la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud Argentino. Un "sistema mixto con centralidad en el subsector público”, según se define, y que articula una "estructura nacional que comprenda a todas jurisdicciones y sub sectores".
Los sindicatos y las prepagas están espantados. “Un sistema integrado único de salud es inviable”, afirmó Zanarini."En la constitución nuestra y en las veinticuatro constituciones provinciales la salud es una obligación y no es delegada a la Nación, es de cada provincia. Si vos querés hacer un sistema único, integral, tenés que modificar todas las constituciones”, advirtió.
Y amplió: "Es inviable. Estamos en la Argentina, no somos España saliendo del franquismo, no somos Inglaterra, vos tenés los intereses privados, los intereses sindicales, el PAMI y el funcionamiento del PAMI que son 11 mil empleados, que tenés ahí adentro con cuatro o cinco gremios y los beneficiarios”.
El rector de ISalud, Rubén Torres, fue aún más frontal en su crítica Cristina y a sus referentes sanitarios Daniel Gollán y Nicolás Kreplak, a los que denominó como el “Grupo Soberanía Sanitaria".
"La vicepresidenta sacó a la luz la idea de una posible reforma, pero ella y su marido gobernaron doce años y nunca intentaron modificar el sistema de salud. Lo ignoraron”, aseguró Torres. "Quien trae el tema es una persona que hizo poco o nada por el sistema de salud”, aseguró sin anestesia.
Torres afirmó que hay "una actitud oportunista" de Cristina para impulsar la reforma. "Lo hace en medio de una pandemia. Nadie discute que la reforma debe hacerse, pero, ¿es esta la oportunidad para discutirla? Hablamos de un sistema que, más allá de las opiniones, resistió bastante bien el embate del coronavirus”.
Tanto Torres como Zanarini son actores de bajo perfil, que muy raramente conceden entrevistas. Que lo hayan hecho casi simultáneamente y con discursos demoledores no parece ser una casualidad. Pero Ginés está impedido de hablar, a riesgo de poner en cuestión su propio cargo. Y si bien Alberto Fernández lo ha sostenido hasta ahora, las críticas y exigencias de recambio han atravesado el arco político y mediático desde los inicios de la pandemia. No está firme. Y si bien no puede hablar personalmente, la gravedad y los intereses que se mueven en torno a este tema tampoco le permiten mantenerse al margen. Ginés tiene una relación muy estrecha con los sindicatos y las obras sociales, dos de las principales víctimas de la voracidad de la vicepresidenta. El temor es tal que, en la primera semana del año, la CGT organizó una reunión de urgencia ante el riesgo de que Liliana Korenfeld, un alfil de Cristina, volviera a la titularidad de la SSS, tal como sucedió en su segundo mandato. Y ninguno olvidó los castigos y trabas a la llegada de fondos que les impuso.
Como si no alcanzara la confrontación con la oposición y el frente judicial, Cristina tensa la cuerda al interior del Frente de Todos. ¿Querrá hacerlo estallar?.
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