Funcionarios municipales y concejales, una vez más, retomaron la preocupación por la actividad de los denominados cuidacoches, trapitos, malabaristas, que según la interpretación del propio jefe comunal, Juan José Rainone, “molestan a la gente”.
En el Concejo Deliberante existe hace casi dos años un proyecto de la edila justicialista Rosa Cuello, que ahora se pretende desempolvar para intentar encuadrar legalmente la actividad que en Pico, se calcula, involucra a un centenar de personas.
En esta ciudad, como en muchas otras del país, los cuidacoches surgieron tras la crisis del año 2001, cuando grupos semiorganizados irrumpieron -sin ser convocados- en distintos eventos públicos para pedir una colaboración en dinero, a cambio de custodiar los automóviles de las personas que
Funcionarios y concejales reflotaron un proyecto de la edila Rosa Cuello, presentado hace dos años, para regular la actividad de los “trapitos” en las calles de Pico. El tema se instaló luego de que en la última Exposición Rural cobraran hasta $ 40 para estacionar. El intendente Rainone se quejó porque “molestan a la gente”participaban por algunas horas de la actividad en cuestión.
La actitud de algunos de estos cuidacoches comenzó a desatar las críticas de los automovilistas que, en muchos casos, se sentían amedrentados y la “colaboración” en dichos términos dejaba de ser tal. Pero el reclamo no se sustenta solo en el “temor”, sino fundamentalmente y en ocasiones con el delito (daño), que termina consumándose en el rodado cuyo propietario no pagó.
Las críticas forzaron en aquel entonces a tratar de buscar un encuadre legal a dicha actividad. Al menos uno de esos grupos llegó a contar con el respaldo de una “asociación” que, como ocurre en muchos casos, terminó por convertirse en un “buen negocio” para quien la presidía, casualmente a quien no se lo veía de madrugada o al rayo del sol ejerciendo la actividad.
Con el paso del tiempo, y también con el agravamiento para conseguir un trabajo estable, la cantidad de personas, jóvenes en su mayoría, que ejercen dichas actividades creció y hoy se estima que son alrededor de 100 vecinos que cuidan autos, los lavan o realizan malabares en las esquinas a cambio de monedas.
En agenda
El tema parece haberse instalado nuevamente a partir de las declaraciones del intendente Rainone, formuladas hace poco más de una semana, cuando reconoció que “me molesta mucho que molesten a la gente”, tras enterarse que en las inmediaciones de la Exposición Rural de Pico, los cuidacoches cobraron hasta 40 pesos para permitir estacionar los autos.
El intendente señaló que ya habló con sus funcionarios del tema y consideró en principio que “no creo que la solución sea erradicarlos de la ciudad, pero sí darle cierto ordenamiento”.
Parece extraño también que el jefe comunal exprese su “molestia” con el tema, tras la realización de un evento multitudinario que los cuidacoches aprovecharon, como lo hacen todos los años, cuando en realidad el intendente y todos sus funcionarios conviven todos los días de semana con los limpiavidrios instalados frente al municipio y en las inmediaciones.
Peleas
Como ya se publicó en éste y otros medios de comunicación, en los últimos tiempos se sucedieron frente al municipio y en la plaza San Martín peleas a trompadas, y hasta agresiones de “puntazos” con arma blanca, entre los limpiavidrios de la zona por disputas “de territorio”.
Con el nuevo impulso que las autoridades políticas decidieron darle al tema ubicándolo en agenda, habrá que esperar ahora si logran hallar un marco legal que contenga y controle a quienes dignamente y sin violentar a nadie intentan buscar el peso en la calle, sin actitudes extorsivas a los vecinos, o el intento queda solo en eso, como ocurre hasta el momento en la gran mayoría de las grandes ciudades del país.
Comentá la nota