Por: ALEJANDRO BORENSZTEIN. ¿Qué hacía Macri bailando en una fiesta, después de anunciar tres días de duelo nacional por el ARA San Juan?
Ojalá el Presidente Macri manejara la economía del país con la mitad de la habilidad con la que baila. Si semejante derroche de talento para la joda se pudiera poner al servicio del verdadero cambio, tal vez no seguiríamos siendo este país al borde del abismo que nos dejaron los hoteleros patagónicos.
Hechos: esta semana apareció un videíto del Presidente bailando en una fiesta después de grabar el mensaje en el que anunció tres días de duelo nacional por el hallazgo del ARA San Juan.
¿Está mal que un presidente aparezca bailando en fiestas particulares? Si sos Obama gobernando un país que funciona, no. Pero si sos Macri gobernando un país en el medio del quilombo en el que estamos, definitivamente sí.
¿Alguien se imagina a Emmanuel Macron bailando en un boliche con la crisis que está atravesando Francia? ¿O a Theresa May, que ya no sabe qué hacer con el Brexit? ¿O a Angela Merkel que acaba de anunciar su retiro de la política harta de que los alemanes insistan en votar a nazis? Ninguno está para bailar nada y eso que cualquiera de ellos está mucho mejor que nosotros.
Los verdaderos amigos del Presidente deberían cuidarlo y no romperle las pelotas invitándolo a fiestas, cumpleaños, casamientos, estrenos, bautismos, bar mitzvah, comuniones, etc.
La pandilla del Gato, si realmente lo quiere, debería protegerlo. A un presidente amigo se lo acompaña, se le presta la oreja, se le da una opinión sólo cuando él la solicita y nunca se le piden favores de ningún tipo. Ni hablar de hacer negocios con entes estatales ni presentarse a una licitación pública ni colgarse del saco presidencial por ningún motivo.
Muchísimo menos se lo invita a joder ni a bailar ni a nada que ponga en riesgo su reelección y alimente el temor al retorno de los falsos progresistas. Absolutamente prohibido hacerle videítos y subirlos a las redes. No hay que enojar al electorado indeciso que ya bastante caliente está. O sea, no vale bailar por lo menos hasta que llegue el segundo semestre.
Si hubiera sido el cumpleaños de Christine Lagarde, vaya y pase. Con tal de que no nos saquen el banquito entre round y round de la pelea, vamos todos y le bailamos lo que quiera. Si hace falta, le hacemos trencito brasileño. Pero ir a bailar a la fiestita de cualquier gomía y encima hacer circular el videíto, no vale.
La pregunta entonces es: ¿por qué siendo esto tan obvio el Presidente igual insiste en hacerlo? Hipótesis posibles: 1. Lo hace envalentonado por el tándem Peña, Durán Barba, Rozitchner que le dicen “dale macho, los focus group demuestran que a la gente le encanta verte hacer estas pavadas y además da sensación de cercanía y optimismo”.
2.Lo hace pese a que Peña, Durán Barba y Rozitchner le ruegan de rodillas que no lo haga y al tipo le importa tres pepinos.
3. Le lleva tanta distancia a Cristina que no le molesta perder unos puntitos derrochando su destreza en las pistas.
4. Le lleva poca distancia a Cristina pero disfruta poniendo nervioso al círculo rojo que nunca lo apoyó como él esperaba pero que si gana Ella, emigran masivamente.
5. Era una forma de distraerse del River-Boca.
6. Está aburrido.
En cualquier caso, los que durante años arriesgamos la vida bajándole los calzones al kirchnerismo en el medio de la Avenida 9 de Julio no estamos para que el arquero de nuestro equipo quiera salir jugando con el pie eludiendo al delantero en el área chica. No ganamos para semejante susto.
¿Está en riesgo la reelección? Por ahora no, pero daría la sensación de que no le sobra nada.
Rozitchner declaró que “descuenta el triunfo en 2019”. Alguien le tiene que explicar a este muñeco que él no está para descontar nada. Sólo trabajar de sol a sol, concentración absoluta y silencio stampa. Scioli también descontaba su triunfo en 2015.
Cuando todo parecía indicar que este episodio le haría perder a Cambiemos algunos votos de los indecisos, irrumpió el diputado Cuervo Larroque y sobre el tema del baile dijo textualmente: “Me cuesta encontrar la diferencia entre Macri y el diablo”. Así rápidamente el kirchnerismo demostró una vez más que es una tropilla de piantavotos, el gobierno recuperó los electores perdidos y Larroque cobró el dinero que en estos casos ofrece Durán Barba con su correspondiente terrón de azúcar. Obviamente el presidente tiene derecho a divertirse un rato, pero en reserva. No se tiene que enterar nadie. Hasta que no aparezcan los brotes verdes, todo debe ser a cara de perro y con los dientes apretados. Y en lo posible, alguna vez, no te pedimos demasiado, aunque sea pegale de afuera del área y tratá de embocar una.
Usted me dirá, amigo lector, que Cristina también bailaba. Es verdad. Así le fue. En diciembre de 2013 desplegó ese talento innato que tiene para la danza en plena Plaza de Mayo mientras en la provincia de Buenos Aires saqueaban supermercados, en Santa Fe el gobernador Bonfatti trataba de negociar con la Policía acuartelada y desde Tucumán llegaban las imágenes de vecinos ensangrentados por la represión policial organizada por Alperovich. Si bien hubo 13 muertos, la actitud de Cristina no sorprendió a nadie porque de Ex Ella nunca se pudo esperar otra cosa que no fuera su habitual licuado de negación, atraso y relato. Y hoy, por suerte para Macri, Cristina sigue siendo la misma Cristina de siempre.
Ella se levanta a la mañana, prende la Noblex 7 Mares y, mientras escucha La Voz de las Américas, se va preparando un café instantáneo Dolca Batido con un chorrito de leche La Martona, un yogurcito de La Vascongada, se clava unos bizcochitos Canale untados con queso Cottage Mendinet y se toma un juguito Pindapoy. Después se pega una duchita con el shock de Cadum, se manda un discurso de dos horitas frente al espejo para mantenerse entrenada hasta que suena la bocina del Torino de Parrilli que la pasa a buscar. Ella le grita desde la ventana “¡¡por fin llegaste, pelotudo!!”, deja firmada alguna solicitada contra la guerra de Vietnam y se van juntos y felices para el Instituto Patria tarareando canciones de Joan Báez. El resto del día lo pasa tratando de comunicarse con el Mariscal Tito para fijar una posición conjunta sobre la próxima reunión de los países No Alineados. En Yugoslavia.
Sin embargo, esto no alcanza para dar por ganado nada. Y el hecho de que todo el peronismo se empiece a amontonar como una bolsa de gatos, no lo habilita al Gato a cancherear la situación.
El guadañazo de un par de sillas en el Consejo de la Magistratura que acaba de hacer el peronismo es una excelente noticia para la democracia. Ahora van a poder demostrar que nunca más van a proteger a jueces como Oyarbide o Freiler, como lo hicieron durante 12 años (o 25 años según sea la forma de computarlo). Y que jamás apretarán a jueces y fiscales que pretendan investigar, como también lo hicieron durante los mismos 12 años (o 25). ¿Dale? ¿Verdad que sí?
Finalmente, como soy un tipo previsor, para esta nota tenía pensado dos finales. Uno por si ganaba Boca y otro por si ganaba River.
Francamente, la Argentina nos supera a todos.
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