La gobernadora había puesto muchas fichas en la performance electoral en Mar del Plata. Dos años atrás, cuando fue en busca de comandar la provincia más importante de la Argentina, Vidal sumó 188.957 votos en General Pueyrredon (50,87%). Más concreto: uno de cada dos marplatenses pusieron su boleta en la urna.

En la previa de las elecciones, desde Cambiemos tenían un objetivo: 40%. Era la cifra de votos que necesitaban obtener en el distrito para compensar lo que suponían serían derrotas seguras en localidades importantes del tercer cordón del Conurbano. Para algunos era posible. Para otros, con la gestión municipal bombardeada por las críticas a cargo de un intendente resistido por buena parte del gabinete provincial y nacional, era imposible que Baragiola alcance esa cifra.

La decisión a lo largo del mes de campaña fue clara: exponer lo mínimo posible a Baragiola, mostrarla junto a Vidal y correr a Arroyo de la escena. Lo último no fue tarea sencilla, pues se trata del intendente y siempre tendrá micrófonos a su alcance. Y pasó lo que no querían: “Mar del Plata está recibiendo tanta ayuda en obras porque necesitan ganar”, lanzó. Fueron varios los oficialistas que salieron al cruce, pero nuevamente muchos sintieron que alcanzar los 40 puntos en ese contexto era complejo.

“Ojo, tenemos una gran ventaja: enfrente no hay nadie”, lanzó un dirigente de peso dentro de la estructura de Cambiemos. Celebró que Gustavo Pulti haya elegido a Marcelo Artime para ser el candidato a concejal. Y en junio ya había festejado la decisión de Unidad Ciudadana de eliminar la competencia interna y apostar por Marcos Gutiérrez como único candidato.

Y así ocurrió. Artime sacó poco más 4 puntos (16.658 votos) y su triunfo en la interna ante Juan Rey estuvo en vilo hasta último momento: el precandidato de Nueva Acción sacó 15.206 votos. Gustavo Pulti intentó ponerse la campaña al hombro la última semana. Más allá de la derrota que sufrió en 2015 ante Arroyo sigue teniendo un nivel de conocimiento muy alto y una intención de voto que supera los 4 puntos. Sin embargo, no pudo trasladarle esos votos a su candidato, algo que pone en duda la representación del partido que gobernó la ciudad entre 2007 y 2015 en el próximo Concejo Deliberante.

El kirchnerismo le dio la lapicera a la diputada nacional Fernanda Raverta, quien apostó todas sus fichas al actual concejal Marcos Gutiérrez. En el camino quedaron otros dirigentes que aspiraban a competir en una primaria que sume votos a la lista de Unidad Ciudadana: Carlos  Cheppi,Horacio Tettamanti, Edgardo Díaz y Brian Cardoso. Solo sobrevivió la nómina de Aldo Albarracín, pero tuvo que competir con una boleta corta.

En esa decisión de impedir la expresión de otros sectores muchos encuentran la explicación a los 25 mil votos menos que sumó el actual concejal kirchnerista con respecto a Cristina Kirchner en Mar del Plata.

El triunfo contundente de Cambiemos el último domingo hace prácticamente imposible imaginar otro resultado en octubre. Baragiola ganará las elecciones y nuevamente, como ocurrió en 2013, quedará bien posicionada de cara a las elecciones ejecutivas de 2019. Sin embargo, ese triunfo también le dio un nuevo aire al propio intendente Arroyo, que hasta el día antes de la elección era blanco de rumores sobre su salida anticipada del cargo. Y quién se atrevería hoy a negar que Vidal se convirtió en la dirigente más influyente del país, incluso por encima del propio presidente Mauricio Macri. ¿Podría entonces Baragiola ser intendenta en dos años sin el apoyo de Vidal? ¿Cualquier dirigente que camine Mar del Plata de la mano de la gobernadora sacaría 40 puntos en octubre?