Cristina expuso en un auditorio que reunía a los principales referentes de la industria, el sector bancario y las centrales sindicales. Con ironía, se refirió a los llamados "empresarios K" y refutó las versiones sobre el "agotamiento del modelo".
Desde el salón de actos del obispado de la capital santacruceña, con motivo de la adjudicación de la obra para construir las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, Cristina Fernández insistió con su llamado a "intercambiar ideas, reflexiones y hacer autocrítica" dirigido a las cámaras empresarias, de los bancos, industriales y de las PYMES. "Todos tenemos que sentarnos a ver cómo funciona esto", fue la frase que utilizó la jefa de Estado para proponer el inicio de una ronda de conversaciones con los grupos presentes, un mecanismo que ayer mismo tuvo su primer capítulo.
La presidenta comentó que "uno de los empresarios" participantes de la licitación le dijo "que estaba seguro que iba a ganar". Y continuó: "Aclaro que no es amigo mío ni empresario K. Si el tema es haber ganado plata como empresarios, desde acá diviso a muchos que han ganado. Si les doy la lista de los que ganaron, se van a llevar una gran sorpresa porque la mayoría no tiene nada que ver, eran preexistentes a la llegada de los K."
En otra definición de peso, Cristina se refirió a la ofensiva mediática que vincula el dinamismo de algunos segmentos del mercado interno con un intento de los consumidores de preservarse ante la suba de precios. "Decir que se compran autos usados por la inflación es una falta de respeto a la inteligencia de las personas", señaló, al destacar el récord en venta de rodados correspondiente a julio. "Es tapar el sol con las manos", se quejó la presidenta, que sin embargo dedicó la mayor parte de su intervención a explicar la importancia de la represa hidroeléctrica que se levantará sobre el río Santa Cruz. Se trata de un emprendimiento estratégico que permitirá generar 1749 megavatios, lo que supone agregar a la matriz energética del país un 4,7% adicional (ver página 6).
El acto en el anfiteatro del obispado de Río Gallegos tuvo dos objetivos inocultables. En primer lugar, la certificación del triunfo en la licitación pública internacional del consorcio ganador, que está integrado por dos empresas argentinas, Electroingeniería e Hidrocuyo, y la constructora china Gezhouba International Group, una empresa de escala global y con llegada a niveles de financiamiento inaccesibles para su competencia, gracias a los bancos estatales del gigante asiático. El segundo objetivo, como quedó demostrado, era contestar algunas críticas al panorama económico. El presunto "agotamiento del modelo".
La presidenta puso especial énfasis en defender la transparencia del proceso licitatorio, un mensaje que estuvo dirigido a Enrique Pescarmona y Eduardo Eurnekian, dos de los principales rivales del consorcio ganador, y que perdieron la licitación por no acceder al mismo financiamiento. "Pido a todos los empresarios que quien ha obtenido financiamiento pueda llevar adelante la obra, porque esto se ha hecho con absoluta transparencia. Las obras públicas no se ganan con lobbys y denuncias", exhortó la mandataria. En la primera fila la escuchaban el CEO de Electroingeniería, Gerardo Ferreyra; la delegación de China (el embajador de ese país y autoridades de Gezhouba); el secretario de la UOCRA, Gerardo Martínez, y el banquero Jorge Brito. En tercera fila, envuelto en una bufanda escocesa, seguía todo con atención el propio Eurnekian.
La presidenta también aprovechó para hacer una distinción entre el "endeudamiento virtuoso", que permite capitalizarse, y aquel que es usado para financiar gasto corriente o pagar deudas contraídas por otros gobiernos. "No estoy de acuerdo con este último tipo de endeudamiento", descartó.
A partir de esta diferenciación, la mandataria derivó en un largo párrafo en el que se propuso desmontar algunos mitos y falacias sobre el estado actual de la economía argentina. "Hay que desmitificar algunos números. Si todos se interesaran y averiguaran un poquito más, serían menos engañables. Para que nadie les vuelva a meter el perro", advirtió. La jefa de Estado repasó entonces una serie de datos macroeconómicos en comparación con Australia y Canadá. Habló del resultado fiscal en relación al PBI de cada país (2,3 positivo para la Argentina en 2003/2012); del tamaño de la deuda pública neta en relación al PBI (18,8% Argentina, 27% Australia, 86% Canadá); del saldo de cuenta corriente y el PBI; y de las reservas del Banco Central en relación al PBI.
La conclusión de toda la serie buscaba desmentir ciertas evaluaciones que circulan desde hace meses: que la Argentina "se esté quedando sin reservas", "que las cuentas externas no cierran", o que "la situación fiscal es endeble". Al aludir a los 37.076 millones en reservas del Banco Central, la mandataria incluyó una observación en cierto modo autocrítica sobre la política petrolera de la primera etapa del kirchnerismo. "Si nosotros no hubiéramos tenido la desinversión sistemática en YPF hoy estaríamos en 52 mil millones de reservas. Pero la declinación de YPF nos convirtió en importadores netos de combustible", dijo. Pero así como deslizó un reconocimiento de eventuales traspiés del propio proyecto, Cristina pidió también a los referentes empresarios que se preguntaran si ellos no habían cometido errores en el último decenio. «
Peralta faltó con extraño argumento
La llegada de la presidenta al anfiteatro del Obispado de Río Gallegos volvió a poner en evidencia la tensa interna que divide al peronismo santacruceño. La jefa de Estado estuvo acompañada por el vicegobernador provincial, Fernando Cotillo; el intendente de la ciudad, Raúl Cantín; y el diputado provincial Mauricio Gómez Bull, primer candidato a diputado nacional por el Frente para la Victoria y amigo personal de Máximo Kirchner. En el escenario del teatro hubo una ausencia indisimulable: la del gobernador, Daniel Peralta. Enfrentado con la jefa de Estado desde hace más de un año, ligado a Hugo Moyano y con una reciente adhesión al proyecto político de Sergio Massa, Peralta había recibido un convite formal para que asistiera al acto de adjudicación de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner.
Cuando comenzó el acto, la presidenta comentó desde el micrófono que le había enviado una invitación al secretario general de la gobernación, con la instrucción de que fuera entregada “en mano” a Peralta. El gobernador, que recibió la tarjeta, se negó a asistir al acto. "Me llamó (el secretario general de la Presidencia, Oscar) Parrilli, muy amablemente, pero le dije que no podía ir y sentarme al lado de quienes me quieren destituir", explicó en declaraciones radiales.
En las recientes elecciones primarias, el Frente para la Victoria -que expresa a la corriente interna que reconoce el liderazgo de la presidenta- se impuso por menos de dos puntos al sector encabezado por el gobernador. La disputa, sin embargo, fue por el segundo y tercer lugar. El triunfo, holgado, le correspondió a la Unión Cívica Radical. En el segundo lugar cosechado por el FPV tuvieron mucho que ver algunos intendentes del interior santacruceño, como el de El Calafate, Héctor Javier Belloni; el de Las Heras, Teodoro Camino; y el de Río Turbio, Horacio Mazú, entre otros. “La ausencia del gobernador nos avergüenza”, salió a cuestionar Mazú.
Postales bajo la nieve
Videoconferencia cantada: este diario lo anticipó en su edición de ayer y el pronóstico resultó cierto. En la previa del acto, como ya es un clásico en la comunicación oficial, hubo dos videoconferencias con distintos puntos del país. En una de ellas apareció el titular del ANSES de Mercedes, Juan Ustarroz, con un gerente de la empresa Agrale. La segunda videoconferencia mostró al primer candidato a diputado del FPV, Martín Insaurralde, y al gobernador Daniel Scioli, desde la localidad de Tres Arroyos. "Buen día, Cristina, gracias por esta inversión para un pico de verano", saludó el gobernador, en alusión a una inversión eléctrica para Mar del Plata, distrito que gobierna Gustavo Pulti, allegado suyo. "Salgamos a defender nuestro futuro, logramos crecer los mejores diez años de los últimos 200", arengó Scioli desde la pantalla.
Nieve sobre Río Gallegos: mientras seguía la primera ronda de diálogo en el Hotel Patagonia, los periodistas que esperaban y los invitados que se quedaron fuera de la charla mano a mano con la presidenta se acercaron a los grandes ventanales para sacar fotos con sus celulares. En la calle Fagnano caían leves copos de nieve –un poco más gruesa que la aguanieve–sobre los autos estacionados en la vereda. La temperatura llegó a ocho grados bajo cero.
Impaciencia Oriental: el encuentro de la presidenta con empresarios, gremialistas y banqueros se demoraba y la delegación china comenzó a impacientarse. Lejos del estoicismo oriental que las leyendas y los estereotipos les asignan, un grupo de 13 representantes del consorcio Gezhouba y de la embajada del gigante asiático en Buenos Aires no quiso esperar más y pidió ser trasladado cuanto antes al aeropuerto de Río Gallegos. Sus deseos fueron complacidos.
Comentá la nota