Por: Jorge Lanata. Alberto y Aníbal Fernández edulcoran discursos. La policía abandonó la ficción de administrar el delito y llegaron militares de guantes blancos. Mientras, los narcos manejan todo desde las cárceles con banda ancha.
En Rosario el gobierno trata de ganar tiempo. Todo depende de un equilibrio inestable que volverá a romperse con la muerte de otro niño, o con nuevas ráfagas de ametralladora pegando sobre nuevos inocentes.
La Universidad Nacional de Rosario estimó en US$ 110 millones anuales el movimiento de fondos de los narcos correspondiente al consumo. En Rosario todo cambia para que nada cambie; una escucha judicial de esta semana detectó el diálogo de un miembro de la barra brava de Newell’s con un narco detenido: “Yo voy a vender para vos, te voy a dejar doscientas lucas por semana”, prometió el barra, pidiéndole permiso a quien maneja la calle.
La ley ,en Rosario, hace tiempo que dejó de manejar la calle. Hasta la policía abandonó la ficción de administrar el delito: ahora directamente dependen de los narcos, les avisan de los procedimientos y ni siquiera salen a la calle cuando les balean las comisarías.
Ahora el Presidente bla,bla,bla, y Aníbal Fernandez biri, biri, biri,y los proyectos, y las modificaciones, y las modificaciones de los proyectos. En Rosario solo fueron presos los inevitables líderes de las bandas, como si el narcotráfico solo fuera manejado por narcos de Netflix.
Como todo el mundo sabe la participación del Ejército etc etc etc... de modo que el gobierno anunció que irán los militares pero con guantes blancos, sin armas y con un clavel entre los dientes.
Mientras es vox populi que el 95% de los hechos delictivos se manejan desde las cárceles, ni siquiera se prohibió el uso de celulares en los penales o la instalación, al menos, de inhibidores de señal. Desde 2021 en las cárceles la señal vuela; el gobierno gastó ese año $ 1.000 millones para mejorarla y favorecer los vínculos de los presos “con familiares y allegados”.
La contraseña es “meimportatodounpomo” así, todo junto y en minúsculas. Entre los pabellones vip, el franco higiénico y el celular, nadie notó que los presos están condenados, están purgando una condena.
La interventora del Servicio Penitenciario Federal, la ex jueza y fundadora de Justicia Legítima María Laura Garrigós de Rébori, desarmó el área de inteligencia del organismo, de modo que nadie sabe qué sucede en los pabellones. Los fiscales vienen advirtiendo sobre esta situación. La Procuraduría de Narcocriminalidad, que dirige Diego Iglesias, detalló ya en 2021 casos concretos:
-Marco Antonio Estrada González siguió liderando su banda de la Villa 1.11.14 desde el complejo de Marcos Paz a través del contacto con familiares.
-Mario Roberto Segovia, el Rey de la Efedrina, dicta órdenes a su organización desde el complejo de Ezeiza a través de teléfonos celulares.
-Alejandro González, detenido en el penal 43 de La Matanza coordinaba por celular la distribución de cocaína en Lomas de Zamora y ordenó también un homicidio desde su celda.
-Fabián Rojas, detenido en Ezeiza, coordinaba por celular la entrada de cocaína y marihuana desde Paraguay. Hablaba por celular entre cuatro y cinco horas diarias; cuando se lo secuestraron comenzó a usar el teléfono publico del pabellón. Luego lo trasladaron de Ezeiza a Marcos Paz y allí recuperó el uso del celular.
-Ariel Cantero, jefe de Los Monos detenido en Coronda, manejaba desde allí el tráfico de drogas y organizó un secuestro extorsivo. Lo trasladaron al penal de Rawson y desde allí con otro detenido en el penal rosarino de Piñero organizó la distribución de cocaína y marihuana usando encomiendas del Correo Argentino.
“El narcotráfico se volvió aspiracional en Rosario -le dijo a Clarín un funcionario judicial del lugar-. Para muchos chicos ser soldadito es la mejor salida laboral, vender droga para un líder narco que esta preso es un mérito”.
El diputado provincial Carlos Del Frade le dijo a este diario que “por los puertos privados de la provincia de Santa Fe se exporta una carga equivalente a US$ 20.000 millones. Se estima que un tercio sale del país sin ningún control”.
La mercadería en tránsito en la Argentina no es inspeccionada. Lilita Carrió denunció en 2018 ante la justicia federal que la Hidrovía es una zona liberada, reclamando controles. Nadie la escuchó. Dice el informe anual del Departamento de Estado de Estados Unidos presentado ante el Congreso el año pasado: “La Argentina ya no es solo un país de tránsito sino de consumo, y exportador de estupefacientes y precursores químicos (…) El uso intensivo de efectivo y un gran sector informal crean oportunidades para que los delicuentes blanqueen el producto ilícito”.
Como decía Giuseppe Lampedusa el El Gatopardo: "Todo cambia para que nada cambie". Visconti filmó con esa novela, en 1963, una gran película. Pueden verla mientras en Rosario no se arregla nada.
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