El gobernador puso en la calle a sus 14 ministros. Territorio y gestión provincial en los 427 municipios, la bajada de línea.
Por: Yanina Soria.
El nuevo gobernador de Córdoba lleva apenas dos semanas en el cargo, sin embargo la intensidad de los acontecimientos en el contexto nacional le imprimen una vertiginosidad a lo local, poco frecuente en los últimos años.
Con la claridad de un objetivo bifronte, atender en Córdoba pero abonando su perfil nacional, Martín Llaryora repite cada vez que se lo preguntan que acompañará al gobierno de Javier Milei bajo el manto de la necesaria gobernabilidad que demanda un presidente sin partido político ni estructura propia. Que además, particularmente, esta provincia le exportó cordobesistas en lugares claves de la gestión nacional.
De allí, el acople de Llaryora a medidas nacionales que van desde lo gestual como aplicar una reducción (ligth)del gabinete provincial y recortes en los sueldos políticos, hasta otras mucho más profundas como el ajuste que intenta concretar a los empleados estatales, por ejemplo.
A Llaryora le toca debutar provincialmente en un contexto complejo, y conducir a un peronismo que arranca otra etapa y que pone fin a un ciclo de 20 años.
Con un PJ que sigue siendo medular en la marca hoy reversionada en Hacemos Unidos por Córdoba, pero que debió resignarse a lo que manda el partido cordobés: muchos de los lugares importantes reservados para foráneos. Así lo quiso el nuevo jefe y así fue. Se refunfuña por lo bajo, pero nadie cuestiona. Ni siquiera los que se quedaron esperando que el teléfono les sonada. Llaryora abrió el cordobesismo a otros partidos y también a otros sectores del propio peronismo como el del ex senador Carlos Caserio, tal cual lo señaló este medio.
El oficialismo cordobés transita cambios, y mientras empieza a tomar verdadera dimensión del problema político que representa su nueva realidad legislativa donde ni siquiera llega al quórum propio, el equipo de ministros de Llaryora se muestra hiperactivo. En plena acción a fin de año.
Ser y parecer, es la lógica de la que tomaron nota los ministros. Quienes conocen de cerca al gobernador y han sido parte de sus equipos, le reconocen una fuerte contracción al trabajo y un altísimo nivel de exigencia a sus funcionarios. Llaryora quiere que los hombres y mujeres de su gabinete sean voceros de sus acciones pero les pide/exgie “hacer”.
“No hay mejor campaña que la propia gestión”, resumen desde su entorno mientras reconocen el desafío que supondrá superar una administración (la de Juan Schiaretti) que dejó la vara alta.
Como sea, en los primeros 15 días de gestión, el gobernador puso en la calle a sus 14 ministros. En la primera reunión de equipo concretada en la ciudad de Cruz del Eje la semana pasada hubo una clara bajada de línea vinculada al marco de trabajo que espera el mandatario. Pidió salir al territorio y gestión provincial en los 427 municipios. De hecho, tras ese primer encuentro cara a cara con el flamante gobernador, cada funcionario encabezó actividades vinculadas a su área en distintas zonas del norte cordobés.
Desde entonces, los 14 ministros muestran con alto perfil cada una de sus acciones que se replican en la información oficial que el Gobierno difunde a diario, y que apunta a capitalizar con el tiempo la gestión.
Así, en las últimas horas se la vio a la ministra de Desarrollo Humano, Liliana Montero, reunirse con el intendente de Alta Gracia, Marcos Torres, o a su par de Cooperativas y Mutuales, Martín Gill, visitar entidades del interior. Lo mismo, el flamante de ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica, Pedro Dellarossa, que encabezó reuniones con representantes del sector productivo; y la ministra de Ambiente, Victoria Flores, recorriendo el interior. En esa misma línea están todos los funcionarios, la mayoría de ellos, estrenando cargo en la Provincia.
Comentá la nota