El distanciamiento entre el precandidato a gobernador Federico Angelini, que maneja los recursos partidarios, y la estrella electoral de 2017 en la ciudad, es una de las explicaciones a la incertidumbre sobre su postulación.
"Pasaron cosas" es la frase acuñada por el Presidente Mauricio Macri para intentar explicar lo que no entiende, o lo que es peor, lo que no puede solucionar. La ausencia desde hace tiempo de la escena pública de la figura más taquillera del PRO, puede explicarse a partir de esa "verdad macrista". Roy López Molina está en una suerte de retiro "político espiritual". El joven edil del PRO es consecuente con su formación de catequista y su militancia de base junto a sacerdotes en zonas marginales de la ciudad, antes de sumarse a la vida partidaria allá por 2007. Desde entonces RLM camino junto a Federico Angelini, líder del PRO en Rosario y en la provincia. Fue el precandidato a Gobernador el que lo propuso para debutar como concejal de la ciudad, y también quien lo "emplazó" para encabezar la lista de diputados provinciales ante la negativa del periodista deportivo Miguel Tessandori de ocupar ese lugar cuando la dirigencia local lo daba por sentado. Allí fue RLM quien luego volvió ponerse "al servicio de la causa" para enfrentar a Anita Martínez en la primaria de concejales, virtual interna para posicionar al futuro candidato a intendente de Rosario. Contra la mayoría de los pronósticos -no los de éste cronista- no solo la derrotó sino que luego de esa potente "PASO" RLM hizo una elección general en la que se cortó cómodamente superando a todas la otras fuerzas políticas de la ciudad. Si algo parecía seguro después de los comicios de 2017 era que Roy sería el candidato a intendente de Cambiemos.
Él mismo lo asumió de ese modo, aunque la cautela lo llevaba siempre a responder que "no es momento de hablar de eso, sino de los problemas de la ciudad". Y probablemente tuviera razón, solo que dentro de su espacio no hablaron de los problemas de la ciudad, elaborar un proyecto que cautivara a los rosarinos, y en cambio se habló de candidaturas. Hace poco menos de un año que la relación Angelini-López Molina ya no es la que era. No solo modos políticos y visiones estratégicas diferentes los distanciaron, sino algunas conductas que se reprochan mutuamente.
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López Molina no acepta que su partido "elija" vincularse con la UCR a través de Julián Galdeano antes que con José Corral. Esta situación originó en las filas del intendente santafesino una suerte de adhesión a RLM que el concejal valora pero que lo incomoda. El día de su lanzamiento, Corral dijo: "El candidato a intendente de Rosario tiene que ser sin dudas Roy". Hasta Jorge Boasso, que estaba allí, lo aplaudió y sonrió sinceramente. Es que Boasso sabe -como muchos radicales- que si algo no va a hacer López Molina es "cruzarse" de vereda para ser candidato de Corral en Rosario y enfrentar a sus compañeros de más de una década, que responden a Angelini. Porque ese es el escenario a esta hora: los carteles de Gabriel Chumpitaz desde hace un par de meses son la puesta en escena del "sustituto" de López Molina, y si el candidato ya no es la figura que emergió en 2017, Boasso se preguntará "¿por qué no puedo ser yo?". Es que el histórico radical sí se animaría a una interna contra el reemplazante que elija Angelini.
Andres MaceraFederico Angelini irá a interna con José Corral sin bendición explícita de la Rosada.
Paralelamente a esta conjeturas, el presidente del bloque de diputados y del PRO en Santa Fe, ratificó su voluntad de competir por la candidatura a gobernador. La semana pasada en esta misma columna se dieron detalles de las estrategias de ambos sectores y del "globo de ensayo" de Mario Barletta como "prenda de unidad". No solo es improbable que eso ocurra, sino que los sectores en pugna ya esta "velando la armas" para el combate. Ni José Corral, ni Federico Angelini van a ser "bendecidos" por la Casa Rosada. Y por lo que se ve no se trata de una decisión salomónica, sino la consecuencia lógica de la preocupación presidencial por su futuro, al punto que no quiere conflictos en ninguna provincia por las candidaturas y su preocupación excluyente es provincia de Buenos Aires. En un segundo escalón, su sociedad con Elisa Carrió -prima de Barletta- que le dijo a Marcos Peña que le gustaría que su pariente fuera el candidato. Peña le respondió que de mil amores, y le avisó a Angelini, que se cuadró y no le cayó mal, y a Corral que tiene una cuenta pendiente (eso cree Barletta) de cuando eligió a Niky Cantard para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales y no a su precesor en la intendencia de la capital provincial.
Angelini es el "dueño" del aparato y la estructura del PRO. Eso que en su momento benefició a RLM hoy se le ha vuelto en contra. Razonablemente, piensa que si Federico "juega" para ir por la gobernación, los recursos, la militancia y la estrategia estarán a su servicio antes que al proyecto Rosario, que dicho sea de paso nunca fue esbozado más allá de la expresión de deseos de Roy.
Un dirigente de primera línea de Cambiemos utiliza una figura futbolera para explicar el humor de RLM "no tenemos plantel para jugar la liga y la Copa Libertadores, hay que elegir, y Rosario es lo que esta más al alcance, pero si apuntás a todo, te quedas sin nada". No suena ilógico, y si bien López Molina hasta no hace mucho era "el favorito", el hecho de que sea Angelini -y no otro- el que se exponga a competir le resta chance al concejal de disputar el cargo, no ya las PASO (en las que no tendría competidores) sino la elección general.
¿Es posible que RLM termine no siendo candidato a intendente de Rosario, aun en un escenario claramente diferente al que le permitió brillar hace dos años? Sí, es posible.
¿Es probable que eso ocurra?. La pregunta que sobreviene es qué debería ocurrir para que RLM salga de su "agujero interior" y vuelva a ser "el" candidato. Lo primero es retomar el diálogo con Angelini, roto completamente hace un par de meses. Eso podría lograrse con los buenos oficios de Nicolás Bacca -delegado de Desarrollo Social de la Nación- y/o Gisella Scaglia, diputada nacional, que como en todos los casos responde a Angelini, pero según los dirigentes más cercanos a RLM sin el criterio filo militar de "subordinación y valor". Esto es probable que se concrete, no obstante no es garantía de acuerdo y lanzamiento de López Molina.
Otra cosa que debería suceder, aunque parece tarde en algún caso, es consensuar discurso y estrategia, como por ejemplo; conseguir que se retomen las obras en el Monumento a la Bandera, que no son vitales pero que revelan el desdén del gobierno nacional hacia Rosario, lo mismo que revisar la quita de subsidios al transporte de pasajeros, y otras cuestiones que a Angelini no parecen condicionarlo pero que a López Molina le resultan importantes, en caso de ser finalmente candidato.
Podría decirse, volviendo al comienzo, que "pasaron cosas", cuyos efectos se intentaron desentrañar en estas líneas. Tal vez haya otras que este cronista desconoce. Pero con las expuestas alcanza para entender cómo quien brilló por su triunfo electoral hace apenas 18 meses, hoy brilla por su ausencia.
La mayoría de las encuestas que circulan en Rosario dan al PRO tercero y en el mejor de los casos segundo en intención de voto. Roberto SUkerman del Partido Justicialista, Pablo Javkin del Frente Progresista y Roy López Molina se ubican en una franja de intención de voto de entre el 15 y el 20 por ciento, los dos primeros cerca de 20, RLM más cerca de 15. Después vienen otros candidatos que en el caso del Cambiemos (Chumpitaz por citar a quien más exposición ha tenido) no llegan al 3 por ciento. En el grupo de trabajo más cercano a López Molina exhiben una que le adjudica al edil cerca de 25 puntos, lo que consideran un punto de partida interesante pero muy lejano del "paseo" imaginado la noche victoriosa de 2017. En cualquier caso, sea o no finalmente candidato; el futuro no es lo que era.
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