Las redes sociales son un arma de doble filo. Por un lado, son excelentes herramientas como complemento de comunicación de la gestión, para generar contacto directo con los vecinos y para influir en la agenda de los medios, pero también hay que estar preparado para el vuelto.

No siempre la respuesta del vecino va a ser la que se quiere escuchar y una frase inadecuada, una crítica cualquiera, puede multiplicarse exponencialmente y mucho más allá de la audiencia original, generando dolores de cabeza a funcionarios inexpertos en el Social Media Management.

La obsesión por controlar las publicaciones de su audiencia inmediata no es solo de los funcionarios municipales. El expresidente del Concejo Deliberante Pablo Aued, tenía un grupo de espías que lo informaban acerca de las publicaciones de militantes, periodistas, empleados del Concejo e incluso de sus pares.

Otro ejemplo es el del presidente del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén, Arturo Rojas, que tiene a su secretaria privada, Marcela Gandur, como un sabueso sobre las redes, quien no duda en increpar a los trabajadores o a sus familias, cuando las publicaciones no son favorables al presidente.

En un ataque de sincericidio, el intendente Facundo López, declaró ante los medios que su gestión también anda a la caza de trolls: "Nosotros estamos denunciando semanalmente entre 10 y 15 perfiles apócrifos, truchos".

Al igual que un hombre despechado que "stalkea" a su ex vía Facebook, la dirigencia local "acecha" virtualmente a periodistas, comentaristas y vecinos en una búsqueda constante para descubrir que se dice de ellos o bien para utilizar la información en beneficio personal, aunque sea evidente cuando corren desesperadamente atrás de las publicaciones en las redes.

En una ojeada rápida al comportamiento de la dirigencia local en las redes sociales, se advierte que no se adaptan al potencial que tienen para atraer nuevos votantes y relacionarse de forma más directa con los seguidores.

En Necochea, los partidos políticos en general tampoco entienden la dinámica de las nuevas tecnologías aplicadas a la comunicación. Siguen dependiendo del correo electrónico con la opinión cerrada, en lugar de usar herramientas tecnológicas y multimediáticas que podrían sorprender y lograr un lugar en la opinión pública.

Actualmente hay más gente conectada a Internet que a la televisión, y si sacamos cuentas, en muy poco tiempo, más del 50 por ciento del padrón electoral de la Argentina habrá nacido después de 1983 en hogares de clase media con acceso a medios digitales, por lo que resulta imprescindible para la dirigencia política actualizarse en términos comunicacionales a riesgo de quedar afuera del diálogo con el electorado.