El presidente se hizo eco de un mensaje en X que trataba al titular de la Anses, Giordano, de “traidor”; cuestionan que los cargos que se le dieron a Córdoba en el gobierno no se reflejaron en un acuerdo en Diputados; los roles de Francos, Menem y Zago
Maia Jastreblansky
La decisión de retirar la ley ómnibus se tomó ayer cerca de las 18. De la decisión final participó sólo el primer anillo presidencial: además del propio Javier Milei desde Israel, su mano derecha, el asesor todoterreno Santiago Caputo. Al principio, entre los libertarios hubo mucha confusión sobre las implicancias de la definición oficial y la aplicación del reglamento de la Cámara baja. Algunos dijeron que el tratamientocontinuaría en comisiones, cuando en rigor el Gobierno estaba clausurando todo el debate.
El día después de la derrota en el Congreso, el Gobierno reflotó su batalla cultural contra la “casta” y le endilgó toda la responsabilidad por lo sucedido a los gobernadores y al listado de diputados “traidores” -en palabras de los libertarios- que votaron en contra de algún inciso del proyecto ómnibus. Puertas adentro, sin embargo, varios colaboradores admitieron que hubo errores políticos y escenas de fuerte impericia. Hubo especial fastidio por el “factor Córdoba”: Milei incorporó a algunos funcionarios cordobeses al gabinete en un gesto de acercamiento político a Martín Llaryora y Juan Schiaretti que después no rindió frutos en términos de apoyos en el Congreso.
Esta tarde, Milei reposteó en la red social “X” un mensaje de un usuario que pedía “echar inmediatamente” al titular de la Anses, Osvaldo Giordano, por “traidor”.
El trasfondo es que la diputada por Córdoba Alejandra Torres (Hacemos Coalición Federal) votó en contra de varias facultades delegadas y varios artículos del capítulo “reforma del Estado”. Torres es la pareja de Giordano, que asumió en la Anses luego de que Milei diera marcha atrás con el nombramiento de Carolina Píparo, la excandidata a gobernadora de LLA (que también fue tildada de “traidora” por votar en contra de un inciso).
“Me causa mucho dolor que a esta altura de la historia sigamos pensando que por ser ´mujer de´ no podemos tener opinión y criterio propio”, posteó la diputada Torres.
El mensaje del Presidente en redes descolocó a algunos colaboradores oficiales que esperaban que Giordano se salvara del entuerto político. De hecho, esta mañana, el portavoz Manuel Adorni dijo que “no está en agenda absolutamente ningún cambio” de gabinete como producto de la caída de la ley Bases. Y agregó que las eventuales decisiones que se tomen en términos de corrimientos de funcionarios obedecerán a “cuestiones de gestión y no a cuestiones políticas”.
Antes del posteo de Milei, en el Gobierno señalaban que Giordano es valorado por su capacidad técnica. “Lo de la esposa de Osvaldo es indefendible desde lo político, pero él no llegó al cargo como un acuerdo político, fue convocado por (la ministra de Capital Humano, Sandra) Pettovello por su experiencia en lo previsional”, dijo un colaborador libertario muy al tanto de esa trama. Otro funcionario del área apuntó: “Esperemos que no se vaya. Gran tipo y muy honesto”.
Se especula con que Pettovello, que defiende a Giordano, aborde la cuestión con Milei en Roma. Ella, que también integra el círculo de confianza presidencial, viajará este jueves para acompañar al Presidente en la visita al Papa. Torres, por su parte, replicó: “No creí que pensaran que yo iba a tomar decisiones en función del mandato que Osvaldo ocupa”.
Otros cordobeses
Giordano no es el único funcionario que llegó al Gobierno tras una experiencia en la administración cordobesa. En ese grupo también figuran el secretario de Transporte, Franco Mogetta (hombre de Juan Schiaretti y exministro del área en Córdoba) y Daniel Tillard, elegido por Milei para dirigir el Banco Nación, que también trabajó en la gestión del exgobernador de la provincia mediterránea.
“Si bien los cordobeses entienden que llegaron al cargo a título individual, a los ojos del Gobierno el factor Córdoba es un pack. La Rosada no entiende que con incorporaciones en puestos claves, a la hora de votar la ley los diputados cordobeses se hayan corrido”, explicaron cerca de uno de esos funcionarios.
El caso de Mogetta tiene complicaciones adicionales porque antes de que se cayera el acuerdo con Córdoba por la ley ómnibus, en la Casa Rosada cuestionaban al secretario de Transporte por temas de gestión, en particular porque lanzó el registro obligatorio de la tarjeta SUBE pero los servidores no estaban preparados. Eso, sumado a lo político, lo pone en un lugar difícil. Máxime si ahora Luis Caputo va a absorber el Ministerio de Infraestructura y Transporte va a ser degradada a subsecretaría.
Ala política
Uno de los que siempre promovió tender un puente estratégico con Córdoba -además de con Schiaretti, con el gobernador Martín Llaryora- fue el ministro del Interior, Guillermo Francos, otro de los actores claves de la negociación de la ley ómnibus. El titular de la cartera política siempre quiso abrirse hacia ese sector del peronismo y no quedar encapsulado en el acuerdo con Pro. Pero conforme avanzó el debate de la ley y Llaryora empio las conversaciones, quedó en claro que el acuerdo de gobernabilidad que Francos quiso zurcir nunca fue sólido.
Francos, junto con el ministro de Economía, Luis Caputo, fue uno de los que ayer por la tarde habló con los gobernadores para transmitirles certezas de que el Gobierno habilitaría el pacto fiscal con las provincias una vez que la ley fuera votada en particular en Diputados. Tras esos diálogos telefónicos con los mandatarios provinciales, el ministro del Interior creyó que los gobernadores acompañarían el grueso de los artículos. Sabía que habría problemas con algún inciso, pero no imaginaba semejante desplante. Tras la sucesión de votaciones negativas, el ministro exhibió decepción. “Creo que hubo algunos compromisos de apoyo y de voto que no se cumplieron en la práctica”, dijo en la Casa Rosada.
Guillermo Francos se hace una selfie junto a la vice presidenta Victoria Villaruel, Martin Menem y Omar Demarchi , en su despacho.
Pese al rotundo fracaso de la negociación de la ley, Francos dijo hoy que “jamás pensó en dar un paso al costado”. Todavía exhibe regocijo por haber incorporado a Daniel Scioli a su cartera y por su viaje a Roma en las próximas horas, un periplo sensible porque el ministro conoce al Papa Francisco desde la infancia.
Algunos ojos de la Casa Rosada, en cambio, están puestos en la impericia de las autoridades parlamentarias de La Libertad Avanza. El jefe del bloque libertario, Oscar Zago -que hoy pidió públicamente la salida de Giordano- es apuntado por algunos colaboradores del Ejecutivo por su performance durante todo el debate. “Fue un papelón. Zago dijo equivocadamente que seguíamos tratando la ley en comisión, él no puede no saber el reglamento”, dijo un importante referente libertario.
El diputado no solo dijo en televisión que la aprobación en general de la ley seguía vigente, sino que lo informó así a algunos funcionarios en el momento cúlmine de la sesión de ayer.
Respecto al presidente de la Cámara, Martín Menem, en el Gobierno reconocen su falta de experiencia para conducir la sesión. “La oposición lo sacudió durante todo el debate”, apuntan. Pero su caso es más sensible. Primero porque sería muy complejo cambiar al presidente de la Cámara, que debe ser votado por el pleno para ocupar el cargo. Segundo, porque tanto él como su padrino político, Eduardo “Lule” Menem, tienen una excelente relación personal con los hermanos Milei. Por último apuntar contra Menem implicaría que el Gobierno admita abiertamente su derrota. Un referente libertario lo dijo así: “Si lo queremos vender como victoria política, no podemos estar corriendo a Martín por la caída de la ley”.
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