Nadie está dispuesto a pagar el pesado costo político de liberar a un reo condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Sus seguidores amenazan con una dura oposición parlamentaria si no lo sueltan.
El encarcelado ex dictador Alberto Fujimori se ha quedado, una vez más, sin indulto. Lo pidió por segunda vez el pasado viernes, pero el presidente Ollanta Humala, que mañana deja el gobierno, no está dispuesto a cargar con el pesado costo de indultar al ex dictador antes de dejar el poder y ha dicho no firmará el perdón antes de irse, y le ha dejado la decisión a su sucesor, Pedro Pablo Kuczynski. Y Kuczynski ha adelantado que él no liberará a Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Esfumada la posibilidad de que un triunfo electoral de su hija Keiko en la última elección presidencial lo saque de prisión, Fujimori decidió pasar al plan B: pedir el indulto y presionar con su mayoría parlamentaria para conseguirlo. Pero ya el presidente saliente se lo ha negado, por segunda vez, y el presidente entrante ya adelantó que no se lo dará.
Sin indulto, el ex dictador, que mañana cumple 78 años, deberá continuar en prisión. Una cómoda prisión VIP en un cuartel policial en las afueras de Lima, en la que es el único detenido y en la que cuenta con cuarto y baño privados, una cocina propia, una sala para recibir a sus numerosas visitas, un taller donde pinta, un jardín en el que cultiva flores, atención médica permanente y traslados a las mejores clínicas cada vez que lo requiera.
“Yo no daré el indulto (a Fujimori). El indulto no lo firmaré”, ha adelantado Kuczynski. Lo que Kuzcynski sí está dispuesto a firmar es una ley que le permita a Fujimori cambiar la prisión por el arresto domiciliario. Es lo máximo que parece estar dispuesto a concederle al fujimorismo, que lo amenaza con su mayoría parlamentaria. Esa ley la deberá dar el Congreso, donde a partir de mañana el fujimorismo tendrá mayoría absoluta. “Esa ley (para el arresto domiciliario) sí la firmaré”, ha adelantado el próximo presidente.
Pero los fujimoristas quieren a Fujimori libre, no bajo arresto domiciliario. Por eso, presionan, con la mayoría parlamentaria absoluta que tendrán desde mañana, por el indulto. Los fujimoristas ven en el indulto una reivindicación a su líder, y no quieren pagar el costo político que implicaría usar su mayoría parlamentaria para dar una ley con nombre propio para sacar de prisión a Fujimori.
En esa línea de evitar costos políticos, el vocero parlamentario del fujimorismo, Daniel Salaverry, ha anunciado que ellos no promoverán una ley para cambiarle a su líder la prisión por el arresto domiciliario. Aunque está por verse si, con el indulto negado y cerradas todas las opciones en el terreno judicial para anular la sentencia a Fujimori, esa negativa se mantiene en el tiempo.
Los fujimoristas tienen un desembozado doble discurso en este asunto. Por un lado, sus dirigentes dicen que el tema del indulto a Fujimori es un asunto familiar en el que el partido no se mete, pero, al mismo tiempo, declaran en todos los tonos que Fujimori debe ser liberado. Incluso una de las congresistas fujimoristas juró su cargo “por el indulto humanitario” a Fujimori.
Y algunos no han podido ocultar las presiones y amenazas al nuevo presidente para que indulte a Fujimori. El congresista saliente del fujimorismo, Julio Gagó, le recordó al nuevo gobierno que el fujimorismo tendrá mayoría absoluta en el Congreso y que Kuzcynski debía indultar al ex dictador “para estar tranquilo y para que haya gobernabilidad”. La declaración fue tomada como un abierto chantaje: si hay indulto, habrá apoyo y colaboración de la mayoría fujimorista en el Congreso con el gobierno de PPK, si no hay indulto, prepárense para una dura oposición parlamentaria. Kuczynski, hasta ahora, no se ha dejado torcer el brazo y se mantiene firme en su negativa a indultar al ex dictador.
Fujimori ya había pedido un indulto en noviembre de 2012. Meses después, en junio de 2013, Humala se lo negó. Desde ese momento, el fujimorismo le declaró la guerra al gobierno de Humala. Como ahora amenaza hacerlo con PPK. En esa ocasión, Fujimori había solicitado un indulto humanitario alegando un grave deterioro de su salud debido a un antiguo cáncer en la lengua. Pero el informe de los médicos que lo evaluaron determinaron que ese cáncer estaba controlado y que el estado de salud de Fujimori no era grave y no había razón para darle un indulto humanitario.
Al haber sido condenado por crímenes de lesa humanidad y secuestro agravado, a Fujimori no le corresponde un indulto común, que la ley prohíbe para estos casos, por lo que solamente le queda la alternativa del indulto humanitario por un grave estado de salud. Eso fue lo que solicitó antes, y es el indulto que ha pedido ahora. Pero el estado de salud de Fujimori no parece haber variado en este tiempo, por lo que no hay razón para un indulto humanitario. Al fujimorismo solamente le queda la presión política para liberar a su líder.
Fujimori, que encabezó un gobierno autoritario entre 1990 y 2000, fue condenado en abril de 2009 a 25 años de prisión como autor mediato de la ejecución extrajudicial de 25 personas, en los llamados casos La Cantuta y Barrios Altos, cometidos por el escuadrón de la muerte Colina, formado por su gobierno y que, según la sentencia judicial, operó bajó sus órdenes. También fue condenado por el secuestro agravado de un periodista y un empresario. El ex dictador recibió otras condenas por diversos casos de corrupción.
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