La frontera de posibilidades es una zona, no una línea

La frontera de posibilidades es una zona, no una línea

La idea de la frontera, separar lo posible de lo imposible, es muy buena, pero no hay que tomarla en sentido literal.

Por: Juan Carlos de Pablo.

Cada vez que existe un recurso escaso, que puede tener más de un destino, surge la cuestión de identificar cuáles opciones son factibles y cuáles no lo son. Una situación es óptima cuando, según cierto criterio, resulta ser la mejor de las opciones factibles, no la mejor de lo mejor; distinción que con frecuencia ignoran quienes no son economistas, pero tienen buen corazón. Gráficamente, esta importante idea se conoce como frontera de posibilidades. En los libros de texto aparece como una línea, pero cabe preguntar si en la práctica la frontera no debería ser entendida como una zona, más que como una línea.

Al respecto conversé con el norteamericano Henry Girard Manne (1928 - 2015), quien estudió en las universidades Vanderbilt y Chicago, doctorándose en leyes en Yale, y enseñó en las de St. Louis, Wisconsin, George Washington, Rochester, Stanford, Miami, Emory, George Mason y Northwestern. Era miembro honorario vitalicio de la Asociación americana de ley y economía. Según Aristides N. Hatzis, “los cuatro fundadores del campo de estudio conocido como ley y economía son Gary Stanley Becker, Ronald Coase, Richard Posner y Guido Calabresi; pero Manne merece aparecer entre las figuras importantes, junto a Cooter, Demsetz, Epstein, William Landes, Priest, Rubin, Shavell y Trebilcock”.

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-En una monografía publicada en 1965 usted planteó la hipótesis de los mercados eficientes, hallazgo por el cual el premio Nobel en economía fue otorgado a Eugene F. Fama en 2013. ¿Qué dijo en dicho trabajo?

-Me ocupé del control de las corporaciones, una disciplina que estaba en pañales. Una premisa fundamental es la existencia de una correlación altamente positiva entre la eficiencia del gerenciamiento de una empresa y su valor de mercado: cuando menor sea su valor, más atractiva será la compra por parte de sus competidores. Hay tres formas para que una empresa se apodere de otra. La más dramática es a través de la lucha de poderes, es la que más le llama la atención al público, pero también es la más costosa y la más incierta; la segunda es la compra directa, y la tercera a través de la absorción. Con frecuencia esta última es la alternativa más eficiente para las adquisiciones corporativas. Los administradores de la empresa que busca ser absorbida tienen el poder para bloquear la absorción; la forma más obvia de lograr su acuerdo pasa por ofrecerles cargos en la nueva.

-¿Por qué es tan importante la idea de frontera de posibilidades?

-Porque quien, al tomar decisiones, ignora que los recursos con los que cuenta son limitados, pero con los que existen se puede hacer más de una cosa, se convierte en parte del problema. Ejemplo: quien programa el funcionamiento de una línea aérea, y llevado por su corazón pretende generar el doble de los vuelos posibles, lo más probable es que sólo genere un tercio de los que, poniendo la cabeza fría al servicio del corazón caliente, podría generar.

-En el análisis económico hay fronteras por todos lados.

-Efectivamente. La más conocida se plantea entre las diferentes cantidades de bienes que se pueden fabricar, con determinados recursos y tecnología existentes; pero también se plantea en la relación entre ocio y trabajo, que se pueden conseguir administrando el uso del tiempo; y en la relación entre gastos en educación y en seguridad social, que se pueden lograr con determinado nivel de erogaciones públicas. Seguramente que los médicos, arquitectos y dentistas que lean estas líneas, podrán aportar casos concretos, referidos a sus disciplinas.

-La herramienta también sirve para pensar qué tendría que ocurrir, para que fuera factible algo que actualmente no lo es.

-En términos estáticos, el deseo de que hoy fuera factible algo que no puede ser, invita a la frustración; o a la redistribución, quitándoles a algunos para darles a otros. Pero en términos dinámicos, sirve para orientar la acción. Me explico: si las cantidades de bienes que hoy se pueden producir en un país, dependen de los recursos disponibles y de la tecnología en uso, la suba del PBI puede provenir del aumento de los recursos disponibles, vía inversión; el cambio de la forma de producir, vía la mejora tecnológica; o una combinación de ambas cosas. Da la impresión de que esta última es más importante que la primera, pero en la práctica no son independientes, porque el cambio tecnológico aparece incorporado en las nuevas máquinas.

-En el plano individual, el concepto de frontera corresponde al de restricción presupuestaria.

-Así es. Al respecto Janos Kornai acuñó el concepto de “restricción presupuestaria blanda”, basado en el comportamiento de las empresas ubicadas en la Unión Soviética y sus países satélites. El concepto dice que, en dicho contexto, los gerentes de las empresas se dedican a cultivar la amistad con el Ministro de Finanzas, mucho más que a tratar de averiguar qué quieren los consumidores, porque los primeros les pueden financiar el déficit. ¿Les suena esto a ustedes, argentinos?

-En las aulas, gráficamente, presentamos las fronteras de posibilidades como líneas, pero en la práctica, ¿no sería mejor pensarlas como zonas?

-Buen punto, pero como de costumbre no conviene exagerar.

-Explíquese, por favor.

-La frontera como línea es una consecuencia de asumir que las dotaciones factoriales son fijas, una simplificación que no tiene nada que ver con la realidad. Porque una de las ideas que los economistas llevamos en la sangre es la de incentivos y desincentivos. El PBI de Venezuela será mucho mayor el día que el actual régimen económico sea reemplazado por otro, que al ciudadano le devuelva el sentido del esfuerzo y la asunción de los riesgos, en provecho propio. Además de lo cual viene a cuestión la denominada ineficiencia X, término algo enigmático, acuñado por Harvey Leibenstein.

-¿De qué se trata?

-La teoría microeconómica más elemental supone que los monopolistas y los competidores operan con las mismas curvas de costos; los primeros ganan más que los segundos, porque aprovechan su poder monopólico. Pues bien, Leibenstein planteó un punto empíricamente importante: dado que cuidar los costos “cuesta”, en términos de decisiones desagradables, los monopolistas operan con costos mayores que los competidores.

-¿Por qué dice usted que no hay que exagerar?

-Porque el punto de Leibenstein es relevante, y por consiguiente en la práctica la frontera de posibilidades tiene que ser pensada como una zona, no simplemente como una línea; pero tampoco tenemos que pasarnos al otro extremo, y pensar que la zona es tan, pero tan, amplia, que cualquier situación económica se puede transformar en factible, con sólo presionar de manera suficiente.

-Don Henry, muchas gracias.

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