"Estamos creciendo y queremos compartirlo contigo", es el mensaje que han lanzado desde Frixen. Crece en tamaño, el botellín de 20 centilitros pasa a ser de 33, y además, crece el equipo: "Gente que quiere transformarlo todo para mejor". Este viernes hacen presentación en Zaragoza, en Birosta.
Fue en 2012 cuando por vez primera pudimos saborear una frixen. El refresco de cola "ético" nacido desde de la economía solidaria, en concreto de las mentes de las personas que integran la cooperativa aragonesa que gestiona el bar vegetariano Birosta de Zaragoza, llegaba para quedarse. Y lo hacía escapando al control de las grandes multinacionales.
Después de ir probando durante 10 años refrescos alternativos a la cola convencional, con más o menos éxito, los y las cooperativistas de Birosta decidieron lanzarse a la piscina y producir su propio refresco por la necesidad de buscar esa alternativa en un sector básicamente oligopolizado. Desde entonces, y no sin esfuerzo, pedir una frixen en muchos bares y restaurantes se ha convertido en algo normal. Un refresco que desde el principio contó con el apoyo de Mercado Social Aragón, REAS y Coop57, y que en seguida llegó a los centros sociales autogestionados, a espacios liberados y a las ferias de economía solidaria.
Ahora, diez años después de lanzar su primer refresco, Frixen anuncia nuevos pasos que quieren compartir contigo. "Crecemos en tamaño. Nuestro querido botellín de 20 centilitros pega un estirón y se convierte en uno de 33, con un nuevo diseño", explican a AraInfo reconociendo estar "muy contentas". "Creemos que ha quedado muy chulo, y de ahí que te invitemos a su presentación en sociedad". Será este viernes, a las 20.00 horas en Birosta (calle Universidad 3, barrio de la Madalena en Zaragoza), en un acto en que regalarán la nueva botella y "unos buenos abrazos".
Pero Frixen no sólo crece en el tamaño de la botella, "también crece el equipo". "Nos aliamos con nuestras hermanas y hermanos de Alterevents [distribuidora catalana de "bebidas transformadoras"], con las que compartimos la idea de que es posible una forma de ganarse la vida en la que las personas estén por delante del dinero, que la economía puede ser social y solidaria, que nuestro consumo y trabajo tiene que ser de cercanía, apostando, sobre todo, por el pequeño comercio y siendo respetuosas con el medio ambiente". En definitiva, subrayan, "gente que quiere transformarlo todo para mejor, nuestra gente".
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