Frente anti-Axel Kicillof en Buenos Aires: la UCR camina entre el "imposible" y el "vamos viendo"

Frente anti-Axel Kicillof en Buenos Aires: la UCR camina entre el

El radicalismo se divide entre el rechazo total a un acuerdo con Milei y la prudencia hasta tener configurado el escenario electoral.

 

Por Juan Rubinacci

El año electoral en Buenos Aires comenzó con la firme idea de La Libertad Avanza de convertirse en la principal fuerza opositora a Axel Kicillof, incluso si para ello debiera conformar un frente opositor junto a otros partidos. En ese camino, en la UCR ya se abrió una grieta entre el “imposible” y un guiño a escuchar ofertas, aunque recién cuando se configure el escenario electoral.

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Algo hay en común en todas las tribus del radicalismo: nadie se anima a asegurar con qué espacios conformarán un acuerdo para los comicios legislativos. No obstante, los dirigentes del partido centenario se mueven entre el rechazo total a cualquier alianza con el gobierno de Javier Milei y la prudencia respecto a cómo se termine construyendo el campo electoral en los próximos meses.

Maximiliano Abad y Martín Lousteau, líderes de la UCR.

Con Javier Milei, ni a la esquina

El sector de la UCR más crítico al Presidente y a sus políticas a lo largo de su primer año de gestión fue el que encabezaron el titular del partido, Martín Lousteau, y el representado por el diputado Facundo Manes. Ambos construyeron una alianza para disputarle la conducción bonaerense al senador Maximiliano Abad. Fue derrota de aquellos, con escándalo judicial incluido.

La postura contra Milei no cambió con el inicio del año electoral, por lo que sus dirigentes marcan como “imposible” cualquier acuerdo para conformar un frente. Algunos intendentes, que defenderán sus concejos deliberantes y buscarán influir en las secciones electorales, dicen que no hay justificación alguna para hacer una alianza como la que propone Karina Milei. Aunque entienden que es una nueva época en la que hay dirigentes propios que están trabajando esa opción.

Claudio Frangul y Pablo Juliano (Manes). Danya Tavela y Pablo Domenichini (Lousteau).

Esa tropa entiende que la conducción del partido en Buenos Aires tiene cierta afinidad y diálogo con el oficialismo nacional, y que comparten acciones legislativas y una narrativa común. Aclaran que mantendrán una identidad opositora, lejos de un modelo que, entienden, no va a ningún lado.

Administrar los tiempos es la cuestión

Hay otro sector que prefiere no adelantarse a tomar definiciones, teniendo en cuenta que el escenario electoral no está configurado. Fuentes boina blanca recuerdan que el inicio de Juntos por el Cambio se dio cuando ese proceso ya estaba en camino, lo que llevó al partido a la famosa convención de Gualeguaychú. Hoy eso está lejos.

Maximiliano Abad.

También en esa tribu se autoperciben opositores al Gobierno, aunque reconocen que la hegemonía y el liderazgo hoy le pertenece a LLA. En ese sentido, avisan que todavía nadie los invitó a participar de ninguna propuesta y que no pueden dar precisiones de algo que no existe. También marcan otro punto: no es lo mismo una elección nacional que una desdoblada. Quizá las estrategias sean distintas si Kicillof decide nacionalizar los comicios o discutir sólo los problemas de la provincia.

Como sea, ese espacio prefiere no adelantarse y esperar a ver qué define la superestructura, porque entiende que cualquier posicionamiento a pocas semanas de comenzado el año es de ciencia ficción. Administrar los tiempos y los esfuerzos es la cuestión.

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