Tras el fin de semana salvaje del Gobierno, el titular de Diputados quedó afuera (¿por ahora?) del Gabinete. Y un ex camporista que reaparece.
Por
Pablo de León
El último fin de semana, el Gobierno nacional atravesaba una tormenta de fuego, tras el discurso en Ensenada de Cristina Elisabet Kirchner y la renuncia, en paralelo, de Martín Guzmán al Ministerio de Economía.
El sábado concluyó con algunas gestiones telefónicas de Alberto Ángel Fernández desde la Quinta de Olivos y el domingo hubo un raid de reuniones en las que se analizó desde un cambio integral del Gabinete nacional hasta la módica -y final- definición de la reemplazante de Guzmán. Mucho se habló de las charlas entre Alberto y Sergio Massa, donde entre cafés, litros de pomelo y cigarritos Café Créme en los jardines de Olivos, se debatió si el titular de la Cámara de Diputados asumía como ministro económico o si tomaba prácticamente el timón del gobierno, manejando la Jefatura de Gabinete más Economía, el Banco Central, la Aduana, el BCRA y la AFIP. ¿Qué haría, entonces, el Presidente si Massa resultara así empoderado? El conciliábulo y las dudas concluyeron con los mensajes de los enviados de Cristina Kirchner: muchos se asignaron esa representación pero solo el gobernador Jorge Milton Capitanich y el senador José Mayans contaron con la venia de CFK para transmitir su línea de pensamiento.
Sergio Massa estaba on line con Máximo Kirchner pero no con Cristina Kirchner. Eso terminó de ordenar la negociación entre la Casa Rosada y el cristinismo. "Yo hablo con el Presidente; si no, no”, dijo la vicepresidenta. Y agregó: “Nadie habla en nombre mío”.
De ese modo, Cristina negó a cualquiera el poder de la intermediación y sucedió la conversación telefónica donde Alberto y la vice acordaron que Batakis asumiera. Y con verse al día siguiente. Tras cortar, el Presidente se juntó con su grupo íntimo y conversó con esas no más de cinco personas cómo rearmar la coalición oficialista de allí en adelante. Se especuló con los caminos de atar políticamente a Juan Manzur (quien temió perder su silla de jefe de Gabinete), contener a los gobernadores, a Wado de Pedro (quien dijo que si lo sacaban del Ministerio del Interior se iba a su casa) y desde ahora, en qué términos conversar con Massa sobre su rol en la coalición, luego de ponerlo como protagonista excluyente de la negociación gubernamental y terminar invitándolo a la asunción de Batakis, donde el tigrense debió apelar a su arsenal de rostros de ocasión. Ni Ariel Tarico lo podría haber hecho mejor...
Sergio Massa en la asunción de Silvina Batakis como ministra de Economía. Foto AFP
El domingo, uno de los contertulios del Presidente se fue a su casa resoplando: “No hay posibilidad de gobernar con un discurso de ella por semana, eso se tenía que frenar”. La novedad estará en si la Vice vuelve a hablar este viernes en El Calafate. No ganan para sustos...
Maldades
El nivel de operación o maldades que circuló el fin de semana incluyó a muchos y muchas. Entre los rumores de unificación de ministerios (Producción y Agricultura, para que maneje Daniel Scioli; y Educación y Cultura, con la posible salida de Tristán Bauer), hubo uno que llamó la atención: la posibilidad de que la mendocina Anabel Fernández Sagasti asumiera en el Ministerio de Turismo, en lugar de Matías Lammens. La sorpresa acaparó a varios pues el porteño dirigente de San Lorenzo sumó millas con Alberto Fernández tras la instrumentación del plan "Previaje", que promete una nueva fase para dentro de poco. En esa "maldad" algunos vieron la mano de Víctor Santa María, el inquieto empresario de medios y sindicalista, quien mantiene viejas cuitas con Lammens, por la pelea interna porteña del peronismo, donde el hoy ministro de Turismo suena como posible candidato a jefe de Gobierno porteño. Pasillos calientes...
Matías Lammens y Gisela Marziotta en la campaña porteña de 2019.
De regreso
José Ottavis fue un prominente dirigente de La Cámpora, con poder de fuego real en la provincia de Buenos Aires y que terminó logrando un alto perfil mediático por correrse de la política y terminar enredado en apariciones en Showmatch, allá por 2016, junto a Vicky Xipolitakis y con proyectos teatrales con Moria Casán.
Ottavis logró salir de ese fuego mediático y rehizo su vida: se fue a vivir a la provincia de Corrientes, donde se casó, y se abrazó a la religión. Hoy, maneja una ONG donde realiza tareas como catequista, ayudando a jóvenes a salir de las adicciones. En esto, Ottavis se abrazó al Padre Pepe, referente social hoy trabajando en el distrito de San Martín y un luchador contra el narcomenudeo.
José Ottavis junto al Padre Pepe
De todos modos, el ex referente camporista no deja de recurrir a sus viejas amistades políticas. La semana pasada, por ejemplo, se lo vio en Cancillería, donde se reunió con Santiago Cafiero. Y no deja de estar en línea con su amigo Andrés "Cuervo" Larroque, quien es el ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense. En ambos casos, Ottavis recurrió con proyectos de su ONG cercana a la Iglesia. Nuevos tiempos...
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