La oposición triunfó en 13 provincias, incluida Buenos Aires. El FdT creció pero perdió terreno respecto de 2019. La izquierda, tercera. La derecha, lo nuevo.
Por: Lucio Garriga Olmo.
La alianza opositora Juntos por el Cambio (JxC) se imponía esta noche en las principales provincias del país y conseguía, en base al 96,32% de las mesas escrutadas, el 42,10% de los votos a nivel nacional. De esta manera, superaba al oficialista Frente de Todos (FdT), que, a pesar de registrar mejoras en relación a las primarias de septiembre, lograba el 33,36%. De esta manera, la polarización se ratificaba como una de las principales tendencias políticas del país en momentos en los que la izquierda del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) confirmaban su condición de tercera fuerza, con 5,93%, y las fuerzas liberales ingresaban al Poder Legislativo.
Con esta fotografía del domingo por la noche, la alianza amarilla conseguía 9.603.324 de votos y aumentaba su caudal en 564.875 boletas con relación a las primarias de septiembre, pero perdía 1.208.262 votos en comparación a las presidenciales de 2019, cuando el presidente, Alberto Fernández, se impuso sobre el exmandatario Mauricio Macri. Por su parte, el peronismo ganó 582.480 votos sobre las primarias y retrocedió en 5.304.727 desde las presidenciales de hace dos años.
En Buenos Aires, la madre de todas las batallas, el candidato de Juntos, Diego Santilli, volvía a conquistar el primer puesto con el 39,85% y superaba a la candidata peronista, Victoria Tolosa Paz, que llegó al 38,52%. A pesar de haber descontado cuatro puntos, al FdT no le alcanzó para revertir el resultado provincial. El tercer puesto fue para el candidato liberal, José Luis Espert, que llegó al 7,49% y le ganaba la pulseada al Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), que quedaba cuarto con el 6,81%. Por su parte, el exministro kirchnerista y candidato de Vamos Con Vos, Florencia Randazzo, y la candidata celeste de Más Valores, Cynthia Hotton, no alcanzaban el mínimo necesario para ganar bancas al recolectar el 4,37% y el 2,94%, respectivamente.
De todas maneras, el sabor nocturno no deja de ser semiamargo para las dos principales fuerzas. Primero, para JxC, que no logró aumentar significativamente la diferencia alcanzada de hace dos meses y no logró capitalizar el millón de votos que supo ganar el candidato radical en la interna partidaria, Facundo Manes. No hubo, como esperaban algunos, un traslado directo de ese caudal rojo y blanco de 1.254.220 votos hacia el candidato colorado. Segundo, para el FdT, que supo acortar una diferencia y despejar los nubarrones que hablaban de un fuerte traspié, pero que no le alcanzó para revertir un resultado en una provincia que históricamente fue peronista y que en las últimas elecciones se ha mostrado disputada.
Asimismo, y también como se esperaba, JxC, a pesar de haberlo hecho con menos diferencia que en septiembre, ganaba en los principales distritos de la nación. En Córdoba, uno de los rincones más amarillos del país, alcanzaba el 54,04% de los votos y le sacaba una diferencia de 29 puntos a Hacemos por Córdoba, la fuerza provincial que responde al gobernador, Juan Schiaretti. El FdT quedaba en tercer lugar, apenas con el 10,48%. En Santa Fe, otra de las peleas fuertes de la jornada, conquistaba el 40,32% y superaba al peronismo, que quedaba en segundo puesto con el 31,28%. También ganaba en Entre Ríos, con el 54,52% contra el 31,64% del oficialismo; Corrientes, con el 58.91% contra el 36,50%; y Mendoza, donde ganaba las dos bancas de la mayoría para el Senado contra el kirchnerismo y el exvicepresidente Julio Cobos quedaba primero en la disputa por la Cámara baja con el 49,55%.
Las alegrías de la jornada para el peronismo llegaron desde Tierra del Fuego y el Chaco, las dos provincias en las que logró revertir el resultado con relación a las primarias. Hace dos meses, en la sureña provincia ganó la alianza amarilla con el 36,4% de los votos sobre el 32,9%; pero este domingo el resultado era al revés, con un 39,6% para el FdT y un 28,9% para JxC. En relación a las primarias, en Ushuaia la coalición opositora registraba su peor comparación al registrar una pérdida de ocho puntos. Asimismo, en el Chaco JxC retrocedía del 44,14% al 42,81% y el FdT subía del 35,67% al 44,24% y lograba reponerse en el territorio que comanda el exjefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, Jorge Capitanich. Por otro lado, una de las derrotas más fuertes para el peronismo se registraba en La Pampa, una provincia en la que no alcanzó a dar vuelta el resultado de septiembre. En aquel momento JxC trepó hasta el 48,76% y este domingo se mantenía en el 48%. Fue suficiente ya que el peronismo solo logró crecer del 38,28% al 42,39%.
Otra tendencia que se registró en las primarias fue que la fuerza trotskista del FIT se mantuvo como tercera fuerza nacional con el 5,93%. Su mejor resultado lo alcanzaba en Jujuy, donde su candidato, Alejandro Vilca, conquistaba el 25,16% y lograba entrar a la Cámara de diputados. Además, en la Ciudad porteña mantenía el cuarto espacio con el 7,76% y su candidata, Myriam Bregman, lograba conquistar una banca. En territorio bonaerense Nicolás del Caño retrocedía de tercer al cuarto puesto, pero de todas maneras su 6,82% le bastaba para asegurar su propia banca y la de su compañera de lista, Romina del Pla.
Por su parte, las fuerzas liberales o de ultraderecha conseguían los terceros puestos en los distritos más importantes del país, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, pero no alcanzaban a formarse como un partido de escala nacional. El candidato porteño de La Libertad Avanza, Javier Milei, llegaba al 17,03% y aumentaba su desempeño en 71 mil votos con relación a septiembre, cuando llegó al 13,66%. Por su parte, el candidato de Avanza Libertad, José Luis Espert, conquistaba el 7,5% y crecía en 249.818 votos sobre las primarias, cuando ganó el 4,87%. Con este panorama los dos partidos cercanos alcanzaban 963.870 votos de forma conjunta y el 3,9% de los votos a nivel nacional.
Este escenario dominical volvía a mostrar un escenario polarizado entre el peronismo y JxC, que dejará un Congreso nacional sin mayorías y atado a las negociaciones para llegar a acuerdos por lo menos por los próximos dos años, cuando la Argentina vuelva a las urnas, pero para renovar las autoridades ejecutivas.
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