Sin postulantes firmes para la Presidencia, en el kircherismo y el PJ ya analizan nombres para conformar los binomios, según su extracción política, en cada eventual escenario. Empieza a mencionarse el rol de los gobernadores
Por Brenda Struminger
Aún se mantienen como incógnitas las eventuales postulaciones de Cristina Kirchner y de Alberto Fernández para la presidencia, pero en el Frente de Todos, si bien quieren evitar “poner el carro delante del caballo”, ya circulan los nombres de los eventuales precandidatos a vicepresidente. Se habla de una fórmula cruzada para un escenario de acuerdo; y de duplas puras para unas PASO, que sería el panorama más probable. La lista de dirigentes es larga, y por ahora sólo están claros los criterios que se aplicarán para decidir los perfiles. El principal es “sectorial”, que responde al perfil político del candidato que acompañe; el otro es “geográfico”, y refiere, directamente, al plan de duros y moderados de incluir a los gobernadores en las fórmulas de las internas.
Sólo en una coyuntura donde los principales sectores llegaran a un acuerdo político de antemano, con un candidato de consenso, podría plantearse una fórmula cruzada, explican desde ambos bandos del FDT. Si así fuera, dicen los armadores, anotarían una “cabeza” k, y un vice del PJ “racional” -o “rancio”, como llaman en la jerga política a los peronistas “de derecha”-. O viceversa. Eso es lo que se pactó en 2015, con el entonces gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica de Cristina Kirchner. Y en 2019, con Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
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En La Cámpora hoy concluyen en que ambas experiencias fueron un fracaso. En la primera no hubo consenso siquiera para llevar unidos la campaña, y terminaron perdiendo frente a Mauricio Macri y Gabriela Michetti. En la segunda, aunque la estrategia proselitista funcionó y los llevó a una victoria, se les complicó durante la gestión. Apenas un año después del triunfo empezaron los cortocircuitos, por los reclamos del kirchnerismo y la resistencia de Alberto Fernández, que no dejaron de escalar hasta el presente, con la derrota en las Legislativas de 2021 de por medio.
Cristina Kirchner durante su última aparición pública (REUTERS)
“Ya probamos las combinaciones, y no sirve. Lo que planteamos ahora es que vayamos con lo mejor que tenemos, sin mezclar, y ganemos o perdamos con lo nuestro”, dicen en el kirchnerismo, cada vez más dispuestos a ir a unas PASO.
En la Casa Rosada, distanciados como nunca de Cristina Kirchner, coinciden con el diagnóstico: “Estas definiciones no son como las ciencias exactas, pero prima la idea de una representación sectorial en las fórmulas para las PASO”, dijo un importante armador del “albertismo”. En otro despacho que responde al primer mandatario agregaron: “No es imposible, pero sí muy difícil que haya dos o más fórmulas cruzadas. La única forma sería que los vices vengan por fuera de los kirchneristas y los albertistas”.
A pesar del enfrentamiento que protagonizan, los más altos dirigentes de los sectores duros y moderados están de acuerdo en que un escenario de PASO llevaría a que cada espacio presente fórmulas puras, donde se ubiquen, en el primer y segundo lugar de sus respectivas nóminas nacionales, a dirigentes del mismo color político.
Las posibilidades son amplias y la lista de dirigentes larga. En el caso de que encabece Alberto Fernández circuló el nombre de Victoria Tolosa Paz, pero en su entorno insisten en que es demasiado temprano para siquiera mencionarlo e insisten en que la ministra de Desarrollo Social y amiga del primer mandatario “estará donde la necesiten”. También se menciona que el embajador en Brasil, Daniel Scioli, acompañe al primer mandatario en la carrera por la reelección, aunque cerca del ex gobernador bonaerense aseguran que está decidido a jugar exclusivamente por el premio mayor.
Daniel Scioli
Sólo en el caso de que Sergio Massa decidiera ser candidato -se descuenta que debería ocurrir con aval del kirchnerismo- se perfilaría una “fórmula impura” en un esquema de PASO en el peronismo. En el Instituto Patria dicen que que el titular de Economía estaría obligadamente acompañado por un referente de las filas K, que le daría el caudal de respaldo que no reúne por sí mismo.
Para secundarlo, en contra de Alberto Fernández y/o Scioli, se menciona al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, aunque en sus filas aseguran que ese escenario es muy poco probable. La aspiración del titular de Interior, que habla varias veces por semana con Cristina Kirchner, es liderar la nómina, siempre que su jefa bendiga ese plan al correrse. El mismo objetivo tiene el mandatario chaqueño.
Mientras cruzan nombres con estos criterios en mente, a lo ancho y largo del Frente de Todos los principales estrategas apuntan que la figura de Massa podría servir para eliminar de la carrera al Presidente y posicionar al tigrense como candidato de unidad. El jefe de Hacienda, en tanto, posterga las definiciones y evalúa sus perspectivas con la vara de la performance propia, en especial en torno a una estabilización de la tambaleante situación económica. Hasta ahora mantiene el apoyo, aunque condicionado, de Cristina y Máximo Kirchner.
Eduardo "Wado" de Pedro
En ambas usinas políticas del oficialismo mencionan, además del criterio sectorial, el “factor geográfico”. Es decir, el rol que podrían tener, en los binomios, los gobernadores. Alberto Fernández se apoyó en el conglomerado de mandatarios provinciales del PJ durante los dos primeros años de su gestión. Y aunque el respaldo desde el interior se desgastó progresivamente -hoy casi todos le muestran su desconfianza-, el Presidente no descarta negociar con alguno de los más afines. Por ahora, evitan dar los nombres que tienen en mente.
El kirchnerismo también mira más allá de las fronteras de la provincia de Buenos Aires. En el Instituto Patria mencionan el interés de Cristina Kirchner de mantenerse en contacto con los caciques, inclusive los que alguna vez la cuestionaron; y en los ministerios afines, como el de “Wado” De Pedro, tienen una agenda florida con los distritos. “Los candidatos siempre son porteños, es hora de darle un lugar de peso al interior federal”, deslizó un funcionario cristinista.
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En particular, observan a los líderes del Norte Grande. “La Liga mostró una capacidad de acuerdo que hace mucho no se veía, se mantuvieron unidos para pelear como bloque, tienen mucho para aportar en este tiempo de diferencias que desunen”, deslizan en La Cámpora. Mencionan, además de Capitanich, al santiagueño Gerardo Zamora, que levantó el perfil durante el pico de la discusión con la Corte Suprema y la Ciudad por la coparticipación; y al sanjuanino Sergio Uñac, que actúa en los límites de su provincia pero mantiene contactos con las esferas nacionales. Por ahora, ninguno dio una señal de apoyo explícita a los eventuales candidatos.
Jorge Capitanich
En paralelo, Juntos por el Cambio trabaja con variables similares. Aunque las listas de la oposición tampoco están definidas, hasta los radicales más duros admiten que las nóminas, en especial después del corrimiento de Mauricio Macri, estarían encabezadas por los candidatos de Pro -probablemente Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich- acompañados por dirigentes de la UCR del interior del país que se habían perfilado para la Presidencia y moderarían sus pretensiones. Se perfilan el jujeño Gerardo Morales, afín al alcalde porteño, que aún sostiene que irá por la Casa Rosada; y Alfredo Cornejo, para acompañar a la ex ministra de Seguridad, pero ya avisó que irá nuevamente por la gobernación de Mendoza. En su lugar empezó a mencionarse a su correligionaria de Santa Fe, Carolina Losada, que no descarta pelear por el liderazgo en su provincia.
Ninguna de las incógnitas para los compañeros de fórmula del oficialismo se despejará hasta tanto Cristina Kirchner y Alberto Fernández decidan y anuncien su rol. La vicepresidenta anunció en diciembre que no sería candidata “a ningún cargo”, porque está “proscripta”, pero deja a los propios levantar las banderas de “CFK2023″, con un brío cada vez más intenso. Mientras que Alberto Fernández mantiene vigente la hipótesis de la carera por la reelección y se rehúsa a bajarse o postularse con firmeza. “Hay tiempo”, insisten en su círculo íntimo, y hablan de mayo e inclusive de junio como meses límite. El cierre de listas es el 24 de junio, dentro de tres meses.
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