Así lo demuestran las estadísticas oficiales. La cifra es aún más alta en el centro y oeste formoseño. Qué factores inciden en el aumento de los casos y cuáles son los programas de Educación Sexual disponibles para concientizar y prevenir a la población sobre esta problemática.
Sin embargo, las cifras que se manejan en la provincia y, en general, en la mayoría de las ciudades del Noreste y Noroeste argentino siguen siendo de las más altas en comparación con otras regiones del país.
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en el año 2011, Formosa era la segunda provincia del país que mayor porcentaje de embarazo adolescente registraba con el 24,6% y solo la provincia de Chaco lograba superar ese número con un 25%. En tercer lugar estaba Misiones con el 21,8%, luego se encontraba Santiago del Estero con el 20,8%; Catamarca con el 20,6%, Jujuy con el 19,5% y, en contraposición con todas ellas, la provincia de Córdoba con tan solo el 14,5% y Buenos Aires con el 13,5%.
Asimismo, transcurrido un año de estas estadísticas, y según datos aportados por la propia cartera de Desarrollo Humano de Formosa correspondientes al período 2012, de 11.992 nacidos vivos, 2922 casos se enmarcaron en el cuadro de embarazo adolescente lo cual representó, en términos porcentuales, un 24% del total de estos nacidos vivos. Es decir que, en un lapso de 365 días, los embarazos no deseados a nivel provincial descendieron tan solo el 0,6%.
“De cada 10 embarazos, dos son de mujeres adolescentes en el caso provincial; y en el Oeste, tres de cada 10 son madres adolescentes. En este último caso, la tendencia se mantiene a través de los años, donde siempre en la población indígena fue mayor el embarazo adolescente y por eso en los distritos del oeste es más alto el porcentaje”, indicó la Dra. Cristina Mirassou, Jefa de Prestaciones de Salud del Ministerio de Desarrollo Humano.
Factores de incidencia
Hay múltiples aspectos que tienen que ver con lo cultural, el contexto espacial (rural o urbano) en el cual la persona se desarrolla y el nivel socio-económico y educativo que interactúan y resultan influyentes a la hora de abordar el tópico del embarazo precoz producido entre los 10 y los 19 años en Formosa.
Al respecto, la Dra. Mirassou decidió poner en relieve a la educación como uno de los factores más importantes. Más aún en el caso de las mujeres que habitan las comunidades indígenas ya que, aunque no se refleje o no tenga un fuerte impacto estadístico, “con el paso del tiempo, hemos podido observar cualitativamente que cuando las jóvenes indígenas fueron incorporándose a la educación formal primaria, secundaria y a los terciarios, han demorado o retardado más el embarazo”, apuntó.
Mientras tanto, desde el punto de vista cultural, la Jefa de Prestaciones de la cartera de Salud advirtió que “en las comunidades indígenas no se encuentra la cultura judeo-cristiana que siempre fue más represiva con el tema de la sexualidad y de postergar la maternidad. Es decir, que esos valores que son fuertes y que vienen de esa tradición, en las comunidades indígenas, que no han tenido este freno cultural, religioso y moral, la sexualidad se vivió con mucha más libertad. Y eso explicaba también por qué tan jóvenes las chicas tenían hijos y no eran condenadas por la sociedad”.
En tercer lugar, se encuentra el indicador pobreza que resulta relativo e interactúa con otros componentes indefectiblemente. “El embarazo adolescente no es un fenómeno propio del sector menos pudiente, sino que también se da en mujeres de clase media y alta. Quizás por ahí en estas últimas tienen menor visibilidad esos casos porque hay mayor disponibilidad económica y, por tanto, acceso a la internación voluntaria de un embarazo en condiciones seguras”, aclaró Mirassou.
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