El socialista Pedro Sánchez presenta su candidatura mañana en el Congreso, con pocas opciones de salir elegido; la repetición de elecciones, el escenario más probable
Por Martín Rodríguez Yebra
MADRID.- Después de 70 días de negociaciones destinadas al fracaso, los líderes políticos de España empiezan a resignarse a que únicamente unas nuevas elecciones podrán sacar al país del atasco institucional que impide formar un gobierno estable.
El socialista Pedro Sánchez se presentará mañana ante el Congreso a defender el pacto moderado que selló con los liberales de Ciudadanos (aprobado el sábado por las bases del PSOE), pero sabe que las opciones de salir investido presidente son nulas ante el veto explícito a su candidatura anunciado por el Partido Popular (PP) y Podemos.
Pero el espectáculo parlamentario que durará toda la semana se medirá no tanto por los votos que Sánchez pueda conseguir. Se pondrá en marcha el "juego de la culpa": la disputa por convencer a la opinión pública de quién es el responsable de que España siga en un limbo político.
La amenaza de una repetición de las elecciones -algo que jamás ocurrió- pende sobre todos los candidatos. A partir de la primera votación de investidura, prevista para el miércoles, corre un plazo de dos meses para seguir negociando un acuerdo. Después el rey Felipe VI estaría obligado a disolver las Cortes y llamar a elecciones. En todos los partidos ya hablan con naturalidad del "26-J", el día de fines de junio en que caerían los nuevos comicios.
"Lo que veremos del señor Sánchez es un acto de campaña. Una comedia de enredos destinada al fracaso", denunció Mariano Rajoy, líder del PP, ganador exiguo de las elecciones del 20 de diciembre (con 29%) y presidente con funciones limitadas hasta que alguien consiga el apoyo de una mayoría parlamentaria. Él ya había dejado claro la semana pasada que su pronóstico es la repetición electoral, a pesar de que nada garantiza que eso vaya a cambiar el reparto de poder.
Sánchez -segundo en las elecciones, con 22%- hizo un movimiento audaz al aliarse con Ciudadanos, socio natural del PP. Así aisló a Rajoy e irritó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que rompió las negociaciones de una coalición inclinada a la izquierda.
Si nadie hace un giro dramático en los próximos días, la candidatura de Sánchez con Ciudadanos sumará 130 votos. Como mucho 137, si lo acompañan partidos menores con los que sigue dialogando. Lejos. Muy lejos. La mayoría absoluta se consigue con 176. En la segunda votación, el sábado, para la que se requiere una mayoría simple, tendría asegurados 213 votos en contra.
¿Por qué intentarlo? "Acá está en juego en gran medida quién es considerado responsable de un adelanto electoral. El juego de la culpa va a tener un papel fundamental", sostiene Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III.
En esa lógica, Sánchez se presentará a los españoles como un líder que cede, dialoga y presenta un plan viable para devolver el país a la normalidad. Una carta bien jugada ante el Congreso puede fortalecerlo y meter presión para que Rajoy o Iglesias acaben por rendirse y votarlo en un segundo intento de investidura antes de que en mayo haya que llamar a elecciones.
El sociólogo José Juan Toharia, de la consultora Metroscopia, aporta datos que pueden reforzar esa idea. Según sus sondeos, el 50% de los votantes del PP y el 56% de los de Podemos creen que sus partidos deben permitir gobernar al PSOE con Ciudadanos. "Esto marca un contraste con la rotunda y quizás sobreactuada negativa de sus dirigentes a considerar esa posibilidad", indica.
Pero el escenario es cambiante. ¿Seguirá Ciudadanos ligado al PSOE después de una investidura fallida? Rajoy ya invitó al líder de ese partido, Albert Rivera, a reunirse después de la sesión parlamentaria.
Iglesias insiste en que el pacto PSOE-Ciudadanos es "la mejor prueba de que lo liberal se ha comido a lo social". Sánchez retruca que el fundador de Podemos "tendrá que explicarles a sus votantes que impidió un gobierno socialista para que siga Rajoy en el poder".
El duelo de declaraciones se asemeja al de una campaña. "La hipótesis A es la repetición de elecciones y por eso hay que pensar en escalar posiciones", admite una fuente cercana al líder socialista.
Pero ¿cambiará en algo el resultado? "Es imposible saber cómo impactará. Todo se puede mover de arriba a abajo -opina el consultor Narciso Michavila, presidente de GAD3-. Ahora Rivera se beneficia por la imagen de haber llegado a acuerdos, pero puede perjudicarlo asumir el programa del PSOE. Los socialistas hace unas semanas eran castigados, ahora pueden salir beneficiados."
Según Simón, por el momento "nada parece apuntar un rápido regreso del bipartidismo y tampoco un claro desempate entre los bloques de izquierda o de derecha".
La incapacidad para construir un pacto amplio y la especulación con otra aventura electoral añaden un elemento inquietante: España pasaría al menos siete meses de desgobierno sin siquiera tener un horizonte claro de cuándo ni cómo saldría del laberinto.
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