El peronismo enfrenta una encrucijada autodestructiva mientras el riesgo país, en caída, anticipa una nueva era de endeudamiento bajo las promesas de Milei a los acreedores. En este escenario de ajuste, desmantelamiento y pobreza, el PJ se divide en disputas, dejando un vacío que abre paso a la agenda ultraliberal. Operaciones proscriptivas y denuncias cruzadas en una interna que no cede.
Por: Nicolás Lantos.
El riesgo país perforó la barrera de los 1000 puntos, todavía más que el doble de lo que dejó, en diciembre de 2015, el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, pero un número bajo en la serie del último lustro que acerca al gobierno nacional a su principal objetivo en materia financiera desde el primer día de gestión: recuperar el acceso al crédito internacional para iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento. Fue celebrado por el oficialismo de forma acorde a esa importancia.
La novedad debe leerse como un voto de confianza de los grandes fondos de inversión globales hacia Javier Milei. Significa, en principio, que le creen cuando se muestra dispuesto a postergar todas las partidas del presupuesto que sean necesarias para hacer frente al pago de vencimientos. Mientras que su admirado Donald Trump propone en su campaña America First, Estados Unidos Primero, Milei mira a los acreedores y les promete Argentina Después.
El método anarcocapitalista para volver a los mercados consiste en expropiar un tercio o más del poder adquisitivo los salarios, desmantelar la salud pública, vaciar las universidades, abortar el programa nuclear, abandonar la obra pública, dejar de repartir alimentos, desprenderse de los trenes, arrojar a seis millones de argentinos a la pobreza y tres millones a la indigencia. El problema de cazar un oso con una bazuca es que incluso si acertás al blanco después no queda ni la piel para vender.
El voto de confianza financiero no sólo da cuenta de la voluntad de Milei. También deja entender la percepción de que no se le opondrá una fuerza suficiente que pueda evitar sus propósitos. Mientras que el oficialismo fagocita, sin prisa pero sin pausa, a la gran mayoría del PRO y una parte importante de la UCR, el peronismo entró en una espiral autodestructiva de final incierto. La política se fragmenta por arriba justo cuando, por abajo, los reclamos empiezan a confluir.
El veranito de dólar pisado, bicicleta financiera y ganancias récord en la timba de Toto Caputo, que recibió esta semana en Washington una taza de Mejor Papá del Mundo, contrasta con los datos de la economía real, estancada en niveles subsaharianos. No es la primera vez en la historia argentina que el optimismo de los banqueros difiere mucho de la realidad. Hasta ahora, cada vez que se abrió esa brecha, las cosas, tarde o temprano, terminaron mal.
Un antiguo refrán inglés que le gusta repetir a mi viejo dice que hay tres cosas que nunca vuelven: la flecha, una vez que fue arrojada; la palabra que se dijo y la oportunidad que se pierden. Este gobierno arroja flechas contra el país que debe gobernar y promete destruir, en nombre de la libertad. Las flechas son metafóricas pero las consecuencias son bien reales para la enorme mayoría del pueblo argentino. Y, como señala el refrán, también son irreversibles.
Por ejemplo: el presupuesto congela las partidas destinadas a la compra de drogas para el HIV. Por cada cuatro pesos que se destinaban en 2023 con ese fin, en 2025 habrá uno solo. Este año ya hubo faltantes en muchos hospitales públicos y más de dos mil pacientes no pudieron acceder a su esquema de medicación. Así se honra la deuda: con sacrificios humanos. Néstor Kirchner dijo en 2003 que los muertos no pagan. Milei parece empecinado en demostrar lo contrario.
Las oportunidades que se pierden no siempre es por causa de la persona involucrada. Hay decisiones, como las que ha tomado este gobierno, que cercenan de un momento a otro las oportunidades en la vida de millones de personas. Si cierra la universidad pública muchos jóvenes perderán la oportunidad de elegir para su vida el camino de seguir una carrera profesional, sin importar de dónde vienen. Sin oportunidades las personas son menos libres de decidir su destino.
Otro ejemplo: este viernes hizo su último viaje el tren que durante 135 años y de manera ininterrumpida unió la ciudad de Buenos Aires con la localidad bonaerense de Pehuajó. ¿Cuántas oportunidades perderán los productores y empresarios de esa zona para que el gobierno nacional pueda sumar algunos pocos billetes arrugados a la pila que junta miseramente para ofrendar a los acreedores externos? ¿Son más o menos libres los habitantes de Pehuajó con esta decisión?
Libertad no es dejar a cada uno a su suerte, eliminando toda regla y toda intervención. Esa es la receta de Milei y sólo beneficia al capital, que encuentra en ese vacío un terreno fértil para reproducirse. La libertad para las mayorías sólo puede promoverse con un esquema virtuoso de prácticas y normas que maximicen las oportunidades y las ocasiones para decidir de cada uno. Eso es la justicia social y es una condición necesaria para la libertad en términos democráticos.
Las palabras que se dicen tienen efectos y generan compromisos. El resultado de los compromisos rotos por los gobiernos anteriores fue Milei. El desgaste de la gestión actual seguramente erosione aún más la confianza de la sociedad en los políticos. La consultora Sentimientos Públicos dio a conocer esta semana un estudio en el que el 54 por ciento de los consultados dijeron que en las próximas elecciones preferirían votar por un candidato sin experiencia política.
Combinado con el efecto de la boleta única, que premia a las caras conocidas, nadie debería sorprenderse si el año que viene la oferta electoral, oficialista y opositora, se ve acaparada por figuras que hicieron fama en otros rubros, desde el arte y la cultura hasta las redes sociales. En la Casa Rosada están midiendo el conocimiento y la imagen de varios influencers de ultraderecha que trabajan en su aparato de comunicación paraestatal con la idea de incluirlos en las listas de 2025.
Esa idea va en línea con el anuncio de que José Luis Espert, el más violento de los voceros de La Libertad Avanza (y ese es un galardón disputado) encabezará la boleta en la provincia de Buenos Aires, el spot más destacado en la próxima campaña. La provocación y la disrupción serán las herramientas con las que La Libertad Avanza buscará obstruir el funcionamiento correcto del Poder Legislativo. Milei ya obtuvo del Congreso todo lo que quería. Ya no lo necesita.
La capitulación en cámara lenta del PRO y la ruptura del bloque radical en la Cámara de Diputados consolidan simultáneamente dos escenarios. Por un lado, el gobierno consolida el tercio que le sirve para blindar el veto presidencial y cubrirse de la eventualidad de un juicio político. Por el otro, cada vez queda más lejos de conformar una mayoría de 129 para impulsar los proyectos que necesite para gobernar. Para eso están las facultades delegadas y los DNU.
Un estudio realizado por el politólogo Pablo Salinas da cuenta de que, más allá de cuál sea la configuración de las alianzas electorales, el resultado de las legislativas que se celebrarán en doce meses no modificará sustancialmente ese equilibrio. Con el Congreso inmovilizado en un empate permanente, sin ley de Presupuesto y con la Corte Suprema paralizada a partir de enero, la hipótesis de que Milei profundice una deriva autocrática comienza a tomar una materialidad inquietante.
En ese contexto, la interna peronista toma una deriva que se aleja peligrosamente de lo que en verdad importa. Las acusaciones cruzadas volvieron a elevar su temperatura este fin de semana después de que fracasara un enésimo intento de negociar una lista de unidad. Los cuestionamientos formales a la candidatura de Ricardo Quintela aparecieron una vez que el riojano rechazó gestiones para retirarse. Un involucrado directo en las gestiones dijo haber recomendado a Cristina que evitara ganar por tecnicismos y mantuviera la contienda electoral. Recibió la contraorden de voltear al oponente en la Junta Electoral. "Nos quisieron bajar por tuiter y ahora nos tiran con el escritorio", se quejan en el equipo de Quintela. El entuerto aún no concluyó.
Si el asunto no encuentra una urgente resolución política corre el riesgo de terminar judicializado o derivar en una intervención. Inconsistencias en los padrones, urnas insuficientes y falta de fondos para garantizar un escrutinio transparente en todo el país son algunos de los problemas que pueden terminar siendo escándalos. Lo que la dirigencia peronista no consiga resolver por su cuenta quedará en manos de la jueza María Servini, la misma que le dio las llaves del PJ a Luis Barrionuevo durante la presidencia de Mauricio Macri.
El riesgo de una disputa a cielo abierto y de espaldas a la sociedad es que no tenga ganadores. Que todos los protagonistas salgan perdiendo entre denuncias por avales, aprietes, fraudes y traiciones: difícil conseguir algo que suene más a casta. Es el argumento que esgrimen en La Plata para justificar la distancia tomada por Axel Kicillof, a pesar de que en una entrevista radial el jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, redobló la carga contra el gobernador, tratando de arrastrarlo al barro.
La dirigencia opositora también debería tomar nota de que las flechas, una vez que se arrojan, las palabras que se dicen y las oportunidades que se dejan pasar no vuelven. El único mandato es proteger a la sociedad de la agresión permanente del gobierno y el momento de hacerlo es ahora. Quien tenga éxito en esa misión podrá mirar a los argentinos a los ojos y pedirles su voto el día de mañana. Los que fracasen o, peor aún, no lo intenten, quedarán relegados por la historia.
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