Fintas a la que obliga la gestión

Fintas a la que obliga la gestión

El gobernador Maximiliano Pullaro, como en el billar de calidad, juega a varias bandas. Una noche está en la cena de la Fundación Libertad en CABA escuchando cómo el presidente Javier Milei le dice “soviético” y “ese chico que está en la provincia de Buenos Aires” al gobernador Axel Kicillof que le mandó decenas de móviles de la policía bonaerense cuando las papas quemaron en serio por la violencia narco en Rosario. 

Por: Leo Ricciardino.

Al día siguiente su diputada nacional Melina Giorgi dio quórum junto al peronismo y la izquierda para intentar sancionar un aumento presupuestario a las universidades y cambiar la movilidad jubilatoria. Luego, en la Bolsa de Comercio de Rosario el mandatario santafesino le hizo saber al Presidente que “somos esa gente que no fuga” en referencia a los que se llevan los dólares del país a los que Milei calificó como “héroes” porque burlan los controles del estado. A la vez envió a sus ministros a acordar con Nación las obras necesarias para Santa Fe o por lo menos el establecimiento de un panorama claro sobre “qué harán ellos y qué nosotros”, como dicen en el ministerio de Infraestructura de la provincia. Recién en el cuarto mes de gestión parece que apareció un listado tentativo. Algo parecido a una certeza.

Pullaro, como la mayoría de la dirigencia política con responsabilidad de gestión, sabe ya de memoria que no hay que entrar en el golpe por golpe con el Presidente. Primero porque la mayor parte de esos mandobles son para que los vea el ring side y segundo porque hay que seguir intentando sacarle recursos al gobierno central. De mínima, los fondos que antes tenía la provincia por derecho y acuerdo político.

El viernes en el acto del remate del primer lote de soja, fue satisfactorio ver cómo la Bolsa de Comercio de Rosario recuperó institucionalidad, después de ser subsumida a los intereses partidarios del macrismo a través de la entrega llave en mano a Vicentín. En sus 130 años de existencia, la entidad por la que también a Rosario le dicen “la Chicago argentina”, jamás había tenido un presidente de las características de Alberto Padoán, más ligado a las otras razones por la que a esta ciudad la comparan con Chicago. Responsable también de la estafa multimillonaria contra el Banco Nación y miles de productores que cobrarán muy tarde y mal.

El actual presidente bursátil Miguel Simioni expresó con mucha calma y razones el sentir del mundo productivo por sobre los meros intereses financieros y marcó con firmeza las deudas del Estado. Pero no pidiendo baja de impuestos como siempre se escucha, sino infraestructura para seguir creciendo. La producción agrícola llegó a los 50 millones de toneladas de soja, en gran medida por la reinversión constante del sector, pero sigue transportando esos granos por los mismos caminos rotos de siempre. “Incluso por caminos de tierra”, lamentó Simioni.

El gobernador dio a conocer cómo pierde la provincia en la ecuación agroexportadora. Pero no sólo por aquello de que “Santa Fe aporta tres veces más de lo que recibe” de la Nación; sino porque no va en nada en las transacciones que se hacen en el territorio. “El gobierno central se lleva las retenciones, las agroexportadores los millones de dólares por el comercio internacional, los municipios portuarios por la tasa que le cobran a los camiones. La provincia, cero”, dijo esta semana para justificar la convocatoria a una mesa provincial que acomode las cargas y permita hacer algunas obras que no figuran en la agenda presidencial. Por supuesto, los municipios se pusieron en alerta.

Dicho sea de paso, en los pasillos de la Bolsa nadie quiere hablar muy fuerte pero ven grandes amenazas en el futuro cercano. La salida intempestiva del fenómeno de El Niño y su abundante humedad y la presencia de la “chicharrita del maíz” en la región ya prefiguran una baja de miles de toneladas. No hay que olvidar que el país recién se está recuperando de la pérdida de 20 mil millones de dólares por la extensa sequía de La Niña.

Pero Pullaro sabe aprovechar también el viento de cola que aporta el huracán Milei y su poder destructivo. Cualquier medida de recorte y retaceo de fondos en Santa Fe parecen cuentos infantiles al lado del torniquete asfixiante que planteó el Presidente para llegar al ansiado déficit cero. El gobernador se sienta también sobre la cantidad de votos obtenidos y va por cambios históricos contra el poder paritario de los docentes y hasta el intento de disciplinar medios de comunicación sin distribuir pauta publicitaria oficial, salvo excepciones. Aquí también “paraguas Milei” para la dureza. En ese mismo marco se enfocan además el lapidario y poco probable informe sobre los números de la Empresa Provincial de la Energía justo cuando aparecen extraños fondos privados interesados en esa inversión de riesgo, y el proyecto de reforma del sistema jubilatorio provincial que puede llevarse puesto más de un derecho adquirido.

Centralidad de la UNR

La poderosa marcha en defensa de la universidad y la educación pública que el gobierno nacional finge no haber visto, tuvo un gran epicentro en Rosario y el rector Franco Bartolacci fue protagonista nacional de las jornadas al punto de ser uno de los más requeridos por los medios nacionales. Lo que no deja de tener una profunda lectura política siendo Bartolacci un fuerte aliado del intendente Pablo Javkin y del gobernador Pullaro que también respaldaron la masiva movilización.

Ahora Bartolacci se prepara junto a sus colegas del Consejo Interuniversitario Nacional para la reunión que Educación confirmó para esta semana. Allí los rectores pretenden que se discuta cómo terminar con el actual ahogo presupuestario, mientras que el gobierno busca avanzar en su idea de auditar a las universidades, pero no ya como establece la ley, a través de la AGN, sino directamente desde el Ejecutivo.

 

La previa de la marcha en Rosario estuvo agitada por los ataques del ejército de trolls y otros odiadores de cualquier manifestación popular y progresista, contra la presidenta de la Federación Universitaria de Rosario Flor del Alba Cruz Valdéz. La dominicana fue atacada por ser mujer, negra y migrante a la vez que defensora de la universidad pública y gratuita.

Después de semejante demostración de fuerza popular en Rosario y el país, aquí se replicó la estrategia de desprestigio montada por los libertarios contra la universidad para justificar su desfinanciamiento. En ese marco dos concejales de LLA que nadie conoce y el diputado nacional Nicolás Mayoraz anunciaron el lanzamiento de una página web donde los estudiantes pueden denunciar en forma anónima “cualquier intento de adoctrinamiento” en las distintas facultades de la ciudad.

El decano de la facultad de Derecho de Rosario fue directo y certero contra la provocación libertaria. “En parte me sorprende, pero mucho más me inquieta. Si hay una usina y garantía de libertad para expresar el pensamiento crítico es la universidad pública. Tiene libertad de cátedra, cogobierno y libre investigación científica”, afirmó Hernán Botta.

Una noche con los fanáticos

La cena de la Fundación Libertad en Buenos Aires dejó saldo para varios días de comentarios. Desde el stand up presidencial a la frialdad de los saludos del mandatario con Pullaro y Javkin. Pero lo que indignó realmente a muchos peronistas de Santa Fe fue la presencia en la gala de los senadores provinciales del PJ, Alcides Calvo (Castellanos) y Rubén Pirola (Las Colonias). Ambos con varios mandatos encima llegaron puntuales al Golden Center, un elegante salón de Parque Norte, creyendo que casi nadie los reconocería. Pero los celulares hicieron lo suyo y su presencia recorrió ampliamente las redes sociales con comentarios negativos.

La pregunta -y va para todos- es a qué van dirigentes de partidos de raíz nacional y popular a una gala de un think tank ultraliberal fanático y encima en un contexto en el que gobierna otro fanático anarco capitalista, si es que eso existe. En el socialismo por ejemplo, Miguel Lifschitz era un asiduo concurrente a esas cenas y eventos de la fundación rosarina. Hermes Binner nunca asistió. Una cosa es no responder con consignismo, como pidió la ex presidenta Cristina Kirchner y otra muy distinta es hacer la claque. 

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