El Tribunal Oral Criminal 3 de Quilmes condenó a los Policías Bonaerenses por la muerte de cuatro adolescentes detenidos en Comisaría Primera de Quilmes a penas que llegan hasta los 19 años de prisión. Según la sentencia, los jóvenes fueron torturados en la dependencia policial y luego se los dejó morir en el incendio que ellos provocaron al iniciar un motín.
Los jueces Alicia Anache, Armando Topalián y Alejandro Portunato condenaron al inspector Fernando Pedreira a 19 años de prisión por "apremios ilegales reiterados en concurso real con tormentos"; al entonces jefe de la comisaría de Quilmes, Juan Pedro Soria a 10 años por "estrago culposo seguido de muerte y omisión de evitar tormentos"; al cabo Hugo D'Elía, a 10 años, y al agente Juan Carlos Guzmán, a 9 años, por los "apremios ilegales".
Tanto por Soria, como por Pedreira, D'Elía y Guzmán, los jueces pidieron la inhabilitación especial perpetua para ocupar cargos públicos y ordenaron la inmediata detención de los cuatro. En tanto, el subcomisario Basilio Vujovich fue condenado a 4 años de prisión; los inspectores Jorge Gómez y Humberto Ávila, a 3 años; los agentes Gustavo Altamirano y Franco Góngora, a 3 años y cuatro meses; y la agente Elizabeth Grosso, a 3 años y medio. Todos ellos por el delito de apremios ilegales.
En el caso de estos seis policías, los jueces ordenaron el arresto domiciliario con monitoreo electrónico hasta tanto se confirme la sentencia en instancias superiores y, en ese caso, sí deberán ser trasladados a una cárcel común.
El incendio ocurrió la noche del 20 de octubre de 2004, cerca de las 23.30, cuando Elías Giménez (15), Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuel Figueroa (17) iniciaron una quema de colchones en sus celdas.
Según la investigación, al momento de iniciarse el conflicto había 17 adolescentes detenidos en la dependencia, siete de ellos en un calabozo y los restantes 10 en otro. Durante la tarde, los policías ingresaron a las celdas, los hicieron desnudarse y los golpearon, lo cual era una "práctica sistemática", según declararon varios testigos, quienes añadieron que los detenidos eran obligados a pelearse entre sí y los uniformados "apostaban" a ver quién ganaba.
Tras conocerse el fallo, familiares de los menores fallecidos reconocieron que finalmente comienza a haber justicia luego de tantos años de lucha y reclamos.
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