El festival por los damnificados tuvo una multitudinaria respuesta

El festival por los damnificados tuvo una multitudinaria respuesta
Unas 11 mil personas colmaron Metropolitano. El recital permitió recaudar 445 mil pesos para los vecinos de Salta al 2100.
Durante casi diez horas ininterrumpidas, once mil personas colmaron el salón Metropolitano en una de las muestras de solidaridad que seguramente más se recordarán en la ciudad.

Es posible que la respuesta del Festival Fuerza Rosario por los damnificados de la explosión del 6 de agosto pasado en Salta 2141 haya sido proporcional al dolor que causó la tragedia, donde hubo 21 víctimas fatales y 138 familias se quedaron sin hogar. Tan fuerte fue la adhesión a la convocatoria que cuatro mil personas se quedaron afuera, sin poder ingresar al recital por el que desfilaron bandas y solistas de primer nivel, sin cobrar absolutamente nada.

Lo recaudado por el festival, que se destinará íntegramente a los damnificados, llegó a 445.180 pesos, por lo que sumando las donaciones en la cuenta que la Fundación Ciudad de Rosario abrió en el Banco Municipal y el partido solidario de ayer, los aportes superan ya los 920 mil pesos.

Desde que se abrió la venta de entradas en la boletería de Metropolitano, el arribo de personas fue incesante. En tan sólo tres horas se vendieron 1.300 entradas, que se sumaron a las compradas durante los días previos hasta llegar a casi once mil.

Una cola de varias cuadras rodeó al salón del shopping Alto Rosario, primero para conseguir tickets y luego para ingresar al propio festival. Familias con chicos, parejas jóvenes y grupos de amigos buscaron rápidamente un lugar cerca del escenario. A las dos horas, en el salón no quedaba un lugar y cuatro mil personas no lograron ingresar a pesar de todos sus intentos.

Los artistas que acordaron cumplir las primeras presentaciones del festival llegaron temprano y se asombraron de la convocatoria del encuentro.

La emoción no aflojó un segundo y desde que empezó el festival cada uno de los grupos y solistas fue pronunciando palabras que tocaron la sensibilidad del público. Abajo del escenario todo parecía sentirse a flor de piel, incluida la mística de la música, capaz de despertar un paradójico, pero innegable, clima festivo. Como en cualquier recital.

Sin respiro. Bien temprano, Alejandro Lerner emocionó a los asistentes al festival solidario con un show breve, intenso y con un puñado de clásicos imbatibles en el que se destacó “Cuenta conmigo”, a dúo con Pancho Chévez. Sólo con su piano, había arrancado con “Después de ti”, una balada romántica que en Rosario cobró fuerza.

La gente lo escuchó en silencio y lo saludó al final con una fuerte ovación. El cierre fue con “Volver a empezar”, un himno que los rosarinos hicieron propio.

Antes, Pablo Granados, al frente de Macaferri y Asociados, se encargó de abrir el festival con una batería de hits. “Bombacha veloz” y “El oficio de ser mamá”, dos de los éxitos más recordados de la banda, pusieron a bailar a todos. Y hasta hubo un sorprendente cover de “Presente”, de La Biblia (Vox Dei).

Por el escenario pasaron después, entre otros, la “pila” de Vilma Palma con sus principales hits (el Pájaro Gómez dijo, emocionado: “Es difícil estar acá”), Fabián Gallardo, Raúl Lavié y Cristian Amado.

Con la actuación de Dios Salve a la Reina y de los uruguayos de La Vela Puerca el Metropolitano literalmente enloqueció, mientras se alternaban en el escenario mensajes solidarios, testimonios de sobrevivientes y la agradecida presencia de personas que la explosión dejó sin hogar.

Minutos antes de que apareciera La Vela Puerca, los organizadores mostraron un cheque gigante con el importe de la recaudación que hoy se depositará en la cuenta abierta para socorrer a las víctimas de la tragedia.

Previamente, Fabricio Simeoni había leído un poema dedicado a las víctimas como introducción del set de Cielo Razzo, que arrancó con “Renace”. La banda tuvo una baja: Narvy, bajista del grupo rosarino, sufrió un accidente automovilístico que lo mantendrá alejado de los escenarios (fracturas en rodilla y cadera y, aunque está fuera de peligro, deberá hacer reposo).

Cada tanto, el espectáculo se mudaba del escenario al salón: era cuando por los ingresos laterales aparecía algún bombero o rescatista ataviado con sus trajes de fajina. Los aplausos sonaban entonces para ellos y las familias se desgañitaban por sacarse una foto a su lado.

Abajo, entre la gente, también circularon tramos de Alta en el Cielo, la bandera que desde hace largos años funciona como una marca de hazaña colectiva en la ciudad. Trémula, agitada por miles de manos, volvió a simbolizar un sentimiento de unión al que los organizadores del encuentro exhortaron una y otra vez durante toda la noche.

La intendenta Mónica Fein, discretamente presente en el festival a sólo tres días de haber sido operada (ver aparte), destacó que “el momento tan, pero tan doloroso, de la explosión, trajo a la vez lo mejor de Rosario, que es su capacidad solidaria”, quizás porque “en los instantes más difíciles es cuando aparece lo más profundo de los seres humanos”.

El secretario de Cultura, Horacio Ríos, hizo extensiva esa generosidad a los músicos, que actuaron en el festival sin cobrar ni un peso y se “bancaron todo” solos. “No esperaba otra cosa de su parte”, dijo.

Entre el público, pero muy cerca del escenario, se vieron caras que también circularon consternadas durante los días del accidente. Ese fue el caso, por ejemplo, de Andrea Arjona, una joven jujeña que ocupaba un departamento lindero al que colapsó y que se quedó sin hogar. Aun así, juntó fuerzas para sumarse al festival, al que definió como reparador. “Pese a todo, me siento mimada”, sintetizó.

Los penúltimos en subir al escenario fueron Piñón Fijo, toda una sorpresa de la noche, y el entrañable Víctor Heredia, que estremeció al público con sus clásicos “Sobreviviendo”, “Ojos de cielo” y “Todavía cantamos”.

El esperado cierre, al filo de la medianoche, fue para León Gieco, que llegó junto a Infierno 18. Una vez más, León arrancó conmoviendo con “La memoria” y terminó con “Sólo le pido a Dios”.

¿Qué más se le podía pedir, después de eso, a un festival solidario? Sí, algo más: la presencia de una delegación de bomberos y rescatistas sobre el escenario. Ya había un poco menos de gente, pero quedaba entera la emoción. Sin existismos, lo que se dice un festival solidario.

La esencia de la ciudad

Tras ser sometida a una intervención quirúrgica para extraerle la glándula tiroides el viernes pasado, Mónica Fein reapareció públicamente ayer en Metropolitano. “En estos días encontramos nuestra esencia como ciudad. Nos encontramos en el dolor, pero también en la esperanza. Y eso es lo que quiero transmitirles a los familiares de las víctimas”, dijo Fein, quien destacó que “nadie (por los artistas) quiso cobrar nada” por el festival solidario.

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