Los artistas que cantaron en Plaza de Mayo señalaron que el festival pensado inicialmente como una celebración se convirtió en un acto en defensa de la democracia. “Los artistas populares estamos para repudiar a los desestabilizadores”, dijo Víctor Heredia.
“Estoy convencida de que es necesario estar en la calle, hoy más que nunca. Estoy aquí para decir que quiero vivir en democracia”, dijo a Página/12 Teresa Parodi. “Es muy claro que esta situación de caos ha sido deliberada y planeada. Ha habido muertos y han sido deliberados, eso es muy grave. Hoy estamos aquí reunidos, el pueblo, los artistas populares, para reafirmar que queremos vivir en un Estado de Derecho, y para repudiar a los desestabilizadores. Como siempre que la democracia ha corrido peligro en estos treinta años, el pueblo está reunido diciendo que no.” “Hasta hace una semana veníamos a celebrar, hoy creo que venimos a ratificar la democracia”, señaló Víctor Heredia. “Estos intentos desestabilizadores, que tanto daño hacen, tienen una respuesta contundente en la convocatoria de hoy a la plaza.” Ambos cantautores actuaron juntos, para interpretar temas como “Todavía cantamos” y “La canción es urgente”.
Antes, Horacio Lavandera había inaugurado el encuentro al frente de un piano pacientemente afinado y probado durante más de una hora. La Selección Nacional de Tango junto con Cacho Castaña, Adriana Varela, Susana Rinaldi, Rodolfo Mederos, Leopoldo Federico y Ariel Ardit, Horacio Guarany junto con el chaqueño Palavecino, Kapanga, Jaime Torres con Melania Pérez, Tukuta Gordillo, Carolina Peleritti y la banda de sikuris Intercontinentales Aymara, Ignacio Copani, Gustavo Santaolalla con Man Ray, fueron parte de los artistas convocados, con breves sets cada uno. Otros, que no pudieron estar presentes, participaron desde la pantalla, como Jairo, que entonó los versos de “Venceremos”, todo un hito del advenimiento de la democracia. Otro toque diferente fue el de la participación del personaje Zamba del canal Pakapaka, que se presentó junto a “Niña”, “San Martín” y Karamelo Santo, con canciones que remitían a la historia de la democracia.
“La democracia es un espacio de construcción colectiva donde converge lo que sentimos que es lo mejor, y lo que no nos gusta también. Y eso que no nos gusta también nos expresa como sociedad. Todo eso está puesto en juego en esta fecha tan especial, por lo que se recuerda y por lo que está pasando en estos días”, expresó Chango Spasiuk en diálogo con este diario. “No venimos acá a una fiesta, como quien va a una despedida de solteros. Venimos a participar de un espacio de construcción y reflexión colectiva, donde todo eso está expresado en la diversidad.” Las palabras del misionero terminaron de cobrar sentido con el set que eligió para presentarse, abarcando desde el chamamé más tradicional, acompañado por Gabriel Cocomarola, nieto de Mario del Tránsito Cocomarola, figura fundamental del género, hasta el maestro Rafael Gintoli y la orquesta Estación Buenos Aires. Fuera de la grilla de los artistas anunciados, sorprendió la actuación de La Renga, banda que llegó sin previo aviso y que cerró la noche.
León Gieco se subió al escenario para hacer varios de sus clásicos, como “Solo le pido a Dios”, “El ángel de la bicicleta” y “Pensar en nada”. Y se sumó “El desembarco”, de su último disco, que hace referencia a la entrada de los organismos de derechos humanos a la ex ESMA, en 2004.
Antes, poco antes de las nueve, se produjo lo que flotaba como la incógnita de la fecha: la presidenta Cristina Fernández de Kirchner finalmente apareció a saludar en la plaza. Lo hizo junto a un nutrido grupo de artistas que también habían formado parte del público durante su discurso en el Museo del Bicentenario, horas antes: Moria Casán y Sofía Gala –¡al fin reunidas!–, Florencia de la V, Virginia Innocenti, Nancy Dupláa, Pablo Echarri, Marilina Ross, Esther Goris, Luis Machín, María Fiorentino, Graciela Dufau, Nora Cárpena, entre otros. Juntos entonaron una muy rítmica versión del Himno Nacional a cargo de la Fanfarria de Granaderos y el Choque Urbano, con sus variados instrumentos de percusión, entre ellos unos tubos gigantes golpeados por paletas de ping pong. Malambo y murga, con sus ritmos y sus bailes, fueron parte de las “intervenciones” que recibió esta particular adaptación del himno. Fue el momento culminante, con fuegos de artificio por toda la plaza y la fachada de la Casa Rosada a todo color. La Presidenta bailó, cantó, tocó percusión con una sartén y con un tacho de veinte litros, se sacó fotos, tiró besos, compartió el final de jornada con la multitud.
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