La vacante que se abre en Desarrollo Social provoca presión de distintos bandos que quieren comandar un ministerio con amplio presupuesto y llegada a los sectores más golpeados.
Lejos de apaciguar los enfrentamientos, el cierre de listas y la confirmación de los precandidatos a las elecciones legislativas primarias de septiembre y generales de noviembre acentuó la crispación entre las tribus que habitan el Frente de Todos y llevó en apenas horas a una nueva pelea por los puestos vacantes.
Develada la nómina que el oficialismo llevará en la provincia de Buenos Aires, varias facciones del Gobierno pelean ahora por hacerse con el control del puesto que dejará libre el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, quien fue colocado, sin mucho interés, en el decimosegundo puesto de la boleta.
Arroyo, afiliado en su momento al Frente Renovador de Sergio Massa, más luego identificado directamente con Alberto Fernández, cederá una cartera sumamente sensible para atajar los impactos económicos de la pobreza en aumento como resultado de la crisis económica acentuada por la pandemia de coronavirus. Solo este año, Desarrollo Social cuenta con un presupuesto de $ 262.000 millones, del que ya se consumió, a poco empezar la segunda mitad del año, casi el 80% de sus recursos.
Aunque Arroyo quiere resistir en el cargo, está condicionado a la decisión que tome el presidente. Este lunes, el mandatario visitó el partido de Merlo y tuvo palabras de reconocimiento a Juan Zabaleta, jefe comunal de Hurligham, quien suena para tomar el cargo. A tal punto que visitó un distintivo de Eva Peró que le regaló Zabaleta. Otro, sin embargo, con mucha mención es el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares.
El nombre del intendente del Conurbano oeste choca con la presión que ejerce La Cámpora para colar una figura propia en ese ministerio clave. Desde el sábado, cuando Arroyo oficializó su candidatura, en ese sector se menciona con fuerza el desembarco de Andrés "el Cuevo" Larroque, actual ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, otros sectores del Gobierno, como los movimientos sociales, ya desembarcados en Desarrollo Social, con Emilio Pérsico y Daniel Menéndez, entre otros, resisten la llegada de nuevos regentes y prefieren mantener a Arroyo o ir a un interinato que les permita seguir con pisada firme en la gestión de la cartera.
Desde el inicio de su mandato, Fernández fue resignando poco a poco a figuras de de su máxima confianza, o bien de aliados, como las ahora retiradas ministras de Justicia, Marcela Losardo, y de Desarrollo Territorial y Hábitat, María Eugenia Bielsa. Su exsocia en la profesión de abogado fue reemplazada por Martín Soria, y la santafesina, por Jorge Ferraresi, ambos catapultados por la vicepresidenta, Cristina Kirchner.
En el cierre de listas, Fernández resistió la remoción de su jefe de gabinete, Santiago Cafiero, sobre el que llueven críticas desde el cristinismo. Eso no impidió, sin embargo, que avancen rumores de más cambios en el gabinete. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, ahora precandidato a Senador por Santa Fe, por ahora avisó que pretende continuar en el cargo hasta fin de año.
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