Central se quedó con el clásico por tercera vez al hilo. Con goles de Niell y Domínguez, el Canalla justificó su superioridad futbolística y su mayor actitud ante un Newell's que terminó con 9 por las rojas a Scocco y Leandro Figueroa.
Ya desde el primer minuto de juego, cuando Franco Niell encaró por la derecha y Leandro Fernández se ganó la tempranera y merecida amarilla por bajarlo al borde del área, se notó la diferencia de actitud de uno y otro: la agresividad de Central versus el parsimonioso andar de Newell's. Esa diferencia de intensidad para encarar el clásico, que se repitió en casi todo el partido, marcó un poco por qué el Canalla se quedó con el triunfo. Es cierto que con la garra no alcanza. Pero Central, además, fue el que hizo los goles. Los buscó, no los encontró. Y ahí estuvo otra diferencia clave para que media Rosario esté de fiesta por haber ganado el tercer derby consecutivo de la Ciudad. Sí, invicto desde que regresó a Primera.
El vértigo de Central contrastaba, desde el comienzo, con la pausa de Newell's. Y la jugada de 1-0 fue otra prueba: la defensa leprosa se quedó estática tras el centro de Ferrari y el rapidito Niell, el jugador de menor estatura del clásico, anticipó a todos en el primer palo para cambiarle la dirección a la pelota con un cabezazo. Sí, soy petiso y te anticipo...
Newell's pareció reaccionar en busca del empate pero ese jugadón que armó Nacho Scocco, al eludir a tres rivales y estrellar su remate en el palo derecho de Caranta, fue apenas un espejismo. Al rato, Nery Domínguez capturó una pelota fuera del área y sacó un zapatazo para el 2 a 0 ante un Ustari sin reacción producto de un choque con Abreu en la jugada previa. Así, Newell's se fue al descanso con un panorama por demás preocupante: dos goles abajo en el clásico, con su arquero lesionado y sus dos centrales (Fernández y Víctor López) amonestados.
En el segundo tiempo quedó confirmada la poca respuesta anímica y futbolística de Newell's para remontar el resultado. El técnico Raggio metió cambios pero su equipo nunca inquietó a Caranta. Nery Domínguez se hizo fuerte en el medio como estandarte de un Central que lo jugó con alma y vida. Y víctima de la impotencia, el visitante terminó con dos menos: primero vio la roja Scocco, quien reclamó un penal con el gesto de "esto es un robo", y luego Leandro Figueroa, por un patadón a Encina.
Lo ganó Central, con fútbol y con una actitud irreprochable. Lo perdió Newell's, sin juego ni fuego.
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