Según los sondeos, el 78% de la población votará por el mismo candidato que en diciembre; la única alternativa diferente podría ser una alianza entre los indignados de Podemos e Izquierda Unida
Por Martín Rodríguez Yebra
MADRID.- La política española dio ayer otro paso formal hacia lo desconocido, cuando el rey Felipe VI firmó el decreto sin precedente por el que disuelve las Cortes elegidas hace poco más de cuatro meses y convocó a una repetición de los comicios para el 26 de junio.
Lanzados a otra campaña a todo o nada, los líderes de los cuatro partidos que sueñan con el poder constataron al mismo tiempo lo difícil que será romper el bloqueo: una megaencuesta del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló ayer que el 78% de los entrevistados piensa votar por la misma opción que en diciembre.
El sondeo confirma la tesis de muchos politólogos que anuncia un escenario de fragmentación muy parecido después de las próximas elecciones. Sólo el 36% de los españoles considera decisiva la campaña electoral, mientras que el resto declaró que ya tiene decidido a quién apoyará en junio.
De no mediar sorpresas, los candidatos a la presidencia del gobierno con posibilidades de ganar serán los mismos: Mariano Rajoy (Partido Popular), Pedro Sánchez (Partido Socialista Obrero Español), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).
El mayor cambio en el tablero podría darse si Podemos -tercero en votos en diciembre- finalmente concreta la coalición electoral que está negociando con Izquierda Unida -quinto en sufragios a nivel nacional, aunque sólo consiguió dos bancas-. La expectativa es que al competir juntos puedan, como mínimo, quitarle al socialismo el segundo lugar.
La encuesta del CIS -elaborada sobre la base de 6242 entrevistas- sostiene que la gran duda entre los votantes se dio entre "lo viejo y lo nuevo". Es decir, entre votar a un partido tradicional o a su par ideológico (PP-Ciudadanos, a la derecha; PSOE-Podemos, a la izquierda).
Entre los líderes políticos, el más cuestionado sigue siendo el presidente en funciones Rajoy, al que los entrevistados le ponen una nota promedio de 3,43 sobre 10. Le siguen Iglesias (4,06), Sánchez (4,19) y Rivera (4,55). Ninguno llega al aprobado.
Ese malestar se refleja en otros datos concretos: el 76% considera que los políticos españoles no se preocupan por la gente y únicamente pelean por sus "intereses personales". Además, el 58% cree que la situación política es mala o muy mala.
Las discusiones entre los líderes políticos para formar un gobierno consumieron el primer cuatrimestre del año, pero en ningún momento se estuvo cerca del acuerdo.
El rey tuvo que decidir cómo gestionar la situación, que se complicó cuando Rajoy -primero en votos y escaños- rechazó el encargo para conseguir la confianza de la mayoría parlamentaria. Entonces, Felipe VI le transfirió la responsabilidad a Sánchez.
El líder socialista selló un pacto moderado con Rivera, pero entre ambos sumaban apenas 130 diputados, 46 menos de lo requerido para proclamar un presidente. Podemos se negó a colaborar en esa jugada, al declararse incompatible con Ciudadanos. En marzo Sánchez fracasó en dos votaciones en el Congreso y ya no hubo otro candidato que se animara a enfrentar el debate de investidura.
El "sacrificio" de Sánchez sirvió para que empezara a correr el reloj institucional: dos meses después de su fallido intento, el rey podía dar el paso inédito que concretó ayer, al citar al presidente del Congreso, Patxi López, y entregarle el decreto de disolución de las Cortes al que sumó el llamado a elecciones generales.
"No hemos sabido cumplir con el mandato de los ciudadanos", admitió López al salir del Palacio.
Con la campaña de nuevo en marcha, España seguirá bajo el mando de Rajoy, que tiene limitaciones constitucionales para gobernar: no puede sancionar leyes, presentar reformas ni tomar decisiones de calado.
Esa situación de interinato se mantendrá en el mejor de los casos hasta agosto, cuando se constituya el próximo Congreso (sería el 19 de julio) y pueda avanzar después algún tipo de acuerdo entre los partidos.
Pero nadie puede descartar que al final de otro intento en las urnas el drama del desacuerdo vuelva a empezar.
Más de 120 días de intentos
Felipe VI
Rey de españa
Tras los comicios del 20 de diciembre, el presidente Mariano Rajoy comunicó al rey que no estaba en condiciones de armar gobierno por carecer de apoyo
El monarca encomendó entonces la tarea al socialista Pedro Sánchez, segundo más votado con 90 escaños. Sánchez llegó a un acuerdo con el centrista Ciudadanos (40 bancas), pero no pudo convencer a Podemos, de extrema izquierda (69 bancas)
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