Escéptico, el rey inició la ronda de conversaciones con los jefes políticos
MADRID.- A punto de cumplirse un mes de las elecciones en España, el rey Felipe VI inició ayer la ronda de contactos con los líderes de las fuerzas parlamentarias con pocas esperanzas de que algún candidato pueda tener los apoyos suficientes para gobernar.
Felipe recibió ayer a los representantes de las tres fuerzas más pequeñas del nuevo Congreso de los Diputados -dos partidos de las Islas Canarias y otro de Asturias-. "Tal vez nos tengamos que ver en un inmediato futuro", le comentó en tono desenfadado el monarca al diputado de Foro Asturias Isidro Manuel Martínez Oblanca, según informó él mismo a los periodistas tras ver al rey. Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, hizo un relato similar.
La ronda de contactos se prolongará hasta el viernes, cuando se reunirá con el líder de Podemos, Pablo Iglesias; el del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, y con el presidente en funciones, Mariano Rajoy, que ganó las elecciones del pasado 20 de diciembre al frente del conservador Partido Popular (PP) pero sin una mayoría suficiente para gobernar.
Los independentistas vascos y catalanes de los partidos Bildu y Esquerra Republicana han rechazado reunirse con Felipe.
La Constitución española atribuye al jefe del Estado la función de designar formalmente al candidato a ser investido presidente del gobierno. El candidato deberá contar después con una mayoría de votos en el Congreso de los Diputados.
Cuando finalice la ronda de consultas, Felipe VI comunicará su decisión al presidente de la Cámara baja, el socialista Patxi López. Hasta ahora, siempre se ha propuesto al líder del partido más votado.
Rajoy (cuyo partido obtuvo en diciembre 123 escaños sobre un total de 350) ha confirmado su intención de someterse a la votación de investidura pese a no tener garantizados los apoyos necesarios.
La segunda fuerza política más votada, el PSOE (90 diputados), está de acuerdo en que a Rajoy le corresponde el primer intento, pero ya ha señalado que votará en contra, lo que quita al presidente en funciones toda opción de volver a dirigir el gobierno pues sólo contaría, en el mejor de los casos, con los 40 diputados del bloque de Ciudadanos, el partido liberal emergente que lidera el catalán Albert Rivera.
Pedro Sánchez también ha rechazado formar parte de una gran coalición, como le ha ofrecido Rajoy. "No es no", dijo ayer el líder socialista, después de que el jefe del ejecutivo en funciones volviera a defender en una entrevista radiofónica un gobierno del PP con el PSOE y Ciudadanos, la cuarta fuerza parlamentaria.
En el probable caso de que Rajoy no consiga ser investido presidente, Sánchez tiene previsto intentar formar él una coalición de gobierno de carácter progresista, aunque tampoco tiene garantizado el éxito. Necesita los votos de Podemos, la tercera fuerza política (69 diputados). Con Iglesias al frente, el partido que surgió del movimiento de protesta 15-M logró algo más del 20% de los votos en diciembre y se quedó a tan sólo 300.000 votos del PSOE.
Aunque Podemos ha virado en los últimos meses hacia posiciones más moderadas que en sus inicios, todavía es visto por muchos dirigentes del PSOE como un partido de izquierda radical.
El principal obstáculo para que Sánchez e Iglesias lleguen a un acuerdo es la demanda de Podemos para que el PSOE apoye la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.
Aunque no hay una fecha sobre la mesa, se prevé que la votación de investidura se celebre a principios de febrero. Según la ley, si el candidato no logra mayoría absoluta, 48 horas después se repetirá la votación, en la que sólo se necesita de una mayoría simple. Si dos meses después de la primera sesión no hay un jefe de gobierno, el país se vería abocado de nuevo a las urnas.
"Es un momento muy delicado para el propio rey, porque si los partidos políticos no le dan la solución, no le presentan una solución pactada, él va a tener que tomar decisiones", señaló José Apezarena, biógrafo del rey Felipe VI.
Los comicios del 20 de diciembre arrojaron un resultado inédito en España desde el retorno de la democracia en 1977. Por primera vez, dos partidos emergentes lograron romper el bipartidismo reinante en el país.
En un Parlamento más atomizado, los pactos serán necesarios para el candidato que logre formar gobierno y si finalmente no hay nuevas elecciones, los expertos auguran una Legislatura breve y una nueva convocatoria a las urnas.
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