Y es que, tal y como ha explicado la investigadora principal de Portugal para la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI), Ana Rito, entre los años 2008 y 2016 se ha producido en el país una reducción del 37,9 por ciento al 30,7 por ciento en la tasa de niños con sobrepeso, y del 15,3 por ciento al 11,7 por ciento en los obesos.

Gracias a COSI no solo se puede evaluar la prevalencia, sino también los aspectos conductuales de los estilos de vida saludables, incluidas las dietas y los hábitos físicos. En este sentido, la iniciativa ha puesto de manifiesto que los niños que beben refrescos habitualmente solían pesar más que aquellos que no suelen consumir estas bebidas.

"La tributación es a menudo una forma efectiva de impulsar el cambio de comportamiento y es mucho más exitosa que atacar o avergonzar a las personas. Sin embargo, la creación de un impulso político para tal cambio legislativo a menudo resulta desafiante, particularmente cuando aborda una industria que antepone las ganancias a las prioridades de salud de los jóvenes. No obstante, las principales instituciones de salud pública en Portugal ayudaron a impulsar los impuestos sobre las bebidas dulces y, en enero de 2017, entró en vigor un impuesto a las bebidas azucaradas", ha detallado la OMS.