Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.
Mar del Plata, en todo sentido, vivió la peor semana del año. Una semana además en la que la clase política pareció trasladarse a un inmenso circo imaginario donde los equilibristas montaron el show central, cada uno caminando sobre la cuerda floja con la barra de madera como contrapeso. Equilibristas que dan cada paso con cuidado, mirándose entre sí de reojo. En el fondo, todos ellos saben que es imposible seguir manteniendo ese ejercicio durante mucho tiempo más. Equilibristas en el poder y en la oposición en los días más difíciles, cuando se necesita templanza, coraje, fortaleza y especialmente unidad para la toma de decisiones. Momentos, en definitiva, en los cuales los equilibristas deberían realizar su tarea en conjunto sin buscar el éxito individual. Son parte del número principal.
Y debajo de ellos, la pandemia que todo lo trastocó. La Mar del Plata que era ejemplo nacional hasta mediados de julio por su escasa cantidad de casos, se convirtió en uno de los principales focos de contagios no sólo de la provincia sino también del país, superando récords de casos positivos semana tras semana y haciendo tambalear hoy por hoy la posibilidad de tener temporada de verano. “Nadie va a querer ir a un lugar donde es muy alto el número de contagios”, decía el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, hace algunas horas. Si fuese por la Provincia, Mar del Plata tendría que cerrar todo ya y durante tres semanas buscar que no haya circulación, descienda el número de casos y se descomprima el sistema de atención sanitaria. Mientras tanto, el jefe comunal recibió otro durísimo golpe cuando llegaron las estadísticas del Indec. La ciudad que gobierna vuelve a estar al tope de la desocupación del país. Un durísimo 26 por ciento que duplicó la media nacional. “Mar del Plata se encuentra en la peor crisis de su historia”, admitió Montenegro sin medias tintas.
El intendente está convencido de que es necesario abrir, trabajar. Coincide con Acción Marplatense en la necesidad de reaperturas de todas las actividades posibles bajo estrictos protocolos. “Hay que convivir con el virus”, dicen, mirando de reojo las estadísticas que surgen a diario de clínicas y hospitales sobre ocupación de camas de terapia intensiva. No sobra nada. “Si abrís se te va a desbordar y colapsar el sistema de salud”, le advierten desde Provincia. Se lo dijo incluso por teléfono, este fin de semana, el gobernador Axel Kicillof, cuando Montenegro volvió a pedir carta blanca para reaperturas no establecidas en la actual fase 3. El intendente, así, se convierte en estas horas en uno de los equilibristas. Lejos está en su idea de hacer “la gran Lunghi” (por el intendente de Tandil que se cortó solo, abandonando el sistema de fases) pero lo apremian los pedidos de los comerciantes, empresarios y productores que se sienten asfixiados económicamente. Cambiar las reglas de juego implica asumir un alto costo. Desconocer las decisiones emanadas desde La Plata conlleva también ser conscientes que cuando se necesiten fondos frescos para hacer frentes a gastos, inversiones y obras, las respuestas no llegarán o demorarán más de la cuenta.
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El apoyo del Frente de Todos a nivel local, principal sector de la oposición, constituye en ese contexto el sostén que necesita el Ejecutivo para esa mayor flexibilización. Esa conjunción se dio en el marco de `aquella comisión de reactivación que se conformó oportunamente en el Concejo Deliberante, donde el kirchnerismo tuvo un rol activo e incluso de fuerte acompañamiento en cierto tramo de la pandemia. Fue un concejal del Frente de Todos incluso el que presentó y logró activar la iniciativa de habilitar peatonales costeras los fines de semana. El Frente de Todos, a través de su bloque de concejales, también hace equilibrio en el plano local. Sienten las presiones de los representantes del sector comercial que les reclaman un apoyo concreto, pero al mismo tiempo reciben los llamados desde La Plata donde están sus referentes. Sentados en sus oficinas del Concejo y sabiendo que por unos pocos miles de votos no accedieron a la intendencia el año pasado, no parecen en estas horas predispuestos a levantar la mano aprobando cualquier pedido del Ejecutivo.
“Sos de Mar del Plata. Tenés que apoyarnos a nosotros”, reclamaba enojado el representante de una castigada cámara productiva local ante una concejal de la oposición. La edil insistió con que su fuerza “articula políticas” con Provincia y Nación. Y es allí entonces donde aparece el embudo donde todo se traba, dicen en el oficialismo. En ese contexto se llegó a la última sesión del Concejo donde no logró aprobarse la iniciativa de Acción Marplatense de habilitar la gastronomía al aire libre y otras actividades con estrictos protocolos. Una sesión que terminó en un escándalo. Con una “audiencia” de 160 personas a través del canal de YouTube , el enfrentamiento entre el concejal Horacio Taccone (AM) y Marcos Gutiérrez (FdT) hubiese quedado rápidamente en el olvido si no era replicado casi en tiempo real en la web de LA CAPITAL. Comenzó entonces en el recinto deliberativo otra historia, que intentó dejar en segundo plano el fracaso de las fuerzas locales por darle una respuesta contundente al pedido de los comerciantes de la ciudad a la que representan.
Queda claro entonces que no saldrá ni del Concejo ni del Ejecutivo en forma unilateral, la solución local para la ansiada reactivación económica o reapertura de actividades, hoy en muchos casos encaradas en forma ilegal, disfrazadas de protestas a la japonesa jamás vistas anteriormente por estos pagos. Si a través de la permanencia de Mar del Plata en fase 3 se buscaba que bajaran los casos, solo puede señalarse que se trató de un estrepitoso fracaso. De hecho, casi el 75 por ciento de los casos de coronavirus en el distrito se han registrado en esa fase. Para ser exactos, rige la fase 3 desde el sábado 29 de agosto. Desde entonces, hasta este lunes 28 de septiembre, se contabilizaron 9.019 contagios sobre los 12.189 desde que se inició la pandemia. Ya no le sirve a Mar del Plata perseguir la zanahoria de un verano exitoso. En primer lugar porque está muy lejos, y en segundo porque nadie puede garantizar hoy, en su sano juicio, una temporada “salvadora”.
“Nuestro problema no es enero. Es hoy y ahora”, sostuvo el coordinador del gabinete municipal, Alejandro Rabinovich, el lunes, poco después de que desde la Provincia volvían a reclamar por la situación de Mar del Plata. Para el hombre de más confianza de Montenegro en el gabinete, para Mar del Plata “el sistema actual de fases con la crisis que tiene la ciudad y pasando su peor momento de desempleo en la historia, no sirve. Hay que rever el sistema para la ciudad porque por cada persona que conocemos que se enfermó conocemos a seis que se quedaron sin trabajo”, expresó. El concejal kirchnerista que leyó esas declaraciones también estuvo “picante” en la réplica. “La pandemia hizo un desastre, es cierto, pero convengamos que el gobierno anterior de Cambiemos no fue una máquina de generar puestos de trabajo y menos en Mar del Plata donde tuvo al peor intendente de la historia. ¿O Carlos Arroyo no era de Cambiemos?”, recordó con cierto cinismo.
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Más allá de las chicanas y cruces políticos, en el Ejecutivo no piensan quedarse de brazos cruzados esperando que llegue un milagro el 11 de octubre, cuando finalice esta etapa de la cuarentena, que permita que todo se abra lo cual, claro está, tampoco sucederá. Mar del Plata tiene particularidades y características que la diferencian de la mayoría de los 134 municipios restantes. Constituye una de las principales ciudades de la provincia, y si bien en materia de coparticipación ocupa el lugar 132 sobre 135, genera un movimiento económico diferente al resto. Hoy General Pueyrredon está en fase 3, como Coronel Vidal, por ejemplo. “Tenemos que trabajar con la Provincia, y por qué no con Nación, para que se contemple nuestra realidad, nuestras necesidades, en este marco acuciante. Establecer, no sé, suena pomposo, algo así como una “fase Mar del Plata” instrumentando y consensuando medidas claras para que que comience a reactivarse la economía. Así como en Misiones los trabajadores tabacaleros se convirtieron en esenciales, tenemos que contemplar la realidad de los laburantes de la ciudad”, sostienen cerca del intendente.
“No estamos pidiendo ni que haya clases ni que haya fútbol, sólo que se pueda trabajar con este 26 por ciento de desocupación en el que caímos. Tenemos inexorablemente que poner a Mar del Plata en un lugar distinto. No nos sirve que nos recomienden que nos portemos bien porque si no no tendremos temporada. Necesitamos ir normalizando ahora. Te digo más. De abril a septiembre el año pasado se generaron más ingresos a Mar del Plata que en la temporada. Y todo esto se enmarca en una situación difícil, con hartazgo de la gente y encuentros que evidencian el cansancio. Estamos rompiendo fiestas privadas todos los fines de semana. Me preguntan si aguanta el sistema de salud o estamos al borde del colapso. Hoy estamos amesetados en 300 casos de coronavirus diarios aproximadamente. Con esas cifras no corremos peligro de colapso”, cerró el monólogo otro de los secretarios del gabinete del intendente quien insiste que hoy “la prioridad es el laburo”.
“Es importante que tanto el gobierno nacional como el provincial tengan una mirada de Mar del Plata diferente a la de otros lugares”, le dijo el intendente a la periodista Noelia Sosa. Y añadió que más allá de la temporada, “lo que nosotros estamos planteando es la actividad que necesita Mar del Plata hoy”. Puso como ejemplo, el jefe comunal, que este año no hubo en Mar del Plata convenciones, ni encuentros o congresos de abogados, psiquiatras, contadores ni coloquios como los de Idea. “Eso moviliza permanentemente gente a nuestra ciudad. En un fin de semana normal -recordó- entre 40 y 50 mil personas vienen a nuestra ciudad, lo que mueve la economía”, resaltando que el 20 por ciento del producto bruto de Mar del Plata “se mueve con las actividades relacionados con el turismo durante todo el año”. Montenegro indicó que no se trata de plantear una discusión aperturistas vs no aperturistas o cuarentena vs anticuarentena. Es plantear una realidad que hoy tiene nuestro partido estableciéndose las actividades que pueden llegar a funcionar cumpliendo a rajatablas con los protocolos. Esta cifra de la desocupación -concluyó- ha pegado en la línea de flotación en la ciudad”.
También es cierto que con sólo echar un vistazo a las redes sociales se detecta que mientras son miles y miles los marplatenses que reclaman que todo se abra, otros tantos opinan exactamente lo contrario. “Montenegro y Kicillof van a lograr que todos nos fundamos”, escriben de un lado. “Sigan abriendo y moriremos todos cuando no haya más lugares en las clínicas y hospitales”, replican otros. Para las autoridades, para quienes conducen, hoy todo es pérdida. Cualquier medida que se adopte tendrá la oposición y el rechazo de un amplísimo sector de la comunidad. “Es inútil y absurdo pensar en cualquier rédito político o en las elecciones del año próximo. Acá individualmente no se salva nadie. Y si no estamos a la altura de las circunstancias este tsunami del coronavirus arrasará con todos, sin distinguir colores partidarios”, remarca un reconocido analista político con familiares viviendo en Mar del Plata.
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Y a propósito de redes sociales, numerosos restaurantes de Mar del Plata anunciaron que este jueves 1 de octubre abrirán sus puertas. “Ya no podemos más. No quiero que me pase lo mismo que a la gente del café Ivo que terminó cerrando. Tengo 12 trabajadores en blanco, totalmente en regla, y si no abro ya me fundo y ellos se quedan sin laburo. Si quieren que me clausuren, que me metan preso, pero así no se puede más”, sostuvo el propietario de uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad. Según trascendió, abrirán luego de haberse puesto de acuerdo entre ellos pese a no estar autorizados por la fase en que se encuentra Mar del Plata. También para ellos será una prueba. “Entre la crisis económica y el temor que todavía tiene mucha gente no sé cuánta gente vendrá. Pero cerrado no puedo tener un día más. Yo abro. Si la gente viene o no ya es otra cuestión, pero con el sistema de take away no saqué ni para pagar los impuestos”, aseveró el gastronómico. Finalmente, consignó que la ART le garantizó cobertura pese a abrir sin estar permitido. También algunos propietarios de gimnasios anunciaron que reabrirán este jueves en Mar del Plata.
Hay 65 mil personas desocupadas y 23 mil subocupadas en Mar del Plata según determinó el Indec cuando se anunció ese lapidario e histórico 26 por ciento para el distrito en el segundo trimestre del año. Contundente fue la licenciada en Sociología, María Eva Ayala, al analizar los fríos números. “En Mar del Plata -sentenció-una ciudad más grande que siete provincias, hay sólo 185 mil personas ocupadas. Esto es el corolario de muchos años sin planificación”, dijo. Y opinó que la pérdida récord de puestos de trabajo se vio motivada por el impactante freno que sufrió la economía informal a partir del aislamiento social, preventivo y obligatorio que dispuso el gobierno nacional. En la ciudad, cabe recordarlo, durante el período en que se registró este 26% de desocupación, el gobierno nacional otorgó ayuda a no menos de 800 empresas a través de las ATP al margen de regir la prohibición y doble indemnización por despidos sin causa. “El número es tremendo. Hay que mirar la economía tan detenidamente como se mira la cuestión sanitaria”, sostuvo por su parte el titular de la UCIP, Raúl Lamacchia, quien agregó que “tenemos que generar protocolos estrictos para funcionar y aprender a convivir con la pandemia”.
“Si no es trabajo con prevención será enfermedad con desocupación”, aseguraron por su parte los concejales de Acción Marplatense, Horacio Taccone y Paula Mantero, quienes en la última sesión del Concejo Deliberante fueron más enérgicos que los mismos concejales del oficialismo a la hora de defender las reaperturas, lo cual no deja de generar preocupación en el Ejecutivo. De hecho hubo ciertas rencillas internas en el bloque de concejales afín al gobierno que no generan auspiciosos presagios de cara al futuro cercano.“El desafío -reflexionaron los concejales pultistas- es generar prevención con trabajo. Las consecuencias de los cierres indiscriminados pueden ser tan catastróficas como el negacionismo acerca del virus”, expresaron. Horacio Taccone, quien a su vez dio a conocer una carta pública tras los incidentes del Concejo donde recalcó que hay sectores a los que “no les importa nada salvo la miserable disputa del rédito político que jamás buscan con ideas, sólo con avivadas”, sostuvo que pedirán, cuando se reabra la sesión suspendida del viernes, que se vuelvan a tratar los tres proyectos de AM: contratación de intensivistas para la emergencia con remuneraciones extraordinarias, la iniciativa denominada “Con protocolos todo permitido” que apunta a reactivar el trabajo con procedimientos acordados de prevención y la autorización integral para permitir la gastronomía en veredas y terrazas al aire libre.
En su carta, Taccone volvió a disparar contra el concejal Gutiérrez -a punto estuvieron de trompearse en el cuarto intermedio, en un hecho por cierto repudiable- señalando que “algunos huyeron de la Comisión de Reactivación hace rato, pero no es que fueron de ahí a buscar médicos para el Hospital Interzonal. Se fueron a rascarse a sus cómodas oficinas esperando que la desgracia social les dé algún rédito”. Finalmente recordó que la sesión del viernes “fue boicoteada por los que incumplieron el acuerdo previo reglamentariamente concretado, para darle despacho a las tres iniciativas”.
El exabrupto de Taccone en la sesión -“la única forma de hacerme desaparecer el concejal Gutiérrez es si tiene testículos, compra una 45 y me pega un tiro en la cabeza”, dijo- claro está, fue repudiado por todo el kirchnerismo local. “No podemos permitir este accionar provocativo y violento en el marco de la democracia. El camino es a través del respeto, el diálogo y el intercambio de ideas”, sostuvo la concejal Virginia Sívori. Marcos Gutiérrez, presidente del bloque, en sus redes sociales agradeció la muestras de solidaridad. “Gracias a todos. Soy de los que creen que el Concejo debe ser el lugar de debate, de acuerdos y de disensos, pero nunca de agresiones personales y violencia. Cuidar a la democracia y a sus instituciones es tarea de todos”, enfatizó. Sería más que saludable que la próxima sesión del Concejo arranque con un abrazo -en estos tiempos de pandemia, en realidad un choque de codos-, entre ambos ediles para hacer borrón y cuenta nueva, y trabajar en pos del beneficio de marplatenses y batanenses, quienes en definitiva, con sus votos, los llevaron a ocupar esas bancas.
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