En una década, Coca-Cola introdujo a México 72 mil 921 toneladas de material plástico para embotellar sus productos y lo regresó procesado a EU y China con ganancias millonarias y sin ninguna aportación al medio ambiente, sostiene Ornela Garelli, campañista de Océanos sin Plásticos en Greenpeace.
En una década, Coca-Cola introdujo a México 72 mil 921 toneladas de material plástico para embotellar sus productos y lo regresó procesado a Estados Unidos y China con ganancias millonarias y sin ninguna aportación al medio ambiente, sostiene Ornela Garelli, campañista de Océanos sin Plásticos en Greenpeace México. Peor aún, esa firma ni siquiera recicla los envases que sus filiales ponen en circulación. Es urgente generar esos sistemas adecuados de recuperación, alerta.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–Coca Cola, la refresquera más grande del mundo, es una de las mayores generadoras de basura y con sus filiales se convierte en una de las empresas que más desechos plásticos importa a México.
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La compañía introdujo 72 mil 921 toneladas en una década -98% en los últimos tres años- desde Estados Unidos y China para luego regresar a esos países el material procesado y listo para ser reutilizado, lo que implica un impacto ambiental para este país y un beneficio económico a la empresa.
De 2012 a la fecha, Industria Mexicana de Reciclaje importó 468 toneladas, Industrial de Plásticos Arma, 573 toneladas, mientras que Plásticos Técnicos Mexicanos, introdujo al país mil 200 toneladas. Por su parte, Bebidas Mundiales importó 15 mil 119 toneladas de desechos plásticos entre 2021 y 2022.
De las empresas importadoras vinculadas a la refresquera destaca PetStar, una recicladora de PET que con apoyo del Banco Mundial en 2009 puso en marcha una planta de reciclaje en el Estado de México, con la promesa de “reducir significativamente el volumen de residuos no biodegradables y contribuir a aumentar la vida útil de los rellenos sanitarios de México” y hoy es promocionada como “la planta de reciclaje más grande del mundo”.
Entre 2015 y 2018 PetStar introdujo a México 58 toneladas, cifra que e los tres años recientes ha ido en aumento: en 2020 adquirió 10 mil 586 toneladas, en 2021 fueron 31 mil 964 toneladas y hasta el 30 de septiembre de 2022 había importado 13 mil 113 toneladas.
La empresa reportó que el año pasado recicló más de 95 mil toneladas de PET, de acuerdo a esa cifra, el 32% fue importado.
Para Ornela Garelli, Campañista de Océanos sin Plásticos en Greenpeace México, las importaciones de la refresquera demuestran que tiene “una política engañosa, pues habla de recuperar y reciclar todas las botellas que ponen el mercado, pero realmente no está haciendo ninguna aportación al medio ambiente. Primero tenemos que asegurar el reciclaje de los residuos que se generan en el país en lugar de estar importando”.
Hugo Gómez Squivias, vicepresidente de materia prima en la Asociación Nacional de Industrias de Plásticos (ANIPAC) en México explicó que las empresas importan desechos plásticos para ahorrarse los procesos de lavado, “el cual implica tanto costos de agua como de tiempo. En ocasiones, no se consiguen los productos limpios y es por eso la necesidad de que tenemos que estar importando los productos”.
Pero en México hay material de sobra, este es el segundo mercado más grande de Coca Cola después de Estados Unidos. Las embotelladoras mexicanas más importantes, Femsa y Arca Continental, reportaron haber vendido 32 mil 130 millones de litros de bebidas en 2021. Según un cálculo del Instituto Nacional de Salud Pública, cada mexicano consume más de 160 litros de refresco al año y la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas reportó que al año se consumen 310 litros de agua embotellada per cápita, tanto natural como saborizada.
“Están generando un gran impacto ambiental en nuestro país - dice sobre las importaciones Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor - pues somos de los mayores generadores de plástico porque somos de los mayores consumidores de Coca-Cola en el mundo, pero también de los mayores consumidores de agua embotellada. ¿Qué pasa entonces con todas esas botellas? Siempre se dice que en México estamos reciclando, que somos de los países que más reciclan, pero parece que estamos reciclando desechos de otros países”. Según el Instituto Nacional de Geografía e Informática, en 2021 se enviaron al día 19 toneladas de PET a plantas de tratamiento para ser recuperadas.
El precio del plástico limpio
Para reciclar las botellas usadas éstas deben ser sometidas a un proceso de lavado y enjuague en agua a altas temperaturas y sosa cáustica que remueve la suciedad. Después se realiza el proceso de flotación en agua para que el PET se hunda y separarlo del material no apto que queda en la superficie, que suelen ser restos de tapas y etiquetas.
PetStar, por ejemplo, gasta un litro de agua por cada 55 botellas recicladas y procesa 3 mil 100 millones de envases anualmente; esto significa un gasto de 56 millones de litros de agua, es decir, lo suficiente para dotar del agua a 2 millones 800 mil personas para cubrir sus necesidades básicas de higiene y alimentos durante un día. La empresa no explica cuánta de esta agua es tratada.
PetStar también hizo exportaciones: de 2012 a la fecha ha enviado 94 mil 665 toneladas, más de la mitad en los últimos dos años: la mayoría son hojuelas de PET post consumo lavado, resinas de PET recicladas y otros desechos plásticos para utilizarse como materia prima y con destino principalmente a Estados Unidos y China.
Y mientras la recicladora de Coca Cola importó desechos con un valor de 13.2 millones de dólares, lo que exporta tiene un valor de 131.4 millones de dólares.
Además, la recicladora reconoce que tiene fugas de plástico -es decir material que se pierde durante el proceso y no es reaprovechado- y que estas se han reducido en un 70%, sin dar cifras de cuánto es lo que se pierde en el proceso de reciclaje ni qué pasa con ese material. También informa que en 2021 generaron más de 14 mil toneladas de residuos provenientes de las 98 mil toneladas acopiadas y que trabajan para que en un futuro no generen material que termine en los rellenos sanitarios.
Uno de los compromisos de la refresquera es “recuperar y reciclar el equivalente al 100% de los envases que se ponen en el mercado”; es decir, que no necesariamente procesan sus botellas.
Ornella Garelli Ríos dice que para que la política de esta compañía multinacional “se cumpla efectivamente deberían reciclar los envases que están poniendo en el mercado, no el equivalente y ahí está la trampa porque están reciclando otros desechos que ni siquiera son de esa empresa. Lo que tendría que hacer Coca-Cola es garantizar que tiene sistemas adecuados de recolección o recuperación de esos envases. La clave es generar esos sistemas de recuperación que no existen. Deberían de apostar más por este tipo de iniciativas en lugar de estar “reciclando” envases que vienen incluso de otros países”.
En su página, la recicladora explica que no recibe directamente botellas y sugiere a las personas interesadas en reciclar que busquen un punto de depósito cercano a su hogar y que en ninguna de las plantas de acopio ubicadas en 8 estados de la República Mexicana cuentan con puntos de compra, lo que significa que miles de personas dedicadas a la recuperación de residuos en la calle optan por llevarla a otro lugar, pues la venta de envases usados es una fuente importante de ingresos para ellas.
Sin embargo, para la refresquera, PetStar es ejemplar por ser “una empresa de reciclaje integral que presta servicios a las embotelladoras de Coca-Cola de México, proporcionándoles una parte cada vez mayor de la resina de PET reciclada que formará su empaque, al mismo tiempo que trabaja con recolectores de desechos en todo México”.
PetStar tiene como socias a las fabricantes de bebidas Arca Continental, Bepensa, Corporación del Fuerte, Corporación Rica, Grupo Embotellador Nayar, Embotelladora de Colima y la Industria Mexicana de Coca Cola.
Coca Cola México no respondió a la solicitud de entrevista para este reportaje. PetStar respondió que “el organismo que tiene toda la información sobre el reciclaje de México es ECOCE”; mientras que el vocero de esta última dijo que revisaría si tenía disponible esa información y no volvió a comunicarse.
Campañas verdes
Diversos grupos ambientalistas han criticado a The Coca Cola Company por no hacerse cargo de los envases de sus productos, que se suman a las toneladas de basura que se generan a diario en las ciudades del mundo. Para contrarrestar los señalamientos, en 2018 anunció su campaña “Un mundo sin residuos” que se plantea, entre otras metas, que para 2025 todos sus envases sean 100 por ciento reciclables y que la mitad del material con que se elaboran sea reusado.
La compañía de bebidas se ha comprometido a trabajar para “fortalecer la infraestructura de acopio y reciclaje, buscando incrementar el promedio actual de recolección y reciclaje de 6 de cada 10 envases que pone en el mercado, para llegar a 10 de 10 en 2030”. Lo que las filiales de Coca Cola ingresaron a México representa el 8% del volumen de residuos que llegaron en una década a este país, según lo reportado en el reportaje de OjoPúblico “América Latina: el depósito final de la basura ajena”.
Pese a sus compromisos, en 2021, la marca utilizó 3 mil 224 millones de toneladas de envases, es decir un 8% más que en 2020 e incluso incrementó el uso de plástico virgen, aunque se comprometió a utilizar más materia reciclada. La organización Break Free From Plastic, que audita anualmente la basura plástica en el mundo, señaló por quinto año consecutivo a Coca Cola como una de las empresas más contaminantes del 2022. Y no solo eso, de 2018 a la fecha la empresa ha triplicado la producción de botellas desechables, mientras ha reducido el porcentaje de material reciclado.
A pesar de ello, la refresquera fue patrocinadora de la COP 27, la cumbre climática más importante del mundo, lo que atizó las críticas de parte de organizaciones ambientalistas que lo consideraron un ‘lavado de cara’. 59 organizaciones promotoras de la salud en el mundo se sumaron a la petición de eliminar a la compañía como patrocinadora por su contribución a la crisis climática y de obesidad y diabetes.
En ese mismo espacio, Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, pidió ser cero tolerantes con la ecoimpostura - es decir, que las acciones para reducir impactos ambientales son menores a las publicitadas- y pidió a las empresas compromisos más concretos y no socavar las políticas públicas a favor del ambiente, entre otras recomendaciones.
Para The Coca Cola Company los cambios en las normativas relacionados con los envases y empaques a nivel mundial podrían afectar sus ingresos, así lo detalla en su informe anual 2021: “las crecientes preocupaciones sobre el impacto ambiental de las botellas de plástico y otros materiales de empaque podrían resultar en una reducción de la demanda de nuestros productos de bebidas y aumento de los costos de producción y distribución”.
Y además se lee su inquietud por el impacto de cómo son vistos si no actúan o se percibe “que no actuamos para abordar los problemas de recuperación y reciclaje de materiales plásticos, nuestra imagen corporativa y la reputación de la marca podrían verse dañadas, lo que puede causar que algunos consumidores reduzcan o dejen de consumir algunos de nuestros productos”.
Por eso la empresa se esfuerza en pedir que no se “satanice” al plástico y hace campañas a favor del reciclaje. A la par, pero de una manera más discreta, realiza cabildeo o procesos legales para frenar las normas que le perjudican. Como en México, en donde logró que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le concediera un amparo en contra de una norma del estado de Oaxaca que prohibía el uso de PET.
Más allá de las campañas, los esfuerzos de Coca Cola para recuperar el PET, son todavía limitados, señalan los activistas y recicladores consultados sobre este tema, pues se focaliza en unas cuantas zonas. Por ejemplo, la empresa dice sin especificar cuántos locales participan, que en México se han asociado con pequeñas tiendas para que se conviertan en centros de acopio.
Mientras que Femsa, el embotellador más grande del mundo, informa que el 62% de sus tiendas Oxxo, cuentan con “contenedores y señalización para la separación de residuos” y el 79% de los desechos ahí generados es reciclado.
Según la empresa, el porcentaje de envases reciclados a nivel mundial fue del 90% en 2021, pero en el pie de página señala que “solo es reciclable donde existe infraestructura”, lo que excluye a gran parte de los países y sólo Alemania, Dinamarca y Noruega superan ese porcentaje.
El 92% de los mexicanos está a favor de que se reduzcan los plásticos y el 88 por ciento pide que se haga lo antes posible. En 2019, el Senado de la República de México firmó un Acuerdo Nacional para una Nueva Economía de Plástico con la industria, con él se pretende reducir la producción de un solo uso. José Manuel Arias, de la Asociación Ecológica Santo Tomás, cree que con ese convenio “siguen promoviendo el uso de plásticos, siguen promoviendo la incineración de residuos. En teoría insertan el concepto de responsabilidad del productor y no es así, pues no son responsables de los desechos de sus plásticos. Actualmente son los municipios los que subsidian a estas grandes empresas a través de la recolección y la disposición final de toda la basura y al final del día es el ciudadano común y corriente el que paga esto”.
No parece que las importaciones de desechos de plástico vaya a tener una regulación más estricta en México. Para el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, la importación de basura es una oportunidad, pues ha señalado que el ingreso de desechos permite “la promoción del uso de infraestructura nacional para reciclar los residuos de países cercanos, con la correspondiente activación de la economía del país”.
María Esther Briz, de la organización Break Free From Plastic para América Latina y el Caribe, condena estas prácticas: “que una empresa privada está usando recursos naturales locales como el agua para limpiar plástico que proviene de otra parte del mundo para luego no usarlo localmente, sino exportarlo, eso no es responsable, no es justo. El reciclaje sigue siendo un proceso industrial que consume energía eléctrica que consume agua, emite gases de efecto invernadero y otros tipos de vertidos y residuos. Si esto estuviera bien lo reciclarían el país de origen, muchas veces lo que se hace es exportar a otros países porque es más barato hacerlo”.
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