Treinta años después del fenómeno inaugurado por el menemismo, actores, deportistas y figuras mediáticas vuelven a desembarcar en la política; la necesidad de los candidatos de aceptar códigos del espectáculo
Carlos Menem no lo avergonzó fotografiarse semidesnudo junto Susana Giménez en la playa, en las puertas de la campaña de 1989. Ya como presidente, el riojano fue futbolista, basquetbolista y piloto de ocasión ante las cámaras. María Julia Alsogaray, su ministra preferida, inmortalizó la frivolización de los noventa cuando posó envuelta en un tapado de piel.
Casi 30 años después, la política argentina vuelve a acercarse a las luces del espectáculo y a los flashes del deporte. Aunque todavía no confirmaron su presencia en el debate, los principales candidatos a presidente aceptaron juntarse por primera vez en el programa de Marcelo Tinelli. Entre plumas y minifaldas, cantaron, bailaron y se rieron con sus imitadores ante la atenta mirada de tres millones de personas. Casi no hablaron de política.
En un documento con alto contenido político, la Iglesia consideró hace dos semanas que la "farandulización" es un fenómeno "penoso" y pidió a la dirigencia "ocuparse en serio de los pobres".
"Como los espectadores ya no van a los programas políticos, los candidatos intentan hacernos divertir. Entonces, la política se desplaza no sólo a otro tipo de programas, sino que deja su esencia para ser un entretenimiento. Por eso estuvieron los presidenciables en Tinelli, por eso muchos políticos van a Intratables", argumenta María Elena Qués, especialista en comunicación política.
Pero la "farandulización" recicló en los últimos meses otra fórmula patentada por el menemismo: los famosos que saltan a la política. Una nueva oleada de ex deportistas, artistas y empresarios entrará al cuarto oscuro este año. Se miran en espejos que los ilusionan, entre ellos, dos presidenciables: Daniel Scioli, ex motonauta, y Mauricio Macri, ex empresario y presidente de Boca.
¿Más? Carlos Reutemann gobernó Santa Fe tras dejar la Fórmula 1 y se erigió como un referente peronista. Veinte años después, Miguel Del Sel irrumpió con su carisma, ganó las PASO con Pro y puede ser el próximo gobernador santafecino. El ex Midachi, el más importante representante de esta nueva camada, provoca ahora más disgustos que sonrisas entre muchos que desprecian su candidatura por su supuesta falta de formación.
"Es un fenómeno que lleva varias décadas, pero que se ha ido vulgarizando. Fue una espiral que comenzó con jóvenes diputados que iban a programas de TV después de la dictadura, después llegó A la cama con Moria y se profundizó con el menemismo. Ahí apareció tendencia inversa: los famosos que saltaban a la política", explica Qués.
La académica justamente pone como ejemplo el caso de Santa Fe: "No es lo mismo Reutemann que Del Sel. Que a Karina Rabolini le hayan tocado la cola es una falta de respeto que muchos, incluso su marido, pasaron por alto. El paso de los años vulgarizó la farandulización".
El debate está asegurado: habrá decenas de famosos candidatos en 2015, la mayoría en el conurbano. En Quilmes se concentran todas las excentricidades del fenómeno. El intendente Francisco "el Barba" Gutiérrez, histórico dirigente sindical kirchnerista, deberá pelear su reelección con un periodista, un modelo y un cocinero. El conductor Walter Queijeiro, que se hizo famoso con un personaje de antihéroe en los canales de cable, será el candidato a intendente del Frente Renovador. Sus rivales de Pro serán dos debutantes: el modelo "Tomy" Dunster y el chef Martiniano Molina.
Casi tres décadas después, la fórmula del menemismo no se alteró: son personajes reconocidos por sus éxitos profesionales y, muchas veces, su carisma empatiza con el electorado. Reivindican la vocación por el servicio social y se muestran "limpios" de los males de la política.
"Este fenómeno representa la desesperación por los votos. Es un atajo que usan los partidos, un comportamiento pragmático de mucha dirigencia que prioriza el corto plazo, que alimenta una tendencia que hace muy poco para mejorar la calidad institucional", argumentó la socióloga Graciela Römer.
"Si le pedimos expertise a un cirujano, lo mismo habría que exigirle a un político. No alcanza con tener voluntad y sensibilidad social, hace falta conocimiento y preparación", afirmó la titular de Römer y Asociados.
La defensa más sincera la ensayó Del Sel cuando le preguntaron por el desprecio que despierta su candidatura. "Me quieren y me votan porque no miento, no robo y porque laburé toda mi vida. Hay otros que no pueden dar la cara. ¿Qué culpa tengo?", cuestionó.
"Miguel habla el mismo lenguaje de la gente. Muchos intelectuales no entienden que ésa es su principal virtud", lo defendió Humberto Schiavoni, presidente de Pro, en diálogo con LA NACION. Y retrucó: "La política no puede ser para una elite".
"Tuve varias charlas con Del Sel en 1994 cuando fuimos a Santa Fe por la Constituyente. Lo escuché con algunas quejas sobre la situación del país y le pregunté: «¿Por qué no te metés en política?». Es muy inteligente y desde ese momento le vi mucha vocación", relató Eduardo Menem a LA NACION. Y relativizó la falta de formación de los famosos con una cita del poeta Bertolt Brecht: "El peor analfabeto es el analfabeto político".
El ex senador dictó dos claves para el éxito de estos candidatos: la vocación política y la ayuda de un equipo experimentado. "Carlos siempre estuvo muy interesado en sumar a Scioli. Le parecía una persona muy interesante porque tenía una vocación bien marcada. Quería sumarlo sí o sí. Lo mismo le pasó con el Lole [Carlos Reutemann]. Ya ves que no se equivocó", recordó.
Casi tres décadas después, ninguna de las principales fuerzas políticas prescinde de los famosos, aunque el kirchnerismo más puro los mira con recelo. El conurbano bonaerense será el tubo de ensayo de deportistas, artistas, periodistas, empresarios y dirigentes del fútbol. Pero pocos se ilusionan con ganar.
Pro es un imán para los famosos. El macrismo logró que una nueva camada desembarque en el Congreso: el ex futbolista Carlos Mac Allister, el ex árbitro Héctor Baldassi y Del Sel fueron elegidos diputados en 2013. Todos volverán a competir en 2015, más un puñado de debutantes que se lanzará a conquistar el conurbano, la mayoría ligados al fútbol. "Algunos se acercan solos y a otros, como a Del Sel o Baldassi, los convocó Mauricio [Macri]. Por algo vienen acá, que somos una fuerza muy abierta, y no a las viejas estructuras verticalistas", dijo Schiavoni.
El ex goleador Julio Cruz es precandidato en Lomas de Zamora, tierra del intendente Martín Insaurralde. "Me amargó muchas veces cuando jugaba en River, pero ahora me pone muy contento tenerlo con nosotros", dijo Macri cuando lo presentó. El ex delantero Sebastián Neuspiller competirá en Pilar; José Lemme, presidente del club Defensa y Justicia, jugará en Florencio Varela, y Javier Martínez, ex presidente de Douglas Haig, se postulará en Pergamino. Aunque no será su primera elección, el ex árbitro Javier Castrilli camina La Matanza ilusionado con una candidatura.
Los "futboleros" tienen como interlocutor a un viejo conocido: el relator Fernando Niembro, que trabajó con Menem y volvió a las pistas como operador de Pro en el conurbano. Amigo personal y hombre de consulta de Macri, desde ese espacio aseguran que competirá en 2015. "Siempre nos apoyó, pero ahora va a dar la cara. Va a competir por algún cargo importante", dijeron cerca del jefe de gobierno.
El último famoso en postularse fue el galán Segundo Cernadas, que sería candidato en Tigre o San Fernando. "Es natural que en este final de ciclo haya mucha gente que quiera participar. Es gente nueva con un alto nivel de conocimiento, pero también con mucho compromiso", argumentó Schiavoni.
Sergio Massa también reclutó a famosos. "A diferencia de Pro, tenemos toda una estructura partidaria del peronismo y a eso le sumamos el conocimiento y el modelo exitoso de estas personalidades. Es una buena fórmula porque ellos quieren caminar el territorio", explicaron desde el Frente Renovador.
El massismo apuesta en el conurbano a Nicolás Russo, ex presidente del Club Atlético Lanús, que luchará por la intendencia tras su exitosa gestión deportiva. "Estoy seguro de que es más difícil manejar una institución con un déficit millonario que gestionar un distrito", afirmó el dirigente, que ganó las últimas elecciones legislativas.
Por sus logros deportivos muchas veces lo compararon con Macri, que saltó desde la presidencia de Boca al gobierno porteño. "Mauricio fue el primero en llamarme, allá por 2012. En ese momento me sorprendió y dije que no. Después, Massa me convenció y por eso estoy acá", aseguró. Según pudo saber LA NACION, aquellos llamados de Pro se volvieron a repetir en las últimas semanas en la voz de Niembro.
Habrá otros famosos del Frente Renovador en el cuarto oscuro. El piloto del TC Luciano Ventricelli es precandidato a concejal en Avellaneda; el productor teatral Javier Faroni jugará en Mar del Plata; la ex boxeadora Marcela "la Tigresa" Acuña es precandidata en Tres de Febrero. Aunque con menor protagonismo, desde el massismo no descartan que otros puedan postularse: el cineasta Eliseo Subiela (ya compitió en las PASO porteñas), el músico Oscar Mediavilla, la arquitecta Diana Saiegh y el psiquiatra José Eduardo Abadi.
El sciolismo también convocó a ex deportistas para competir en el conurbano, pese al recelo del kirchnerismo. Carlos "el Chino" Tapia, ex campeón del mundo en México 86, camina desde hace largos meses por San Miguel, y el ex futbolista Mariano "el Loco" Dalla Libera trabaja en Malvinas Argentinas.
El kirchnerismo, en cambio, mira con desconfianza a los famosos con aspiraciones políticas. La excepción fue aquella postulación de Nacha Guevara o la sorpresiva candidatura de "Cacho" Buenaventura en Córdoba (ver aparte). "Quiero escuchar a los hombres y mujeres de mi espacio político hablar de ideas y propuestas, no de pavadas ni haciendo pantomimas", atacó Cristina Kirchner a Scioli después de verlo en ShowMatch.
No es una discusión nueva: allá por 2000, el diputado Scioli sufría continuos desaires de su par santacruceña por su falta de militancia y su pasado como ex deportista. Desde esos primeros pasos en la política, Scioli es un aficionado en el arte de posar junto a distintas figuras de lo que él define como "la cultura popular". Como uno de sus tesoros, el gobernador alimenta su colección de fotos que exhibe en su casa de Villa La Ñata, que incluyen desde Bill Clinton, Arnold Schwarzenegger hasta sus amigos Ricardo Montaner y los Pimpinela.
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