A pesar de la pobreza y el terror de los años 80, la familia Añaños logró construir el imperio más importante de gaseosas en el Perú. Su éxito fue tan grande que hizo temblar a gigantes como Coca Cola y Pepsi. Conoce su inspiradora historia.
La historia de la familia Añaños, fundadora de AJE, una de las empresas más grandes y rentables de nuestro país, empezó en la provincia de San Miguel (Ayacucho), donde Eduardo y Mirta Añaños tenían una pequeña chacra. Ahí, la pareja y sus cinco hijos se dedicaban a la siembra de maíz, trigo y otras legumbres.
Sin embargo, todo cambió cuando, a inicios de los años 80, ingresó a la zona el grupo terrorista Sendero Luminoso. Al ver la vida de sus hijos en peligro, el patriarca decidió dejarlo todo y escapar, pero no hacia la costa, como lo hicieron miles de familias campesinos, sino hacia Huamanga, el centro de Ayacucho. En dicha zona todos juntos iniciarían una nueva vida.
Apenas se asentaron en su nuevo hogar, los Añaños se dieron cuenta de que, debido a las acciones terroristas, los ayacuchanos se habían quedado sin bebidas gaseosas, ya que los camiones de Coca-Cola y Pepsi-Cola, provenientes de Lima, eran continuamente atacados por los senderistas o por delincuentes comunes que se hacían pasar por guerrilleros
Al aprovechar esta necesidad, uno de los cinco hijos de Eduardo y Mirta Añaños, que era ingeniero agrónomo, elaboró la fórmula de una nueva bebida que, además de ser rica al gusto, era bastante económica.
Con miras empresariales, la familia hipotecó su vivienda, sacó un crédito del banco y reunió 30.000 dólares. Esta suma sirvió para comprar maquinaria e insumos con los que fabricarían su producto emblemático: Kola Real. Al inicio, la falta de presupuesto hizo que instalaran su centro de producción en el patio de su casa, incluso ellos mismo eran los que se encargaban del embotellamiento, etiquetado y distribución.
Sin embargo, gracias a su conocida estrategia del ‘precio justo’ lograron hacerse un lugar en el mercado y expandirse rápidamente a otras provincias del sur, como Huancayo, Bagua y Sullana. En estos puntos estratégicos instalaron sus fábricas y comenzaron a proveer a esas partes del país.
Hoy, más de 30 años después, esta iniciativa familiar, nacida en tan precarias condiciones, está ubicada en el puesto 12 en el “Ranking de las empresas más globales de América Latina”, elaborado por América Economía Intelligence. Y no es para menos, ya que tiene participación en más de ocho países: Perú (AjePer), México (AjeMex), Costa Rica (AjeCen), Tailandia (AjeThai), Ecuador (Ajecuador), Venezuela (AjeVen), Colombia (Ajecolombia) y Guatemala (AjeMaya).
El éxito de Big Cola
En 1999, tras el éxito rotundo de la Kola Real, los Añaños iniciaron la internacionalización de la empresa. Para ello, cambiaron el nombre del producto y lo denominaron Big Cola. Su primer mercado en América Latina fue Venezuela, luego Ecuador y posteriormente México.
De acuerdo con un informe del Banco Santander, para el 2005, la empresa ya controlaba en Perú el 23% del mercado de refrescos, en Venezuela el 18% y en México el 9%. Además, AJE también ha logrado posicionarse muy bien en varios países asiáticos, solo para poner un ejemplo: en el 2015, la Big Cola fue considerada el refresco favorito en Indonesia, según la empresa de análisis de mercado Roy Morgan.
Actualmente, la firma cuenta con 26 instalaciones de fabricación, más de 15.000 empleados y siete marcas que van desde las bebidas energéticas hasta los concentrados de fruta.
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