Daniel Angelici volvió a demostrar su influencia al imponer a sus candidatos en el Consejo de la Magistratura y en la Auditoría. El rol de Ritondo. Cómo fueron las negociaciones.
La definición de los puestos en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad y la Auditoría porteña provocaron ganadores y perdedores políticos en las tres principales fuerzas de la Capital.
En el Pro, el verdadero armador en las sombras, que terminó definiendo los nombres de los elegidos, no fue otro que Daniel “el Tano” Angelici. Pero, en esta ocasión, también fue clave la figura del vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo.
El miércoles pasado se presentaron los nombres de los candidatos para el recambio de bancas de autoridades en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad y en la Auditoría porteña. En el primero de los organismos deberán renovarse tres de sus nueve escaños, mientras que en la Auditoría vencen la totalidad de los mandatos de sus siete miembros.
El mandato de los consejeros vence el 6 de noviembre, mientras que para los auditores, la fecha tope de las asunciones es el 9 de diciembre.
Las tres fuerzas principales de la Ciudad, el Pro, el Frente para la Victoria (FpV) y Energía Ciudadana Organizada (ECO) dieron a conocer a sus postulantes.
Ante ese cuadro de situación, Angelici apostó fuerte y su objetivo era poner dos nombres propios tanto en el Consejo de la Magistratura, como en la Auditoría.
Los cuatro nombres del presidente de Boca eran: Enzo Pagani, Raquel Herrero, Oscar Moscariello y Silvia Lorelei Bianco, mujer del consejero Juan Sebastián Destéfano.
Tanto podían ir al Consejo como a la Auditoría. Al Tano no le importaban los organismos sino que entraran los cuatro.
A partir de ese momento comenzaron las negociaciones, las pujas y las definiciones de última hora. Las peleas también determinaban quién tenía más poder.
Angelici lo demostró con hechos, al igual que Ritondo.
El primer problema surgió con la postulación de Pagani al Consejo de la Magistratura de la Ciudad. La senadora nacional Gabriela Michetti lo vetó de entrada. Sin embargo, el poder de Angelici prevaleció y Pagani y terminó siendo postulado.
El otro postulado fue Alejandro Fernández, también del Pro, actual auditor porteño cuyo mandato vence y no puede ser renovado. El gran perdedor de la pelea interna fue el sector liderado por José Torello, que postulaba a Daniel Presti, luego de que Mauricio Devoto fuese vetado por la cúpula del nuevo gobierno.
Fernández es un hombre de Ritondo. Acá hubo un cambio de figuritas al no poder renovar en la Auditoría, Ritondo lo puso en el Consejo y de esa manera le dio un lugar en la Auditoría a un hombre más de Angelici.
De esa manera, en la Auditoría, el Pro, postuló a Jorge Garayalde, Oscar Moscariello, Raquel Herrero y María Victoria Marcó, la única de los actuales auditores del macrismo que puede renovar su banca.
Todo esto impacto en el Frente para la Victoria (FpV) e hizo que el presidente del Consejo, Juan Manuel Olmos, utilizará su muñeca política para postular a Vanesa Ferrazuolo (FpV), quien responde a él y cuyo nombre surgió luego de la postulación Mauro Riano (FpV) -que era la primera opción-, aunque en el cierre lo perjudicó el tema del cupo femenino.
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