El encargado de un campo con 25 empleados y mil vacas en ordeñe en el oeste de Buenos Aires cuenta su vivencia con el equipo.
Cada persona tiene su estilo y no todos pueden ocupar cualquier puesto de trabajo. Tal es el caso de un empleado de 24 años de edad, cuyo trabajo siempre fue como carrero en la cosecha, de modo que no tenía un trabajo permanente y continuo, pero sí ganaba mucho dinero en un determinado momento del año. Pese a ello, en cuanto surgió la oportunidad, se le ofreció un trabajo fijo con un sueldo que significaba un ingreso mensual, aportes jubilatorios y obra social. A pesar de los beneficios, en este nuevo trabajo no se desempeñó de la misma manera: le costó cumplir con los horarios y la rutina. El encargado destacó, respecto de este caso, que era una buena persona y que valía como empleado pero que, evidentemente, se encontraba más cómodo en un trabajo con una estructura diferente y menos rutinaria.
En cuanto a las motivaciones que puede recibir una persona y cómo estas pueden cambiar su desempeño para dejar a la vista sus virtudes, el encargado comentó el caso de un empleado de 20 años de edad, que trabajaba en la fosa como ordeñador bajo las órdenes del tambero. Un día hizo falta un ayudante en el sector de prepartos y se lo cambió de lugar de trabajo. Al tiempo el encargado de este sector se accidentó y el muchacho debió quedar a cargo del preparto. Luego de tomar la responsabilidad del trabajo, se capacitó y mostró su deseo de mejorar su desempeño. En este sentido, el encargado del campo comentó que cuando esta persona empezó a trabajar no sabía cómo hacer el trabajo pero se notaba que era "buena gente". Así, la oportunidad de tomar la responsabilidad, a pesar de su edad, fue lo que lo motivó para que mostrara lo mejor de sí.
Por su parte, el grupo de tractoristas trabaja de manera diferente al resto de los grupos de trabajo del campo, porque funciona de manera bastante pareja en cuanto a los rangos jerárquicos. Como es un grupo muy homogéneo, que hace varios años que trabaja en equipo, no se creó una figura de encargado o jefe. Lo que sí se desarrolló fue una figura de puntero del grupo, para no crear diferencias, y poder establecer un referente a los ojos del encargado general.
Entre las estrategias que el encargado lleva a cabo para mejorar los resultados está la de reconocer los logros de cada uno; esto significa una felicitación en el momento oportuno y también una recompensa económica, porque las dos cosas son importantes y deben ir juntas según su visión. Además de promover las reuniones de trabajo propone, también, encuentros casuales que le dan la oportunidad de conversar con cada empleado en forma personal: salir a hacer una recorrida, alcanzarlos con la camioneta al pueblo, entre otras.
En su opinión, otro de los factores que permite que los empleados se desempeñen bien en su trabajo es el nivel bueno de sueldos y los beneficios tales como los servicios pagos (incluye televisión por satélite), canasta de comida, carne, etc. Así, ocuparse de que la gente cuente con estos beneficios y que esté cómoda es tan prioritario como cualquier otra cosa relacionada directamente con la producción (comprar un repuesto, arreglar un molino, entre otras).
En cuanto al desempeño del encargado en su función hay que destacar que tiene muy buena comunicación con los dueños y con los empleados. Si bien las conversaciones son muy fluidas entre todas las personas que trabajan allí, siempre se respeta el orden de mando.
Otra característica que lo ayuda a conducir al grupo de trabajo es haber ocupado todos los puestos que coordina, dado que ello le brindó un conocimiento concreto de todas las tareas que hacen sus empleados. Además de este antecedente, trabaja, desde su lugar de encargado, a la par del grupo de trabajo, con la misma intensidad y responsabilidad que exige y ello genera respeto y ganas de seguirlo.
Comentá la nota