El éxodo y los cuestionamientos de los dirigentes del Frente Popular Salteño a su liderazgo debilitan su posición política
SALTA.- Luego del publicitado documento "Consenso de cambios para progreso de Salta”, al senador Juan Carlos Romero se le hace cada vez más difícil conseguir quien redacte y firme nuevas declaraciones.
Son pocos los que van quedando de aquellas jornadas de coincidencias plasmadas en el documento "Consenso de cambios para el progreso de Salta”. Álvaro Ulloa, Ricardo Gómez Diez y Gonzalo Guzmán del PPS, ahora se sumaron al PRO; Agustín Pérez Alsina del PRS, volvió al frente oficialista, Martín de los Ríos, cerró filas con el PRO y ya no están aliados y Bernardo Biella, con el extinto UDESO, no se sabe dónde está.
Poco después de la presentación, Ernesto Cataldi Fleming de la Coalición Cívica, salió a aclarar que no estuvo ni firmó el acta, también negó su rúbrica el ex diputado renovador, Cristóbal Cornejo. Pasaron los meses y se sumó a su alianza el ex diputado nacional Alfredo Olmedo y con ella nuevos bríos, pero poco después el gran papelón, tras anunciar un acuerdo con el Frente Grande en el norte de la provincia, la dirigencia nacional salió a desconocer el acuerdo y a refrendar que siguen con el proyecto kirchnerista.
Pero los desacuerdos y alejamientos en el frente romerista no terminaron allí, sino que siguieron y se acentuaron ya que se produjeron dentro de su "misma tropa”, como en el caso de su ex todopoderoso secretario Ángel Torres, que meses atrás volvió a Salta, alquiló una casa y se puso al servicio de la campaña y que ahora se fue dando un portazo.
Torres había emigrado de la provincia luego que el exgobernador dejara el cargo y reapareció por estas tierras en septiembre del 2013 para tomar el control de la campaña tras las PASO de agosto.
Los acuerdos y conversaciones políticas con distintos dirigentes y referentes barriales estaban siempre encabezados por él y sus decisiones eran compartidas, a veces a regañadientes, por los otros referentes, sin embargo su posición de poder se vio seriamente dañada con la llegada de Alfredo Olmedo al juego.
Tras el desembarco del ex diputado nacional se cambió la composición del denominado "Comando Capital”, que tomó, en conjunto, la tarea de dialogó que antes Ángel Torres hacía en solitario.
Esto no le gustó y comenzaron sus cuestionamientos. El punto álgido de su gestión se dio durante una tensa reunión del Comando General de la Campaña, que fue encabezada por Romero y a la que asistieron los principales dirigentes del frente. En el encuentro, Julio Argentino San Millán lo responsabilizó de las malas cifras de las encuestas y de arreglos políticos negativos para el grupo y que no contaban con la autorización de nadie. Romero en ningún momento salió a defenderlo o justificar su accionar. Torres, un hombre de años en política comprendió el mensaje: había perdido la pulseada interna y cayó en desgracia ante su jefe. Su último acto fue presentar en el Teatro del Huerto, ante más de 700 dirigentes de Capital, el Plan de Emergencia.
Al término del encuentro hizo sus valijas y se fue de Salta. Los problemas continuaron y la llegada de Olmedo no mejoró la situación. En el ex legislador basaba su estrategia de hacer pie fuerte en los departamentos de Orán y San Martín, en donde Olmedo obtuvo buenos resultados, pero que para Romero fueron adversos, sin embargo y tras largas y extenuantes giras, pocas adhesiones se pudieron conseguir en los departamentos más castigados de la provincia con la aplicación de su modelo neo liberal en los 90.
Dentro de sus filas, los cuestionamientos comenzaron a crecer ante la falta de definiciones y la poca claridad de la estrategia política y la indefinición de las candidaturas.
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