Este jueves, a las 8 comparecerá ante el Juzgado en lo Civil y Comercial 7 la exdiputada aliancista Marita Barrios, como testigo del sacerdote Gerardo Vogt, en el marco de la causa iniciada por el religioso a raíz de una estafa sufrida en 2006.
La exdiputada aliancista Marita Barrios.
Según adelantó Barrios a NORTE, tendrá que comparecer como testigo – a raíz de su apoyo público – al padre Vogt, quien en 2006 prestó “90 mil dólares a José Luis Ríos, el padre es de buen corazón y confió en la palabra de ese hombre”, recordó sobre el perjuicio económico padecido por el cura alemán.
La declaración será ante la jueza en lo Civil y Comercial 7, Lidia Márquez, en el juzgado ubicado en avenida Laprida 33 de Resistencia.
Barrios recordó que al ser la titular de la comisión parlamentaria de Derechos Humanos solicitó al entonces presidente del Superior Tribunal de Justicia, Ricardo Franco la intervención de la mediadora judicial. A partir de allí se vinculó en la causa – proceso que lleva ya ocho años- y por lo cual Barrios pretende celeridad a fin de que la misma prescriba.
Según los plazos al cumplirse una década desde la apertura del proceso, automáticamente el expediente número 3.102/13 quedaría sin efecto.
Su arribo a Resistencia
Vogt nació el 20 de marzo de 1930 en Waldstatten, un pequeño pueblo ubicado a 50 kilómetros al oeste de Stuttgart, capital del Estado (land) alemán de Baden Württemberg, cuya fundación se remonta a 1247. Hijo del orfebre Carlos Vogt y de María Deiss, pasó su niñez y juventud en medio de una convulsionada Alemania, marcada por la hiperinflación, el desempleo masivo y la inestabilidad política.
El sacerdote Gerardo Vogt.
A los 28 años se ordenó sacerdote diocesano, y siete años más tarde se embarcaba hacia Argentina, con destino a la localidad de Atamisqui, en Santiago del Estero.
En 1975 estaba en Alemania, y cuando se entera de que necesitaban sacerdotes en el Chaco, más precisamente en la capital de la provincia. No le llevó mucho tiempo decidirse, y de nuevo volvió a armar las valijas para embarcarse hacia Argentina.
Instalado en Resistencia, se puso a disposición del obispo, quien le propuso hacerse cargo de la flamante comunidad de Villa Don Enrique, y de otros barrios del oeste de la ciudad, recién construidos. A partir de allí llevó adelante distintas obras comunitarias que hoy se mantienen en beneficio de los sectores más necesitados.
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