El gobernador reconoce el impacto del ajuste de la Nación, pero insiste en mostrarse colaborador. Quiere a Schiaretti candidato en 2025. No juzgó la candidatura de Lijo a la Corte.
El gobernador Martín Llaryora insiste: a Javier Milei, con el que dice tener una buena relación desde hace tiempo, hay que darle las herramientas para que gobierne.
Y aunque se muestra colaborador, da una cifra impactante: bajo el gobierno libertario, Córdoba ya perdió $ 250.000 millones por la vía de la caída de recaudación, además de casi 50 mil millones que fueron recortados a la Caja, el incentivo docente y los subsidios al transporte.
De todas maneras, en el acto del 25 de mayo en Córdoba, se mostró muy cerca del Presidente.
–¿Hubo buena onda?
–Ya venía de antes.
–¿Qué significó el acto para el gobierno de Córdoba, para usted? ¿Y qué viene hacia adelante en la relación con la Nación.
–No significó ningún cambio. Siempre he sido muy prudente con el manejo de las relaciones. Lo que pasa es que se volvió muy notorio porque muchos no esperaban esa cordialidad. Para Córdoba significó un salto institucional. Córdoba viene organizando eventos que el país, a veces, no puede organizar. Por ejemplo, el Boca-River con público visitante. Hubo mucho trabajo nuestro para que salga bien. Esto es lo mismo, aunque de distinta índole. Hablan del acto institucional, pero acuérdense de la cantidad de sectores que ese día también querían hacer sus actos, tanto a favor o en contra. El 25 de mayo se volvió particular por la división en la sociedad. Todos querían expresarse y había que garantizar que se pudieran hacer todos los actos. Imagínense si hubiéramos hecho un “Cabildo abierto” ¿Qué hubiéramos visto? A Córdoba en el mundo, porque por el nivel de enfrentamiento se armaba una bataola tremenda con violencia. Cuando nos jugamos a hacer esos eventos institucionales pienso en la seguridad de los vecinos, que puedan venir, disfrutar y volver a su casa. Felicito al ministro Quinteros, a la ministra Bullrich. Hubo mucho trabajo coordinado entre las fuerzas nacionales y provinciales. Eso fue lo distinto.
–Pero la foto en el Panal con el Presidente, con un gesto muy cordial, también fue distinta. No se habían visto cara a cara.
–¿Yo con el presidente? Sí.
–¿Así en esa actitud de amistad?
–Si lo conozco desde... Un gen que tenemos que preservar en Córdoba es la institucionalidad. Nuestra manera de gobernar tiene que ver con valores que queremos incorporar en el “partido cordobés” y que Juan Schiaretti lo está interpretando para, algún día, hacer el “partido nacional”. Son cosas de sentido común. Es normal, aunque no seamos del mismo partido, que si el Presidente quiere conmemorar un acto en la provincia le garanticemos las condiciones para que lo pueda hacer. Y también tiene que ser normal que si alguien quiere expresar otra idea, lo pueda hacer. Córdoba respira libertad. Las distintas voces, la diversidad religiosa, cultural, es lo que genera que las ciudades puedan crecer. La innovación en materia del conocimiento es la multiplicidad. Y los disturbios que se vieron fueron de aquellos que querían salirse de los protocolos, ir con violencia hacia terceros o hacia las personas.
–¿Qué efecto ha tenido para la Provincia esta buena relación? Está gobernando en un contexto muy complejo de ajuste. Por ejemplo, los envíos a la Caja han sido cero hasta ahora.
–Una cosa es la relación institucional, y otra las decisiones que toma el Presidente y las que tomamos nosotros. Si te cortan los envíos y te dan cero peso para la Caja ¿qué se espera que haga un gobernador? El otro día me visitó (Maximiliano) Pullaro. Y cuando hablaba él, parecía que hablaba yo. Tenemos los mismos problemas. Dijo que estamos haciendo un esfuerzo para acompañar esto, pero recibimos cero peso para la caja, cero del fondo para los docentes, cero de subsidios de transporte. Estamos en una difícil recesión y la obra pública está totalmente parada. Y Rogelio Frigerio diría lo mismo. Parte del superávit nacional es por el esfuerzo que están haciendo las provincias. No los gobernadores, sino los santafesinos, los cordobeses. Porque cuando no mandás los subsidios, a esos recursos hay que sacarlos de otro lugar. Se llama costo de oportunidad.
–¿Cuánta plata ha dejado de recibir Córdoba?
–Haciendo un cálculo para abajo, en estos seis meses, y entre lo que hemos perdido por la recesión por tributos y lo que estamos perdiendo en recursos, sin contar obra pública, no menos de 250.000 millones de pesos.
–¿Cómo se hace para tener una buena relación en ese contexto? El cordobés les pide que colaboren con Milei, pero a cambio a la Provincia no le da nada.
–Si yo fuera irresponsable no discutiría por los intereses provinciales. No miro las encuestas, miro mi responsabilidad histórica. Cuando empezamos en diciembre y vino, por ejemplo, la propuesta del aumento del 15% al valor agregado de las exportaciones, ya sabía que este modelo iba a causar recesión. Así que si además, al aumento del impuesto PAIS y a las retenciones injustas, que el año pasado nos sacaron 3.500 millones de dólares, nos ponían otras retenciones ¿cómo estaríamos hoy? Con fábricas cerradas y gente en la calle. Hoy, Milei también lo sabe: cuando aplicás una medida restrictiva, influís sobre algunos sectores. Javier lo ha dicho muchas veces: “Es en contra de lo que pienso”.
Javier Milei y Martín Llaryora en el Centro Cívico de Córdoba. (Gentileza)
–¿Qué cosa: bajar las retenciones?
–Él quería bajar las retenciones, sacar los impuestos. Y cuando llegó aumentó el impuesto Pais. Dijo que era en contra de lo que pensaba, pero lo tuvo que hacer. Perfecto. Yo me tengo que oponer a ese nivel de carga tributaria porque nos va a pegar a nosotros, que producimos y generamos trabajo y valor agregado. No somos intermediarios, no estamos en el puerto, donde les da lo mismo fabricar que exportar. Es una diferencia central entre Córdoba y el resto.
–De todo ese dinero que ha dejado de recibir la Provincia, ¿qué es lo que más le preocupa?
–Cada peso, porque son fungibles. ¿Saben lo que seríamos con esos 250.000 millones? Lo mismo Córdoba no para y se diferencia del resto.
–Lo dice como resignado, ¿eso no va a volver?
–Lo que ya perdiste en economía…
–¿Pero hacia adelante no hay perspectiva de que vaya a cambiar?
-Sí, sí. En el juicio de la Caja... A ver, los fondos perdidos por la recesión no vuelven. Y sobre los fondos legales que nos corresponden, la Justicia se expresará algún día y volverán.
–¿Van a ir a la Corte, por ejemplo, por el tema de lo que no pagó hasta ahora la Nación?
–No, porque ya estamos. Entonces si inicio algo nuevo, me corren de nuevo los plazos. Pero no descarto... Antes nos mandaban menos, pero ahora nos mandan cero. Cero para las 13 provincias (con cajas) no transferidas. Hoy todos estamos igual y eso no es sostenible. A veces, los jubilados provinciales no entienden algunas medidas que tomamos, pero imaginen si al “cero” le descontara casi 10.000 millones, y les digo que les pago lo que me da la Caja. Tuvimos que tomar medidas, como el diferimiento y bueno, están cobrando.
Llaryora, Lijo y la Corte Suprema
–El juez Ariel Lijo, muy cuestionado, es impulsado para la Corte. ¿Le preocupa una postulación de una persona así, siendo que Córdoba tiene intereses ahí?
–No. A mí me preocupan otras cosas. Siempre Capital (Federal) te hace centrar en lo que ellos quieren discutir. Son muy vivos. A mí me preocupa que la Corte se tendría que ampliar, por ejemplo, y tener una representatividad más federal. Porque vamos a perder una mirada del interior…
–¿Con la salida de Maqueda?
–A mí me gustaría que haya cordobeses, por supuesto. Porque no es lo mismo la visión de la gente de Capital que la del interior. Y el que no entienda eso, no está entendiendo la Argentina. No juzgo a los que eligió el Presidente, no hago un juzgamiento sobre las personas. Lo que digo es que necesitamos más jueces del interior y representatividad femenina. En eso coincidimos todos, pero no vamos al reclamo que tenemos que ir. Nos hacen hablar de si uno sí o si uno no. Si es más conocido...
–Pero lo que se está discutiendo es la calidad del juez.
–Pero no estamos en la discusión real. Te hacen discutir de una persona.
–No es menor el tema Lijo.
–Por supuesto que no es menor, nada es menor. Pero menos es que te saquen la representatividad del interior y te acorten esta discusión. Y no decir: “¿Por qué no metemos tres jueces más?” Nos vendría bien porque cuánto hace que tenemos paradas las causas de la jubilación. Estamos hablando de 10.000 millones mensuales.
–Lijo podría ser funcional a muchos intereses de la Capital.
–Quiero salir de la discusión que nos pone los intereses de la Capital. Quiero ampliar lo federal y poner representatividad femenina. Punto. Si no, vivimos viendo la tele y hablando de lo que quieren en la Capital. Miren lo que pasó con el GNC, casi no era tema. ¿Por qué? Porque lo cortaron en el interior.
Llaryora y Luis Juez
–Luis Juez, ¿es su el principal opositor?
–No, el principal opositor es la realidad económica y todo lo que causa. Esos son los desafíos a vencer. No voy a evaluar la oposición porque hay muchos dirigentes. Con Milei tenemos diálogo. Lo que se vio acá para muchos fue una sorpresa, pero recuerden que cuando fui intendente de Córdoba garanticé la libertad de expresión. Yo, un montón de veces, he tomado ideas y he cambiado posiciones. Porque si te crees que te la sabes toda, no sabes nada. La soberbia es la peor consejera. Decir que si tomo una decisión no se puede volver atrás me parece un grave error de gestión que muchos tienen porque no han tenido experiencia. Recuerden que años atrás, cuando Milei tenía resistencia en un montón de lados, en Córdoba hizo dos eventos y no tuvo ningún problema.
Luis Juez en el programa Voz y Voto. (Christian Luna / La Voz)
–¿Les ponen palos en la rueda?
–Que lo analice la gente. En el Tribunal de Cuentas lo que está pasando es obstrucción. La utilización de conceptos que provocan que no podamos ejecutar los recursos de los cordobeses para temas centrales. Tratan de perjudicar al Gobierno, pero no entienden que los perjudicados son los cordobeses.
–¿Por ejemplo?
–Hay un montón. Obras, servicios. Ahora hay que arreglar las escuelas.
–Hubo un reclamo de la UEPC.
-Que vayan al Tribunal de Cuentas y vean cómo estamos. Yo no tengo problema que la oposición tenga el control. Lo que no es bueno es que, en vez de controlar, quieran obstruir. Llevan todo al máximo y causan un prejuicio, por ejemplo, por la inflación. Igual, les pido que refuercen el control porque así me permiten no cometer errores.
–¿Hay algún diálogo? ¿Cómo se encauza esa situación?
–Con sentido común. A estos sectores que han querido perjudicar y sacar rédito político, en la próxima elección les irá muy mal. Cuando gobernaron la ciudad fueron una catástrofe. No lo digo yo, se los dijo De Loredo. No sé si es obstrucción o no saben, como cuando gobernaron Córdoba. Cuando fui intendente de la Capital, y miren que antes pasaron otros intendentes, seguíamos heredando empleados y problemas. Por el modismo de que el gestor era el Suoem, y eso se lo dio Juez.
Llaryora y una posible candidatura de Schiaretti
–¿Schiaretti podría ser candidato a diputado nacional en la próxima elección? ¿Le gustaría?
–Sí, claro. Ojalá hubiera sido presidente. Juan tiene una responsabilidad histórica de construir un espacio de centro. Está construyendo Hacemos.
–¿Y lo ve con ganas? ¿Lo hablaron?
–Él tiene ganas. Nosotros necesitamos estadistas de la talla de Schiaretti para que en el Gobierno nacional pueda trabajar. Con Juan conduciendo este espacio, estamos dando gobernabilidad. Porque el proyecto es nacional. Hay que construirlo y dentro de dos años, ojalá tengamos una mayor representatividad legislativa. Somos un espacio antikirchnerista, pero no somos anti-país. Somos dialoguistas. Y es difícil construir un espacio de centro porque te critican unos y otros.
–¿Dónde se ubica usted hoy en el mapa político?
–Fácil. Hay dos ideas: una, que todo es estatal y la otra, que todo es privado. ¿Cuál es nuestra postura? Tanto mercado como sea posible, y tanto Estado como sea necesario. Eso es Córdoba. Hemos construido un esquema racional. Tenemos gente del sector privado, hemos abierto la coalición y somos el “partido cordobés”. Y el día de mañana podríamos ser “argentino”. Ahora bien, reconocemos la realidad: el mercado no falla.
–Esa es una frase de Milei.
–Y yo lo comparto. Porque el mercado va a ir donde haya mercado. Por ejemplo, en el interior, ¿algún privado va a hacer una ruta para 10.000 habitantes de un pueblo? No. Ahí va a llegar la economía solidaria, el Estado. ¿Y tiene sentido que, cuando hay una actividad privada, el Estado se meta? No.
Maximiliano Pullaro
–¿De la relación con Pullaro puede salir un armado político para el año que viene?
–El armado político está en cabeza de Schiaretti, yo tengo que gestionar la provincia. Con Pullaro hay sentido común. Porque además, junto también a Frigerio, armamos una estructura superior en materia judicial. Es una mesa permanente que, con el tiempo, va a ser un elemento muy importante para pelear contra el crimen organizado.
–¿Esa lógica deja afuera a Axel Kicillof?
–El kirchnerismo es una expresión que tiene más que ver con el pasado que con el futuro. Y Cambiemos también. La nueva realidad que impone Milei es de futuro. Al menos, me gustaría que fuera así. Si ves las cosas por el espejo retrovisor, se ven más chicas. Y hay muchos que ven las cosas así y además siempre están echando culpas. E el camino hacia adelante, Juntos por el Cambio y el kirchnerismo se han agotado. Y lo nuevo está en formación.
–Por un lado Milei, ¿y por el otro, quién?
–No sé qué armarán los libertarios. Veo muchos tratando de sobreactuar una relación para quedar bien. Uno que fue del socialismo hasta acá. El espacio libertario genera una nueva manera de pensar, conceptos que se introducen en la sociedad. Conceptos espectaculares, como por ejemplo lo de tener un Estado bien administrado.
–El tema es quién se va a parar frente a Milei.
–No es algo que nos importe. Lo que nos importa es la gestión. Hoy, lo que me toca es ayudar a los intendentes y ayudar al Presidente a que haga una buena gestión. Y dentro de dos años, cuando vengan los nuevos proyectos, se dará una discusión política. Ojalá que la “ley bases” le dé los instrumentos, que el RIGI provoque inversiones, pero cuidando la industria nacional. Ojalá que funcione porque quiero que funcione.
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