El Gobierno está al límite con los votos y necesita dos senadores que responden a Massa.
El Gobierno no tuvo demasiado tiempo para festejar el grotesco escándalo de José Lopez y sus bolsos de dólares. La decisión de tirarse de cabeza a la sesión de mañana del Senado para votar los pliegos de Carlos Rosencrantz y Horacio Rosatti para la Corte Suprema, le metió a los negociadores del macrismo y sus socios del PJ una presión descomunal.
El jefe de bloque del peronismo, Miguel Angel Pichetto, temía esta noche quedar abrazado al macrismo en una derrota, ante la negativa del kirchnerismo y otros partidos menores a votar los pliegos.
Al límite, Pichetto convocó a Sergio Massa a una cumbre en el hotel Conte del Congreso, donde lo esperaban los gobernadores de Formosa, Gildo Insfrán y del Chaco, Domingo Peppo. El pedido fue concreto: Que aporte los votos de los senadores Alfredo Luenzo de Chubut y Miriam Boyadjian de Tierra del Fuego.
Pero ya se habían visto antes, cuando el rionegrino se cruzó al despacho de Massa en diputados, donde lo esperaban el gobernador de Chaco Domingo Peppo y el diputado del Frente para la Victoria, Juan Pedrini, quien abandonó la reunión de su bloque para asistir.
Con los dos votos massistas el Gobierno estaría casi seguro de conseguir la aprobación de los pliegos, pero la situación es inestable, al punto que Federico Pinedo tuvo que suspender la visita del ministro de Energía, Juan José Aranguren, porque no puede distraerse de las negociaciones minuto a minuto que les está demandando conseguir los 48 votos necesarios.
La situación es tan crítica que el propio presidente Macri se metió en las negociaciones y recibió en la Casa Rosada a la senadora neuquina Lucía Crexell, del MPN, para asegurarse su voto. Pinedo, Paula Bertol y hasta su asesor personal José Torello se sumaron a la tarea de seducción.
Mientras tanto, en el hotel Conte, Pichetto, Massa y los gobernadores avanzaban con una negociación cruzada de intereses que además de la Corte incluía el blanqueo, la reforma previsional y el financiamiento de las provincias. Fue la constante del día.
Graciela Camaño, jefa del bloque de Massa, recibió incluso un llamado del presidente del PJ, el sanjuanino José Luis Gioja, para consensuar los últimos cambios al blanqueo que se votaría mañana en diputados.
Massa no comprometió una respuesta y pidió volver a hablar mañana a las 13. Se espera que el cordobés Carlos Caserio, que regresará de un viaje por España, se sume a esa reunión por orden de José Manuel de la Sota.
Buena parte de la reunión luego giró a analizar el impacto en la interna peronista y en el futuro del kirchnerismo de la detención de López, tratando de enterrar millones de dólares en un convento.
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