Se juntaron antes de la pandemia. Impulsaron la agenda ambiental y empezaron un debate de leyes laborales. Quiénes son y cómo piensan.
Ni bien asumió su banca de diputado nacional del PRO, Federico Frigerio, primo del ex ministro del Interior, punteó a sus colegas con menos de 35 años de edad y los invitó a un asado en la sede del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), a pocas cuadras del Congreso.
No faltó casi nadie, los debates fueron y vinieron, pero se centraron en la falta de expectativa de su generación para desarrollarse en el país. También surgieron batallas de época, como la agenda ambiental o la ley del aborto, finalmente sancionada a fines de 2020.
Pero la comunicación se enfrió a medida que crecía la grieta entre sus líderes. El grupo de whatsapp quedó en el olvido y la pandemia fue la mejor excusa para que la comida no se repita, aunque también influyeron las internas o recelos en cada espacio político.
Sin embargo, la afinidad entre algunos de los jóvenes no se perdió, se activó para empujar algunas leyes y promover debates sensibles como la creación de un fondo de desempleo para sustituir las indemnizaciones, que cuenta con el apoyo de Facundo Moyano, diputado oficialista e hijo del líder camionero.
La macrista Camila Crescimbeni y Daniela Vilar, de La Cámpora, fueron algunas de las referentes de sus bloques que impusieron la agenda verde en los temarios de sesión, uno de los asuntos de mayor tensión mundial por el peligro de un colapso ambiental si no cesa el calentamiento global.
Pero no evitaron marcar sus diferencias en los discursos. Crescimbeni destacó medidas de Mauricio Macri sobre la temática, como la firma de Escazú, y apuntó a la "falsa dicotomía" entre ambiente y producción; y Vilar, mano derecha de Máximo Kirchner, puso énfasis en el enfoque de las políticas públicas ambientales, con citas al pedagogo brasilero Paulo Freire.
La distancia es mayor en cuestiones económicas y laborales, pero no imposible de acortar. Tal es así que el año pasado Moyano sorprendió durante el debate de la ley de teletrabajo para reclamar una flexibización de los despidos para no amenazar la continuidad de las empresas que afronten juicios laborales.
"Tenemos que animarnos a hablar del fondo de desempleo, de la mochila austríaca, que fueron propuestas de partidos de centro izquierda y centro derecha en España. ¿Por qué nos vamos a limitar, inclusive yo promoviendo de las fibras sindicales, de reconocer un problema que inevitablemente tiene que tener una solución?", se preguntó.
La mochila austríaca funciona en ese país desde 2003 y consiste en un fondo de desempleo creado con un porcentaje de los salarios que el empleado se lleva cuando concluye su vínculo laboral, sea cual sea el motivo. Elimina las costas judiciales, que para buena parte el empresariado señala como causa de la falta de emprendimientos.
Moyano lo trabaja en las sombras con Frigerio, quien quiere ponerle el nombre de "mochila argentina", con un aporte del 4% de los salarios y protegidos en el Banco Central para que no se licúen en el presupuesto de Anses, que mezcla aporte de trabajadores con recursos del presupuesto.
Asegura que el sistema funcionó en Austria porque permitió a los trabajadores mudarse de empresa sin perder los beneficios de la antigüedad. El proyecto lo impulsa en Argentina el empresario textil Teddy Karagozian, cuyo hijo Lucas anima las reuniones de la UIA joven junto a Frigerio, que tiene varias compañías en Tierra del Fuego.
Pero encuentra resistencia de los abogados laboristas como Héctor Recalde, ex diputado del ahora oficialismo, para quien avalar los despidos sin causa es anticonstitucional y por lo tanto la mochila termina en Tribunales.
Así lo expresó en una columna publicada en Página 12 y difícilmente piense diferente su hijo Mariano Recalde, senador del Frente de Todos y uno de los miembros fundacionales de La Cámpora.
Moyano fue el único oficialista en aceptar el debate, mientras que el resto de los sub 35 que se prendieron en las charlas le pusieron paños fríos, como Nicolás Rodríguez Saá, quien no cortó la relación con el grupo joven después de aquel asado en el MID.
También se mantiene en diálogo el diputado oficialista Federico Fagioli, referentes de la CTEP, de sólo 30 años y con experiencia en las cooperativas de trabajo. Suele recibir consejos de Frigerio, que se dedica al rubro en gran escala.
Otro oficialista que se entusiasmó con la gesta generacional fue el sanjuanino Francisco Guevara, cercano al gobernador Sergio Uñac, interesado en no perder el contacto con sus pares sub 35 de Cambiemos, pese a la distancia de muchos de sus compañeros de bloque. Hay quienes vieron en su dinamismo una intención de encontrar aliados futuros para promover a su jefe como referente nacional.
Los diputados cercanos a La Cámpora fueron más reacios a seguir en contacto, aunque hay algunos vínculos de vieja data como el de Vilar con el radical Alejandro Cacace, quienes en otros tiempos compartieron viajes a Estados Unidos de la Fundación Universitaria del Río de La Plata (Furp), sponsoreados por la embajada local.
Entre los cambiemistas ya hay un grupo de whatsapp millennials, integrado además por los radicales Josefina Mendoza, Cacace, Jimena Latorre, Ximena García; y los PRO Martín Maquieyra, Martín Medina e Ignacio Torres.
A todos les llegó una encuesta de Taquión, la consultora de Sergio Doval, que indica que el 82% de los menores de 26 años se quieren ir del país porque no vislumbran futuro. Y estiman que el 20% de esa franja etaria tiene inclinación por discursos liberales que rozan lo anti sistema.
En el kirchnerismo también tienen estos datos sobre la mesa y por eso en su última aparición pública, Cristina citó al rapero L-Gante y recordó el día en que recibió al popular Valentín Oliva, conocido como Wos, que antes de la pandemia, en el ocaso del macrismo, llenaba festivales para saltar con sus rimas, algunas de fuerte contenido político. Una de sus frases célebres es cuestiona la idea "meritocracia" que Mauricio Macri ponía como ejemplo de prosperidad.
Aquella visita al Senado fue tras un evento organizado por la senadora Anabel Fernández Sagasti y en estos días el video se convirtió en un capital de campaña para captar un electorado disperso, que puede definir la elección, y no llegó a gozar del crecimiento económico del kirchnerismo que hace una década le permitió apropiarse del voto joven.
Para los sub 35 de Cambiemos, no hay artista que alcance. "Para los centennials el kirchnerismo atrasa cuando quiere solucionar todo con estatizaciones. Y tampoco tiene garantías en nosotros. Por eso se quieren ir", sentencia una radical que aún se esperanza en la unidad de su generación. No parece nada fácil.
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