Un equipo de investigación de INTA Arrecifes junto con integrantes del Laboratorio de Calidad de Alimentos, Suelos y Agua de INTA Pergamino evaluaron alternativas de compostaje de baja escala de residuos orgánicos con el objetivo de poner en valor estos desechos y transformarlos en enmiendas orgánicas de calidad y uso seguro.
Desde mayo de 2023, y mediante un convenio de asistencia técnica, el INTA y Arrebeef Energía trabajan para revalorizar los residuos sólidos que son generados en el frigorífico y que se extraen del biodigestor.
Laura Magri –extensionista de INTA Arrecifes, Buenos Aires– explicó: "Los residuos orgánicos generados en el frigorífico Arrebeef son tratados en un biodigestor anaeróbico de 5.000 metros cúbicos. A través del proceso de digestión anaeróbica los residuos son transformados en biogás, que es convertido en energía eléctrica mediante un motor de cogeneración. Además de biogás, diariamente se generan 7 toneladas de residuos sólidos".
Los residuos orgánicos que se procesan en el biodigestor son efluentes de origen vacuno como sangre, estiércol, rumen, lavado de corrales, y una línea de residuos orgánicos concentrados constituida por decomiso y sebo, que previamente recibieron un tratamiento especial en digestores y una planta trituradora.
"La vinculación con el INTA surge a partir del interés de Arrebeef por valorizar el biodigerido sólido que se extrae del biodigestor", explicó Antonella Di Nardo, técnica de Arrebeef Energía, y agregó: "A partir de esta vinculación, surge un convenio de asistencia técnica para evaluar las características del biodigerido tal como sale del biodigestor, los posibles sistemas de tratamiento a realizar y la calidad del producto final".
Por ello, el INTA, a través de la Agencia de Extensión de Arrecifes y el Laboratorio de Calidad de Alimentos, Suelos y Agua de la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Pergamino, brindó asesoramiento y realizó un análisis integral del material para lograr la transformación de este subproducto.
Mariana Alegre y Ana Di Martino –integrantes del Laboratorio de Calidad de Alimentos– explicaron: "Inicialmente, en nuestro laboratorio, se realizó la caracterización fisicoquímica, microbiológica y de los elementos potencialmente tóxicos del biodigerido sólido".
Además, las especialistas indicaron que, si bien el material había sido sometido a un proceso de degradación anaeróbica, "el residuo sólido que se retiró del biodigestor no cumplía con los parámetros microbiológicos establecidos para su uso agronómico según la norma técnica para la aplicación de digerido Resolución 19/2019".
"Por lo tanto, se requirió de un proceso adicional para garantizar que se cumplan los parámetros de calidad relacionados con la ausencia de patógenos, la estabilidad, la madurez, y los valores límites para los elementos potencialmente tóxicos; de tal manera que pueda asegurarse la valorización y utilización apropiada de este tipo de producto", puntualizó Alegre.
"El compost debe estar estable, maduro e higienizado, cumpliendo con indicadores específicos y límites establecidos para elementos de calidad. Según estos valores, el compost se clasifica en clase A o clase B, diferenciándose en la restricción de la dosis de aplicación del segundo", indicó Magri.
Por ello, se evaluaron dos sistemas de compostaje de baja escala, diferenciados por el sistema de aireación: volteo mecánico y aireación forzada. En cuanto al material inicial "era adecuado para el compostaje, con humedad, relación carbono/nitrógeno, densidad y pH óptimos", puntualizó la especialista y agregó: "La relación carbono/nitrógeno, clave para la degradación microbiana, fue de 30, lo cual es adecuado sin necesidad de mezclar con otra materia prima".
En relación con la aireación, para acelerar el proceso y reducir los tiempos de tratamiento, se evaluaron dos sistemas activos. Por un lado, la aireación forzada, que utiliza un ventilador para inyectar aire a través de tuberías perforadas, y por el otro, la aireación mecánica que oxigena el material periódicamente con implementos como una pala mecánica o una volteadora.
En cuanto a los resultados, ambos sistemas de compostaje lograron disminuir el contenido de coliformes fecales, cumpliendo con la normativa 19/2019. Sin embargo, el sistema con aireación mecánica alcanzó la estabilidad y madurez requeridas en 177 días, mientras que el sistema con aireación forzada no cumplió con los valores exigidos en el mismo período. "Este logro asegura que el producto final del compostaje con aireación mecánica sea seguro para su aplicación como enmienda orgánica", afirmó Magri.
Para concluir, Magri puntualizó: "El sistema con aireación mecánica permite obtener una enmienda orgánica de calidad, transformando residuos en recursos que contribuyen a la sustentabilidad del suelo", y explicó que "el compost contiene cantidades significativas de materia orgánica estabilizada, útil para la recuperación de suelos agrícolas degradados. Además, puede ser exitosamente utilizado en horticultura, viveros y paisajismo. El producto final obtenido es un recurso valioso para diversas actividades productivas".
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