El etiquetado de alimentos indican claramente a los consumidores cuándo un producto es saludable
Por: Guillermina García.
El estudio Efectos de equilibrio de las políticas de etiquetado de alimentos, elaborado por científicos chilenos determinó que a partir del etiquetado frontal en Chile bajó el consumo de productos que se percibían como más saludables de lo que realmente eran. Las empresas modificaron sus productos para hacerlos más sanos y hubo variaciones de precios.
La ley de etiquetado frontal de alimentos, que obliga a los productores de alimentos a incluir advertencias visibles en casos en los que superen determinados límites de calorías, azúcares, grasas y otros elementos cuyo consumo en exceso afecta a la salud, está promoviendo un debate en todo el país respecto el impacto de esta regulación.
En ese sentido, los investigadores estudiaron una normativa chilena que obliga a colocar etiquetado frontal en los productos cuya concentración de azúcar o calorías supere determinados umbrales.
Impacto del etiquetado de alimentos
Los autores del estudio, Nano Barahona, Cristóbal Otero y Sebastián Otero se propusieron conocer cómo cambiaron los hábitos de consumo y cómo respondieron las empresas que elaboran alimentos a esos cambios.
Por esa razón centraron su investigación en las distintas variedades de cereales, por tratarse de una categoría bien definida con poca sustitución en otras categorías de alimentos.
Una variación sustancial en las etiquetas de alimentos pueden ser especialmente informativas debido a las percepciones erróneas de los consumidores sobre el contenido nutricional.
Los investigadores utilizaron tres puntos básicos:
- Encuestas realizadas a consumidores en un estadio previo a la entrada en vigencia del etiquetado frontal
- Datos directos de las cajas registradoras de los locales de Walmart, la cadena minorista con mayor cantidad de locales en el país trasandino
- Tablas de contenido nutricional de los productos
Encuestaron a 1,500 consumidores para obtener sus comentarios sobre el contenido nutricional de los productos. A través de lo cual, pudieron determinar que había entre los consumidores una percepción que subestimaba la cantidad real de calorías que aportaban los cereales y, en menor medida, de azúcar.
Los investigadores estudiaron una normativa chilena que obliga a colocar etiquetas de advertencia en los productos con alta concentración de azúcar. Foto: Freepik
Quiénes respondieron a la política de etiquetado
Para estudiar si las empresas respondieron a la política de etiquetado reformulando los productos, en el estudio se compara la distribución del contenido nutricional antes y después de la aplicación de la política.
Además, se analizó la distribución del contenido nutricional antes y después de la aplicación de la política. En 2016, 55 productos de cereales superaban el umbral de concentración calórica.
En 2018, 13 de esos productos redujeron su concentración de calorías por debajo del umbral. Y ocho de ellos se agruparon en el umbral de 350 kilocalorías por 100 gramos.
Este agrupamiento se traduce en una reducción neta de la concentración calórica y de azúcar de los productos de cereales ofrecidos en el mercado.
La media ponderada de la concentración calórica de los de 383.6 a 372.8 kcal por cada 100 gramos. Mientras que la media ponderada de azúcar de los productos pasó de 21.54 a 19.06 gramos de azúcar por 100 gramos de cereal. Las ponderaciones se asignan según los ingresos anteriores a la política.
Finalmente, el análisis muestra que las etiquetas alimentarias son más eficaces cuando los consumidores tienen creencias erróneas sobre la salubridad de los productos.
Es factible una reformulación que no cambie sustancialmente el sabor de los productos, y los umbrales reglamentarios se fijan de modo que proporcionen información útil a los consumidores y fomenten la reformulación de los productos.
El estudio concluye que el etiquetado alimentario pueden ser un medio eficaz de mejorar la calidad de la dieta y combatir la obesidad.
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