abrá 16 jefes comunales de ese signo en el conurbano con Macri como Presidente y Vidal en la Gobernación. Los que recién llegan al poder y los más jóvenes se agrupan. Los viejos caciques buscan caminos por su cuenta. Todos necesitan fondos para gestionar sus municipios.
Dentro del mapa político que viene a partir del 10 de diciembre, el FPV mantendrá su hegemonía en el GBA pese a las derrotas en Nación y Provincia. Tendrá bajo su control 16 de las 26 municipios. Pero tras el balotaje, sus intendentes (los reelectos y los que llegarán al poder) quedaron parados ante un desafío impensado cuando arrancaron las campañas: gestionar sus territorios con una gobernadora y un presidente de otro signo. Tanto los pocos barones del conurbano que quedaron en pie, como los dirigentes que tratan de mostrarse como la "renovación", debentender puentes urgentes con el macrismo en busca de fondos vitales para cumplir sus promesas ante los vecinos. En eso ya andan, luego de haber jugado hasta el domingo el partido del balotaje para Daniel Scioli.
Un grupo de jefes comunales cerró filas para "articular" en conjunto hacia arriba. Se autodefinen como "dialoguistas" y su nexo con María Eugenia Vidal por ahora es Cristian Ritondo, el futuro ministro de Seguridad provincial. "El viene del peronismo y a algunos de nosotros nos conoce desde hace años. Cruzamos llamados", cuenta uno de los integrantes de este frente que podría denominarse "Liga de los 8".
Aquí aparecen encolumnados vencedores de viejos caciques:Gustavo Menéndez (desbancó a Raúl Othacehé en Merlo), Juan Zabaleta (desplazó a Luis Acuña de Hurlingham) y Leonardo Nardini (derrotó a Jesús Cariglino en Malvinas Argentinas). También están Mariano Cascallares, quien le arrebató Almirante Brown a Darío Giustozzi, y Ariel Sujarchuk, el sucesor de Sandro Guzmán en Escobar. Y se suman tres referentes que continuarán en sus cargos: Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Juan Patricio Mussi (Berazategui). Un dato refleja el peso específico que representan: sus distritos reúnen 2,4 millones de votantes. Todos tienen menos de 50 años y plantean un fuerte perfil de gestión en sus municipios. Por esonecesitan que el grifo de recursos esté abierto para las obras públicas más allá de la cuestión partidaria.
Muestran expectativas por el canal ya habilitado hacia Vidal, aunque marcan: "Gestos tuvimos millones, pero formalmente nada. Ahora que pasó el balotaje esperamos sentarnos cara a cara a hablar de la agenda de cada Distrito". Y reconocen unaincertidumbre: quién será el interlocutor de Cambiemos con ellos desde Nación. Por lo pronto, a través de Twitter varios de ellos felicitaron a Macri por su triunfo.
Esta unión de intendentes para tratar de fortalecerse apunta a unsegundo frente: posicionar un nuevo liderazgo en la interna que comienza a encenderse dentro del PJ bonaerense tras la derrota. Así, no parece casual que, por el momento, entre ellos falte Verónica Magario, la heredera de Fernando Espinoza en La Matanza, el distrito con mayor peso electoral del país. Desde este sector relativizan el dato. "Nosotros vamos a tener línea directa, en breve nos reuniremos con Vidal", sostienen.
A la "Liga de los 8" sí podría incorporarse Gabriel Katopodis, reelecto en San Martín después de volver del massismo. Y de los viejos caudillos el único por ahora cercano a ellos, aunque con juego propio, es Alejandro Granados (Ezeiza), quien tiene contacto con el macrismo por el traspaso que debe hacer del área de Seguridad de la Provincia.
Julio Pereyra (Varela) y Alberto Descalzo (Ituzaingó), otros caciques que siguen, por estos días deben encontrar caminos por su cuenta tras ir con los tapones de punta contra Macri en la campaña. Lo mismo que Mario Ishii (José C. Paz). "Va a tener que trabajar con el pueblo, ellos nos van a necesitar también", fue su mensaje para el próximo Presidente.
Entre los peronistas duros en la transición surgen además Jorge Ferraresi (Avellaneda), un cristinista acostumbrado a que le bajen plata para sus planes, y Walter Festa, que coronó en Moreno de la mano de La Cámpora y esperaba disponer de una generosa chequera. Pero el escenario cambió y tendrá que "recalcular" su estrategia.
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