Todavía tengo presente en mi memoria la fría, penetrante y desafiante mirada del inconmovible presidente del Concejo Deliberante de nuestra ciudad, Dr. Mario Etchevarren, cuando en pleno desarrollo de una sesión que tuviera lugar promediando 2012 le pregunté a viva voz las razones por las cuales nuestros colegas de Cablevisión podían estar cubriendo las alternativas de la reunión desde el lugar que siempre tuvo asignado, mientras que el resto de los periodistas asistentes nos encontrábamos detrás de las vallas, despojados del sitio que ocupáramos desde la recuperación de la democracia, lugar al que nos había enviado la máxima autoridad del Cuerpo por un hecho menor, que le dio la posibilidad de sacar a relucir su espíritu censurador.
Luego del receso en la actividad de la vidriera por antonomasia de la política de una ciudad, nada se había modificado, aunque sólo un par de sesiones bastaron para que Cablevisión volviera a transgredir lo dispuesto oportunamente, aunque esta vez no había colegas en el lugar prohibido, pero sí había una cámara, que tomaba a los ediles de frente, como lo hacía antes de la censura del presidente del Concejo.
Esta vez la queja vino por parte de otro colega, quien hizo la misma pregunta que había hecho yo hacía algunos meses atrás, lo que motivó que el Dr. Mario Etchevarren pasara por una situación bochornosa, al reprimir en duros términos al periodista.
Es indudable que la presencia de nuestros colegas en un espacio no permitido no pudo tener lugar sin la venia del presidente del Concejo Deliberante, quien en definitiva es la máxima autoridad en ese ámbito, por lo que es responsable de todo lo que pasa o deja de pasar en ese lugar.
Cae por su propio peso que el fin perseguido por el oficialismo no es que los dolorenses puedan seguir las alternativas de la sesión con las cámaras enfocando de frente, sino lisa y llanamente agotar las instancias para que se profundicen las diferencias entre el periodismo, que ya demasiado fragmentado se encuentra por obra y gracia de esta gestión municipal, y que algunos parecen no entender cómo están planteadas las reglas de juego que impone la Coalición Cívica en el orden local, que le ha permitido reinar en la división.
En lo personal mantengo una relación afectuosa con todos y cada uno de los integrantes de quienes trabajan en Cablevisión, pero no deja de hacerme ruido el hecho de que se presten a este incesante manoseo, y mucho más aún que no guarden un espíritu solidario con los demás colegas, llevando adelante una lucha en común para volver a ocupar el espacio que tenemos desde 1983.
Así y todo, mi relación con los colegas del canal de cable se mantiene óptima como siempre, y pongo como eje de cada encuentro la imperiosa necesidad de luchar de manera conjunta por los intereses compartidos, que a fin de cuentas es una lucha por la libertad de prensa, que nos dará mayores y mejores herramientas para desarrollar de la mejor manera nuestro trabajo, lo que incidirá positivamente en la comunidad.
Es claro que hay una decisión tomada por parte del oficialismo de borrar a la prensa no funcional del Concejo Deliberante, estrategia que comenzó en los albores de la actual gestión municipal, y para darnos cuenta de ello basta con recordar cuántos eran los medios de comunicación que cubrían las sesiones en el 2007 y cuántos son los que lo hacen ahora.
Tampoco es antojadizo que nos sacaran del lugar que ocupábamos, con una excusa burda, pero que les vino como anillo al dedo, ya que quienes tenemos años en el oficio sabemos de gestos y miradas, que muchas veces dicen mucho más que las palabras,
y ponernos detrás de las vallas fue un plan perfecto para limitar nuestras posibilidades, y queda en evidencia en cada resumen que se hace de las sesiones del Concejo.
La oposición política, quien tiene la imperiosa necesidad de mostrarse como alternativa a esta nefasta gestión municipal, parece anestesiada y termina siendo funcional a los intereses del oficialismo, sin que haya una presentación de peso para que el presidente del Cuerpo revea las decisiones antidemocráticas que toma a diario desde su función, y posiblemente esa quietud se sentirá después en las urnas, donde no se vislumbra que exista una firme decisión para lograr de equilibrar las fuerzas en el Concejo Deliberante, que sin dudas daría una bocanada de aire fresco al totalitarismo reinante, y que tanto ha perjudicado a los dolorenses.
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